Capítulo 9

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- Mucho gusto en conocerla señorita, mi prometida se la ha pasado hablando toda la noche sobre ti - dijo Nino mientras le observaba detenidamente. - Para ser sincero esperaba que tuviera alguna parte de metal o algo por el estilo! Tengo un amigo que no para de hablar sobre que las máquinas cambiarán a los humanos en el futuro, sin duda le encantaría poder charlar contigo en algún momento-

- ¡Nino!- reprendió Alya de inmediato - Ya lo hablamos y nadie más puede saber que ella viene del futuro, así que nada de andar contándolo, ¿entendido? -

- Si cariño - contesto el moreno como si de un niño se tratara, para después sonreír a la castaña y redirigir su mirada a una Marinett fuera de lugar.

- No te preocupes se guardar un secreto - guiñó un ojo para sellar su pacto.

- Esperemos que no tenga que ser por mucho tiempo, pero igualmente es un gusto conocerle y espero que podamos llevarnos bien - respondió finalmente la peli-azul.

- ¡Excelente! Ahora que ya se conocen es momento de empezar a trabajar, Mari ve con Juleka para que te diga lo que hay que hacer, yo en un momento las alcanzo.

Marinett salió de la oficina, e inmediatamente visualizo a Juleka limpiando las mesas, se acercó para ver en qué podía ayudar.

- Buenos días, Alya me mandó contigo para trabajar -

- La taberna abre más tarde, así que por el momento podrías ayudar en la cocina, está detrás de esa puerta - dijo la joven señalando una puerta trasera sin dejar su tarea.

Marinette hizo caso y se dirigió hacía allá, tras pasar la pequeña puerta de madera se encontró con lo que parecía una cocina, y lo sabía porque era similar a la que había en la cabaña donde se hospedaba, recorrió el lugar con la vista, encontrando  algunas repisas en la pared, con distintos platos y especies, una mesa grande en el centro, dos o tres sillas, un horno en la esquina y un comal al lado, para terminar notando otra puerta al fondo, la cuál se abrio dejando pasar a una mujer con un sin fin de cosas en mano, las cuáles le bloqueaban la vista, sin embargo, pareciera que tenía experiencia caminando sin poder ver.

Mari se apresuró para ayudarla, le quitó algunas cosas de encima y las colocó sobre la mesa para darse cuenta de que eran ingredientes.

-Muchas gracias por la ayuda- dijo la mujer acomodando las cosas.

-No es nada, estoy aquí para ayudar-

-Tu debes ser la chica nueva, ¿No?, Alya me menciono algo ayer- dejo su trabajo para por fin verla bien.

-Mi nombre es Marinette, y a partir de hoy trabajaré aquí- se presentó.

-Bueno Marinette, bienvenida a la taberna de Rena Rouge, yo soy la cocinera, Mylene - Contestó la mujer con una gran sonrisa.
-Como puedes ver vengo del mercado y tenemos mucho que hacer hoy, así que ¿Podrías ayudarme a acomodar todo esto en los estantes?-

-¡Claro!- la peli-azul empezó a mover las cosas en donde Mylene le iba señalando, mientras hacía lo mismo.

La puerta volvió a abrirse dando paso a un hombre alto y corpulento que traía algunos costales de lo que parecía ser harina.
Se acercó a una esquina y bajo los costales con cuidado, al girar el hombre se sorprendió de verla, pero en cuanto encontro a la otra mujer se acercó para recibir un beso de parte de Mylene.

- Gracias cariño, mira ella es Marinette, al parecer hoy empieza a trabajar aquí- le presentó.

- Marinette, el es Iván, mi esposo, no trabaja aquí pero me ayuda a pasar las cosas que yo no puedo cargar- le explicó con una sonrisa.

El hombre a pesar de tener una apariencia intimidante por su tamaño, se veía demasiado amable, y saludo a Marinette algo apenado.

-Mucho gusto, espero que le agrade el lugar, con su permiso- dijo para pasar a retirarse de nuevo.

-No te preocupes, mi esposo es algo penoso, le asusta conocer a gente nueva, ya después lo conocerás mejor- la mujer le resto importancia. -volvamos a lo que estábamos.-

Siguieron acomodando las cosas, limpiaron los utensilios y empezaron a cocinar, Mylene era una mujer amable y muy sociable pues durante el tiempo en el que estuvieron trabajando juntas platicaron sobre sus vidas, Mylene era una mujer recién casada, por lo que no tenía hijos, su esposo trabajaba en el mercado vendiendo algunos muebles y artesanias que fabricaban ambos,  ella trabajaba como cocinera mucho antes de conocer a Iván, pero ahora lo hacía por gusto, además vivían en la casona que administraba Alya.

Cuando Marinette tenía que contestar alguna pregunta relacionada a su vida tenía presente el consejo de la morena, por lo que a pesar de omitir algunos detalles pudo contarle a Mylene algunos cosas.
Le menciono que había llegado ahí tras perder su antiguo trabajo, que no tenía familia alguna con vida, y que Alya le había ayudado a encontrar un lugar donde quedarse por una temporada, mientras arreglaba algunos asuntos para volver a su lugar de orígen. Por su parte, Mylene no la presionó para que le contara todo a detalle y eso Marinette lo aprecio.

Tras llegar el medio día, Alya se presentó ante ellas para informarles que era hora de abrir la taberna.

Durante la tarde la peli-azul se encargo de tomar ordenes y recoger las mesas, pesé a todo el trabajo no consiguió muchas propinas, pero Juleka le alentó recordándole que solo sería por poco tiempo, pues si todo salía bien podría regresar pronto a su hogar.

Pasando la tarde, Alya le dijo que su turno había terminado pues debía volver a la cabaña antes de que oscureciera, Mylene le preparo una pequeña canasta con algunos bocadillos para que comiera al llegar, Mari trato de pagarle por ello, pero la mujer no lo acepto, sabía que la peli-azul lo necesitaba más que ella, agradecida se despidió de todos, quienes se quedaban para el turno de la noche, tomo el camino que llevaba al bosque para poder llegar en cuanto antes a descansar y poder pensar en la manera en la que podria volver a su tiempo.




Perdida en el pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora