Capítulo 23

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Llegó sola a la taberna, Chat Noir la había acompañado hasta la salida del bosque, dónde se retiró sin pretextos, ella no pregunto, solo se despidió como siempre, sin la certeza de saber cuando lo volvería a ver.

El lugar aún estaba tranquilo, como siempre que ella lo dejaba por las tardes, saludo a Juleka antes de entrar a la cocina, ahí la esperaban Alix y Mylen para darle instrucciones antes de retirarse.

-No es común que pidan comida tan tarde, pero por si acaso tendrás que encargarte de eso tú sola, así como de tomar y llevar las órdenes, también ayuda a Juleka, pues la barra del bar siempre está a reventar- mencionó Mylen terminando de acomodar en una canasta lo que sería su cena.

-Bueno, es hora de irnos, buena suerte Mari- Salió por la puerta trasera donde su esposo la esperaba.

-La necesitarás- susurro la peliroja, mientras se despedía con un gesto de mano, siguiendo a la pareja.

-Hasta mañana-

Volvió a las barra donde estaba su compañera, observó el lugar, cuatro clientes, tres jugando cartas, uno más terminando su comida, todo estaba tranquilo, quizás Chat había exagerado.

-Por cierto, ¿Tomas ambos turnos?- preguntó sorprendida, después de captar que Juleka siempre estaba ahí.

-Si, no es como que tenga algo más importante que hacer durante el día- respondió desinteresada.

Marinette la miro intrigada, la verdad es que en todo este tiempo la chica no había hablado sobre su vida fuera del trabajo, sabía que se hospedaba en la misma casona que Alya y Nino, que llevaba 6 años trabajando en el bar, pero además de su extraña amistad con Chat, nunca escuchó que la chica tuviera familia, un trabajo o pasatiempo fuera de la taberna, era como si siempre estuviera ahí, detrás de la barra, esperando la siguiente orden.

Decidió cambiar el tema para no incomodar a su compañera.

-Entonces, ¿Estaremos todo la noche aquí esperando que algún alma en pena venga por comida o bebida?-

-No creas que es como en el día, a esas horas solo vienen a comer aquellos que no tienen mucho que hacer, el verdadero reto es cuando todos los que salen del trabajo, quieren relajarse y pasar el rato, además Rena Rouge es la única taberna que cuenta con música por la noche- aclaró Juleka con una tímida sonrisa.

¿Música? Esa palabra le llamo la atención, si bien desde que había llegado al pasado escucho uno que otro intento de canción entre las antiguas calles parisinas, éstas no encajaban en lo que ella conocía como música, su lista de reproducción en el celular era de las cosas que ella más atesoraba y extrañaba, siempre en sus momentos de inspiración, trabajo, relajación o simple soledad le acompañaba, incluso de vez en cuando, siempre que estaba sola en la cabaña repetía o tarareaba las letras que recordaba, porque la música era algo esencial en su vida, algo que la acercaba a su vida en el futuro.

-¿Qué clase de música?- preguntó entusiasmada.

-Canciones populares, simple lírica, música de fondo, y de vez en cuando serenatas-

-Pero ¿quienes cantan? ¿Tienen una banda?-

-Principalmente se trata de un cuarteto, pero en ocasiones se transforma en un dúo, todo depende de la clientela- encogió los hombros para quitarle importancia- No te preocupes ya los conocerás, no tardan en llegar- agregó para controlar la emoción de su compañera.

**********

Conforme el tiempo paso, el lugar empezó a llenarse de gente, tanto así que Marinette a penas si podía darse abasto al momento de tomar y llevar las órdenes, cuando terminaba de atender una mesa otra se llenaba o repetía, haciéndola caminar de un lado al otro, daba gracias que solo pedían bebidas o poca botana, porque sin duda no podría preparar tanta comida en tan poco tiempo.

Una vez que la clientela al fin se estabilizó, se acercó a la barra para pedirle a Juleka un vaso de agua, pero está había desaparecido, preocupada fue a buscarla en la cocina pero no la encontró, estando ahí se sirvió un vaso de agua, necesitaba hidratarse si quería seguir, estaba por salir cuando la puerta trasera se abrió dando paso a la pareja de morenos.

-¡Alya!¡Nino!- los saludó

-¡Hey chica! ¿Cómo vas?-

-Demasiado movida, hay tanta gente ahí fuera que bien necesitaré cuatro manos extras- bromeó volviendo a tomar agua.

-Ay chica, te advertí que no sería fácil, pero no te preocupes, nosotros podemos ayudarte un rato-

-Gracias, son los mejores- los abrazo- por cierto, no encuentro a Juleka, estaba en la barra pero de un momento a otro la perdí de vista- mencionó preocupada.

-Debe haber salido a ayudar a los chicos, cargar los instrumentos es pesado para Rose- pensó Alya en voz alta.

-¿Rose?- pregunto la peliazul confundida.

-Si, es su amiga y nuestra cantante favorita, ella suele prestar su violín para que Juleka toque con la banda- aclaró Nino. -No importa que Luka insista en ayudarla, Rose suele ser algo determinada- agregó, haciendo sonreír a su prometida.

Dejando de lado a las dos nuevas personas que la pareja había mencionado, Mari solo pudo preguntar sorprendida.

-¿Juleka toca el violín con la banda?- Eso sí que no lo hubiera imaginado.

-A veces, solo cuando Rose o Luka logran convencerla-

-Quizás puedas escucharla hoy-

-Eso espero-

-Vamos, lo más probable es que estén por tocar-

Salieron justo a tiempo, la música empezó a llenar el lugar, los clientes guardaban silencio para darle paso a la dulce voz de la joven rubia, Rose, que como su nombre indicaba, parecía una bella flor vestida de rosa, parada sobre el improvisado escenario.

"Parece ser un día normal,
La misma gente y el mismo lugar,
Quien diría que no lo sería,
Quien lo podría esperar,

No todos lo notan,
Pero el destino siempre tiene un plan,
Así que sus vidas están por cambiar,

Escuchemos de primera fuente,
Lo que sucederá."

Marinette estaba encantada, Rose en verdad se robaba el Show, su voz le hacía justicia a su belleza y ni que decir de la tímida Juleka que tocaba el violín con gran destreza a un lado, quien sin mirar a la audiencia parecía estar en su propio mundo. Observó que detrás de las chicas se encontraba Iván, el marido de Mylen tocando una especie de tambores, pero la música, el ambiente y la situación no fue nada a comparación de cuando el cuarto integrante, empezó a cantar.

"He caminado sin rumbo aparente,
Toda una eternidad,
Cómo simple mortal ha sido suficiente,
Por lo que esto debe cambiar.

Un día de pronto te veo pasar,
La multitud desaparece,
Y solo en ti me puedo enfocar.

Perdido en tus ojos celestes,
No me puedo concentrar,
He tropezado ya 10 veces,
Pero tú rostro no puedo olvidar."

Rose volvió a cantar la siguiente estrofa, aún así Marinette solo prestaba atención a este último integrante, el chico de la guitarra, aquel que no dejaba de mirarla.

Perdida en el pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora