Capítulo 5

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April Waldorf.

Eran las 5 de la mañana del día siguiente, podía ver desde la cama que el día seria perfecto para estar afuera, el sol se veía de esplendoroso… wow, quedé inmediatamente impactada.

Decidí levantarme, fui directo al baño y me cepillé los dientes, salí de un pronto a ver si Mo estaba despierta… No era increíble tener una puerta en la misma pared que dividía las habitaciones? Abrí la puerta y pude notar que Mo estaba en el más profundo sueño, no quise despertarla así que decidí recorrer la finca.

Mientras bajaba las escaleras pude notar que los “sirvientes” estaban todos despiertos y poniendo manos a la obra, desde la sala se podía ver a lo lejos la cocina y vi como preparaban el desayuno…

- Buenos días señorita… - dijo uno de los señores, asintiendo de una manera extraña, pero me sentía como de la realeza en ese momento.

- Buenos días… - dije, asintiendo de la misma manera que él había hecho.

- Desea algo para desayunar? – me preguntó, me sentí en el paraíso en ese momento.

- No gracias, ahora no, esperare por mi amiga…

- Eso supuse… la dejare sola por un momento, si me disculpa.

- Espere! – le dije un poco fuera de tono, pero quería hacerle unas preguntas. – Cree que pueda recorrer la finca?

- Claro, no hay ningún tipo de problema. – me sonrió, como si mi pregunta fuera algo estúpida.

- Oh, gracias. – lo mire, di media vuelta y seguí mi camino hasta afuera.

Fui hasta la puerta principal, el frente de la finca era algo impresionante, baje las escaleras, hacia tremendo frio, por suerte tenia el pijama de pantalones largos o si no me hubiese quedado congelada en pleno camino.

No podía creer lo inmensa que era la finca, tenía de todo lo que te pudieras imaginar: desde piscinas, hasta pequeñas cabañas un poco mas lejos de la casa, pero lo que mas me encanto, que salté de la emoción… Un establo, lleno de caballos hermosos, no podía esperar a que Mo se despertara y viera lo que en años hemos anhelado hacer.

Me quedé un rato acariciando a los caballos, viendo como estaban de organizados y coordinados los establos, vi a los trabajadores… debo admitir que se veían muy bien, pero no vine acá para tener amores de verano, al menos eso espero. Uno que otros me echaron el ojo encima pero me hice la desinteresada, me preguntaron si quería cabalgar o algo por el estilo, a todos les dije que no.

Seguí caminando en los alrededores, un poco más allá vi que había una cerca, el paisaje era hermoso, aun no podía creer que estaba en Londres, me tomara un poco de… Ya, lo asimilé, ESTOY EN LONDRES CARAJO! No pude evitar sonreír, mi sonrisa no desaparecería tan fácilmente.

En el camino de vuelta a la casa pude ver que Mo estaba en el balcón de su habitación, estaba un poco lejos, ni siquiera notó como le decía “hola” desde lejos, así que mejor fui a darle una sorpresa y decirle las nuevas buenas.

Mónica Mathews.

Desperté, miré al techo y vi que ya amanecía, fui al baño un momento, aproveché y me cepillé los dientes. No podía creer como se veía todo desde el balcón, así que mejor salí para tener una mejor vista.

Era hermoso, simplemente hermoso, el sol iluminaba todo de una manera tan cálida, que a pesar de que hacia un frio inmenso, el sol te calentaba aunque sea un poquito… No se si era mental, pero así lo sentía yo.

Los Ángeles en LondresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora