Papá y yo estábamos uno frente al otro sin decir ni una palabra. Esperaba una reacción de su parte, aunque fuera un "hablemos sobre el tema", pero nada salía de su boca.
—Papá... —no me permitió continuar.
—¿Te interesa realmente? —me preguntó cuando ya estaba decidida a hablar.
—Sí, papá —bajé la vista.
—¿Cómo te trata?
—Es muy detallista y respetuoso. Se preocupa mucho por mí —le dije sonriendo y recuperando el aire en mis pulmones.
—Qué bueno, hija. Deseo conocerlo.
—El problema, papá, es que él no va a la misma escuela que yo; él vive en otra ciudad —le expliqué con detalles.
—Imagino que ya han planeado verse, ya que todos los jóvenes piensan muy adelantado.
—La verdad, no hemos hablado sobre eso. En esta semana aprendí a acercarme a él y hoy pude notar que aprendí a necesitarlo —le dije dándole una corta mirada.
—Alejandra, tus ojos brillan como nunca. Veo que ese chico te hace bien. Luchen por estar juntos, siempre y cuando te respete. Nunca olvides eso, mi princesita —dijo papá envolviéndome en sus cálidos brazos.
—Lo haré, papá, te lo prometo. Lucharé por esto que siento —solté de mis labios y miré al cielo a través de la ventana.
Minutos después, fui a mi habitación a hacerle la visita a mis pensamientos, aunque no tuve demasiado tiempo, ya que mi teléfono vibró por un mensaje.
Chico Misterioso:
—¿Qué hace la novia más linda del mundo?Tenía el poder de hacer que le sonriera a un teléfono.
Chico Misterioso:
—Hey, no me dejes en visto.Me había olvidado de responderle, perdida en mis pensamientos.
Yo:
—Perdón, estaba en nuestra conversación, pero estaba pensando.Chico Misterioso:
—Espero que en mí.Yo:
—Exactamente.Justo entonces entró su llamada, a la que contesté y comenzamos a hablar. En medio de la llamada, aproveché para contarle sobre mis padres y, por primera vez desde que lo conocí, vi esa expresión de pena en su rostro. Lo noté asustado cuando mencioné que mi padre quería conocerlo.
—No te asustes —dije para calmarlo.
—Está bien, tranquila —me dijo con una sonrisa un poco forzada.
Luego de unos minutos compartiendo historias y experiencias, tuvimos que colgar la llamada porque lo estaban llamando desde lejos. Nos dedicamos unos cuantos besos y lindas palabras antes de despedirnos.
Me quedé en mi habitación echando un vistazo a mi clóset y organizando todo para el inicio de clases de mañana. Entre mis pensamientos, recordé que Liam nunca me había hablado de su vida familiar. La curiosidad me mataba; ¿quién era esa persona que se escuchó en la llamada? Parecía la voz de un adulto.
Intenté escribirle a Liam para preguntarle, pero no recibí señales de él en toda la noche. Fui a cenar con mis padres, vimos una telenovela juntos y luego me fui a acostar temprano para descansar, aunque antes aproveché para desearle buenas noches a mi chico.
Yo:
—Buenas noches, te quiero.Sin esperar una respuesta, apagué el teléfono y me dormí.
La alarma sonó y me despertó justo a tiempo. Aunque odio levantarme tan temprano, es parte de mi rutina diaria. Me levanté de la cama de un tirón y comencé a organizarme. Me duché, vestí y perfumé. Bajé con mamá y papá para desayunar.
—¡Hola, amores de mi vida! —los saludé con alegría.
—Hola, cariño, puedo notar que te despiertas con ánimo —sonrió papá, satisfecho.
—Buenos días, mi amor —me abrazó mamá.
—Tienen razón, me siento súper emocionada —los abracé a ambos quedando en el medio.
Solo tenía curiosidad por saber sobre Liam, aunque no quería preocuparlos.
—Ale, tu desayuno está listo en la mesa. No demores, que se te hace tarde —mencionó mamá.
—Sí, mamá, tranquila.
—Tu mamá y yo ya nos vamos a nuestros trabajos. Suerte hoy en tu primer día —dijo papá, tomando su carpeta. Mamá hizo lo mismo, recogió su bolso, y ambos me regalaron una sonrisa antes de salir.
—Ustedes también, los amo —les deseé en voz alta.
Mi papá es un respetado arquitecto, y mi madre, una gran diseñadora de interiores. Trabaja en una de las mejores agencias de la ciudad.
Después de desayunar, agarré mi mochila y me marché, aún a tiempo. Pasé por casa de Ari, ya que vive cerca, y luego fuimos por Leo. Aproveché para enviarle un mensaje a Liam. Me sorprendió no recibir alguno de su parte. Le envié un "Hola, suerte en tu día" y guardé el celular al llegar a la escuela.
Miles de pensamientos invadían mi mente.
—¡Vamos, Ale! —la voz de Arianna resonó en la calle.
—¡Sí, ya voy! —respondí.
En el camino a la escuela, recordé uno de los tantos momentos memorables de nuestra amistad. Fue esa vez en educación física cuando a Leo se le rompió el pantalón corto sin darse cuenta, y todas las chicas lo miraban raro. Ari soltó uno de sus típicos "¡Oh, por Dios!", y Leo se molestó muchísimo. Más tarde fuimos a tomar un helado y Leo, en venganza, derramó el helado encima de Ari, lo que provocó una persecución entre ellos. Terminé exhausta, pero feliz. Una anciana que nos miraba solo nos dijo:
—¡Eso, jóvenes! Disfruten de su amistad y su juventud. Una verdadera amistad dura para siempre.
Reímos, nos abrazamos y nos tomamos una foto que aún conservo en mi galería.
Entramos al salón y, en medio de los saludos, el profesor Sousman hizo su entrada.
Matemáticas, mi asignatura favorita... pensé con sarcasmo. Saqué todo lo necesario y comenzamos la clase. ¡Ya quiero que sea la hora del recreo!
NOTA:
¡Hola a todos! Espero que estén bien. Estoy emocionada de compartir este capítulo con ustedes. Tengo nuevas ideas y giros para la historia que espero que disfruten. ¡Gracias por todo el apoyo y las buenas vibras! ¡Los quiero muchísimo! <3
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Mi Mejor Accidente [Providencia I]
Romance¡ESTAMOS EN PAPEL EN AMAZON! ¿Por qué siempre debemos soñar con cuentos de hadas? ¿Por qué insistimos en pensar que todo sería perfecto? ¿Por qué nos limitamos a imaginar solo momentos de alegría y no de tristeza? Vivimos en un mundo donde la perfe...