Capítulo 22

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Había decidido crear su propia regadera, no podía ser tan difícil ¿Verdad?. Tomo la cubeta de metal y con un clavo caliente empezó a hacer pequeños agujeros en su base, vertió un poco de agua para verificar que el flujo no fuera demasiado fuerte, así si llenaba la cubeta tardaría algunos minutos en vaciarse.
Ahora tenía que solucionar dónde y cómo ponerla, pensó en poner un palo que sostuviera la cubeta entre dos repisas, pero eso limitaría su espacio para bañarse, busco entre la cocina hasta encontrar un lazo lo suficientemente largo para pasarlo por una viga.

Cuando el agua se calentó lo suficiente era el momento de poner a prueba su pequeña creación. Amarró el asa de la cubeta picada de un lado, la lleno con agua caliente, sostuvo el otro extremo de la cuerda y lo jalo para dejar suspendida en el techo su "regadera", la cuál empezaba a chorrear sobre la tina que usaba para bañarse, feliz por su triunfo, termino amarrando la cuerda en la pata de la mesa, se quitó la ropa, y entro a su improvisada ducha.

Aquello fue increíble, sentir el agua caliente caer sobre su piel, de manera monótona sin tener que hacer el esfuerzo de agacharse cada vez que quisiera un poco de agua, simplemente estar ahí, de pie, con los ojos cerrados, disfrutando del momento.

Después de un rato abrió los ojos cuando se dió cuenta que la cubeta se había vaciado, así que la descolgó para volver a llenarla, repitió el proceso dos veces más para terminar con su baño.

Dejo el jabón sobre la mesa, aquel que Chat le había conseguido cuando recién había llegado al pasado. Era sorprendente enterarse de que el jabón no era tan común en ese tiempo, pero sobretodo caro, aún así tras mencionarle al chico la importancia del jabón en su vida, este no dudo en conseguirle algunos Sonrió al recordar aquel momento, el héroe llegando con una canasta de jabones en plena lluvia,  cubierto de burbujas, por algunos jabones desechos, por suerte pudieron salvar la mayoría. ¿Qué estaría haciendo Chat en ese momento? Se preguntó.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando la cuerda se resbaló de su mano antes de que pudiera amarrarla, causando un gran estruendo al caer. Marinette grito por reflejo cuando el agua la empapó de una sola vez.

Enojada por su descuido levanto su "regadera" jalando el lazo para quitarlo de la viga, tendría que mejorar aquel mecanismo.

-¿Estás bien, Mari?- aquella voz la congeló.

Miro asustada hacía la puerta, en esta se encontraba un Chat Noir con los ojos bien abiertos mirándola fijamente. El rojo se apoderó de todo su cuerpo, estaba desnuda, desnuda y mojada frente a Chat Noir, para colmo él tonto no apartaba la mirada.

-¡Idiota deja de mirar!- Lanzó la cubeta entre sus manos para golpear al joven, éste solo alcanzó a detener el objeto pero no dejo de mirarla.

-¡Vete!- Avergonzada, busco su toalla para taparse, encontrando en el camino más objetos para lanzar al chico en la puerta.

-¡Sal de aquí, tonto!- gritó para hacerlo reaccionar.

-Lo...yo...lo siento- El héroe salió de la cocina cerrando la puerta tras de si.

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Tiempo después, volvió a tocar la puerta.

-¡Vete!- gritó la jóven desde adentro.

-Marinette, por favor déjame pasar- suplico con la cabeza en la puerta.

-No, no quiero- su voz era casi un susurro.

-Oh vamos, creí que estabas en peligro- recalcó el hecho de qué él solo quería ayudar.

-¡Pero no tenías que quedarte mirando!- reprochó acercándose a la puerta, se había puesto la ropa lo más rápido posible.

Perdida en el pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora