Los Ángeles en Londres

Capítulo 11

April Waldorf.

Ya había llegado Mo con mi ropa, que emoción! Me sentía sucia, necesitaba una ducha.

- Trajiste la ropa cierto? – estaba desesperada.

- Tranquila dulzura, todo está aquí, en mi bolso. – pude notar el tono burlón.

- Me amas! – la abracé y le di un beso, salí corriendo hasta el baño.

Duré más de 30 minutos en el baño, salí y me puse  a ver lo que me trajo Mo, no me convencía mucho por el frío que hacía pero que más da, estoy limpia y huelo estupendo. Después de haberme cambiado, bajé a la sala.

Al bajar las escaleras pude notar como todos se quedaron viéndome por un momento, en especial Niall, al verlo vinieron todos los recuerdos de anoche, aún no puedo creer que haya pasado, debo contárselo a Mo de inmediato.

- Mo, podemos hablar un momento? – le dije al oído.

- Claro… - se levantó y caminamos hacia las afuera de la casa. – Me vas a contar cierto? – dijo un poco interesada.

- Si… - estaba con una sonrisota que ni yo me aguantaba, como le decía?

- Que esperas? Comienza a hablar. – me dijo un poco exaltada sacándome de mis pensamientos.

- Sucede que….

 

Flashback.

- April despierta… - trataba de levantarme, creí haber abierto los ojos pero todo seguía oscuro, me los estrujé por un momento y me di cuenta que ya los tenía abierto, de pronto se encendió una luz. – Así está mejor, no?

- Si, pensé que estaba ciega por un momento – bromee, vi que era Niall. – Que paso con la energía eléctrica?

- Una tormenta… - se quitó la gorra que traía puesta y se sacudió el pelo. He mencionado que se ve extremadamente sexy cuando lo hace? Dios… - April?

- Huh? – me sacó de mis pensamientos.

- Aun estás dormida o qué? – bromeo y me sacudió por los hombros.

- No rubito… - sonreí. – Es solo, que hace calor… - me recogí el pelo con las manos.

- Sabes, tengo el lugar perfecto donde se te podría quitar el calor. – me agarró de la mano, me ayudo a levantarme del suelo, y me llevo hasta una ante-sala que daba vista hacia el patio trasero.

- Qué es esto Horan? – reí un momento, él se acostaba en una hamaca que estaba colgando en medio de la ante-sala.

- Ven… recuéstate. – me llamo con las manos, hice lo que dijo y me recosté, mi cabeza daba a sus pies. – Tranquila, mis pies huelen bien. – bromeo.

- Eso espero. – le hice cosquillas en uno de su pies.

- No te quejes si te doy un mal golpe en la cara… - me advirtió.

- Como se supone que se me quitará el calor acá? – suspiré. – eres un fiasco.

- Deja que los vientos lleguen a ti. – hablo en tono bajo. – mécete y veras.  

Comenzamos a mecernos, duramos un buen rato hablando estupideces, de pronto todo se quedó en silencio, pensé que el rubito ya se había dormido.

- April… - llamó mi atención.

- Que pasa? – dije.

- La paso muy bien contigo. – dijo mientras se sentaba en la hamaca, sentía como estaba de ruborizada, gracias que estamos a lo oscuro.