Capítulo #4

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Allecra

Estoy entrenando con Bella como siempre lo hacemos todas las mañanas desde que estoy viviendo con ellos, estamos ahora enfrascadas en una lucha cuerpo a cuerpo, mi amiga está vez se ofreció a que lo hagamos para poder mantener ocupada mi mente, después de las cosas que me dijo Isabella y como fueron en picada las cosas con Gabriel, mi estado de ánimo está por los suelos.

Le estoy haciendo un arm bar en su brazo derecho a Bella esperando a que se rinda pero no lo hace ella es tan obstinada, me distraigo solo por un momento y se logra liberar de mi agarre, ahora me tiene ella a mí en una llave, aguanto lo más que puedo, hasta que ejerce más presión y me exige que me rinda, lo hago antes de que me dejé sin brazo.

¡Diablos Bella, es un entrenamiento no es para que dejes sin brazo!—me levanto del suelo adolorida y muy cansada, hoy fue muy dura la práctica.

—Lo siento amiga pero necesitas mejorar más, en una situación de vida o muerte ya sabes que no dudarán en acabar contigo y si es hombre, él no será considerado para nada, así que debes mejorar ponle más ganas y  hazlo más rápido—se pasa la toalla por su rostro quitándose el sudor, yo hago lo mismo con mi toalla, estoy por irme a tomar una ducha cuando aparece Gabriel en la entrada del gimnasio, es la última persona que quiero ver ahora, lo ignoro y sigo mi camino de largo.

A él parece no importarle porque me sigue como sino hubiera dejado claro que no estoy interesada en hablar con él en este momento, estoy muy cerca de entrar a el baño y cerrar la puerta en su cara, cuando la detiene con su mano empujando, eso hace que tenga  que retroceder para que así él pueda meterse y cerrar la puerta detrás de él, bien no debo de temerle a él ni a nadie, ahora soy la hija mayor de Stefano Cavour, alguien que era muy despiadado y respetado, me paro lo más recta posible sin retroceder.

—¿Por qué me estás evitando? ¿Acaso no estámos juntos en esto?—su voz está cargada con enojo, se acerca a mí queriendo tocar mi rostro, pero no lo permito lo giro lejos de su alcance.

—Fui muy clara contigo Gabriel y la verdad no me gusta nada está actitud que estás teniendo conmigo, yo no te pertenezco ni a ti ni a nadie, necesito que entiendas eso y lo respetes—Trato de poner algo de distancia, me incómoda tenerlo muy cerca.

¡Porque siempre tienes que complicar las cosas!, Ya me imagino el infierno que Dante tuvo que haber vivido teniéndote como esposa, eres a veces exasperante Allecra—Sus palabras me hacen enojar, no lo puedo evitar y lo abofeteo, por haber mencionado al idiota de mi esposo y por decirme esas cosas feas.

¡Eso fue pasarte de la raya!, quizás debas juntar toda tu mierda y cuando sientas que puedas volver a ser él mismo de antes, vienes y me buscas para conversar sobre lo que quieras Gabriel—camino esquivándolo para poder salir, pero él solo me agarra del brazo y me pega a su pecho de manera brusca.

—¡No creo poder hacerlo nunca Allecra!, tienes el don de volver loco a los hombres que te prueban, Rafaelo cedió a sus bajos instintos y murió como se lo merecía por lo que te hizo, recuerda bien que yo fui el único que te ayudo con eso, Dante te probó y no le fue muy bien que digamos al final lo abandonaste, yo era normal hasta que viniste a mi, me hiciste probarte y mírame ahora ni yo me reconozco en lo que me he convertido, solo sé que tu cuerpo es una adicción—está loco si cree que voy aceptar esa pobre excusa, ¿Me culpa por qué no puede controlarse?

¡Y después dicen que nosotras somos las dramáticas!

—Gabriel me decepcionas la verdad esperaba más de ti, no una excusa de hombre que no puede controlarse a sí mismo y de paso me culpa a mi del error que comete—manoteo su mano para que me suelte y salgo del baño, apesar de que escucho sus gritos llamándome, me dirijo a mi habitación para ducharme con tranquilidad, desde hoy eso haré después de cada entrenamiento, será lo mejor.

Me Traicionaste Pero Te Haré PagarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora