Niall Horan
- Despierta. — sentía como me sacudían el hombro — ¡Joder, que despiertes mendigo rubio!- ¿Mendigo rubio? Pero si mi nombre es Niall... - murmuré antes de abrir los ojos. Pude escuchar pequeñas risas y pude conectarlas con las de mis amigos.
Esperé a que mis pupilas se ajusten a la luz del día que entraba por las ventanillas del bus, y pude ver lo reconocido que se me hacían los alrededores. Hay algo al volver al sitio donde creciste, donde tus mejores recuerdos de la infancia están bautizados, que siempre te trae ese sentimiento de alegría y nostalgia a la vez.
Pensar que aquí diste tus primeros pasos, hiciste amigos desde el jardín de niños, aprendiste un deporte, comenzaron esos sueños los cuales sigues luchando por hacer realidad, tuviste tu primer amor, donde cada navidad te reunías con tu familia. Las fiestas a las que ibas en la secundaria y tenías que entrar a escondidas a la casa por lo ebrio que andabas, solo pensando en el tremendo problema que tendrías con tu padres. Esos recuerdos que componen tu vida.
- Estamos llegando, ¿cierto? — esa voz que me levanta el ánimo, me preguntó.
- Sí. — volteé a mirarla y pude ver que estaba un poco nerviosa. Apreté su mano. — No estés nerviosa, todo va a salir bien.
- ¿Y si no le caigo bien a tus padres? — frunció el ceño.
- No seas tonta. Eres perfecta. — le susurré lo último al oído. Ver sus mejillas sonrojada, me sacó una inmensa sonrisa. Me gusta ver que la afecto a ella, tanto como ella me afecta a mí.
No miento cuando digo que ella es perfecta. Ella encaja en mi vida en todos los sentidos.
Soy uno de esos bobos que cree en el destino, y estoy cien por ciento seguro de que su llegada no fue una coincidencia ni un accidente. April fue la manera de la vida decirme que era mi hora de ser feliz junto a la persona correcta. Puede que sea muy temprano el pensar algo tan profundo de algo que solo sucedió en días. Pero hay algo que nunca llegamos a entender, para enamorarse solo nos cuesta unas horas con esa persona. No es cuestión de tiempo, es cuestión de química.
Llámenme loco o impulsivo. Digan que me arriesgo sin medir las consecuencias. Pero hay algo que mi madre me enseñó y fue que siempre me llevara de mi intuición. La intuición me decía que April era la indicada. Y le hice caso. Sí, me da temor que las cosas salgan mal. Pero creo que si me esfuerzo lo suficiente y un poco más, haremos de esto algo permanente.
Reconozco que me adelanté bastante con la idea de ella transferirse de Los Ángeles a Inglaterra, pero eso sucede cuando no quieres desperdiciar una oportunidad, y mucho menos la oportunidad de tener una chica como April a tu lado.
El vuelo de Londres a Mullingar duró una hora y media. El camino del aeropuerto a la casa de mi madre era más o menos alrededor de 1 hora. Estoy muy emocionado al saber que mis padres podrán al fin conocer a April.
Las llamadas diarias entre mi madre y yo están consumidas en dos temas; comida y April. Desde que mi madre se ha enterado que me gusta una chica y la he vuelto mi novia, no ha parado de cacarear incesantemente por teléfono. No me entiendan mal, adoro a mi madre, es solo que a veces me siento como un pre-púber teniendo su primera novia en medio del primer año de secundaria.
Al ver que llegábamos a la casa de mi madre, noté como los nervios de April se intensificaban. El bus se detuvo y el conductor se desmontó a retraer nuestro equipaje de la valija del bus. Poco a poco todos salimos del bus, y comenzamos a recoger cada quien su equipaje. Cuando buscaba a April con la mirada para entregarle su bolso rosa, me percaté de que no estaba por ningún lado. Con un pequeño pánico frenético busqué en todo el alrededor del jardín delantero de la casa, hasta que percibí a alguien aun dentro del bus. Era April, con la mirada exagerada de los nervios. Soltando los bolsos, me acerqué nuevamente al bus.
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Los Ángeles en Londres
FanfictionMónica Mathews es una chica de 17 años que vive en L.A., y ella junto a sus amigas April Waldorf, Sophia Alisher y Candice Knox realizarán un viaje a Londres por sus vacaciones de verano. Alejándose de su vida diaria, es justo allí en Londres donde...