Mónica Mathews.
Admitir es asumir las consecuencias; es tomar la responsabilidad de las cosas, pero a veces nos da miedo; nos da pereza; nos da temor porque no sabemos lo que pasará ni lo que vendrá desde el momento en que demos ese paso.
Lo que nunca esperamos es sentir ese sentimiento de libertad y afloje, como cuando resuelves un problema o por fin hablas sobre algo que te comía por dentro.
Es increíble que un problema, un secreto, o hasta un pensamiento pudiera pesar hasta una tonelada. Pero ¿cuánto nos pesaría perder a la persona que amamos? ¿Estaríamos dispuestos a asumir esa responsabilidad?
Yo no. Yo me niego a perderlo por un pasado que sencillamente no tiene futuro. Un pasado que me ha dejado marcada por el resto de mi existencia. Mi futuro es él, y eso lo tengo seguro.
Solo bastó que me dejara sola en medio de la calle para darme cuenta que su ausencia me pesaba más, y que no tendría que avergonzarme de mi pasado. Mi presente es el producto de mi pasado, dispuesto a mejorar para un futuro incierto, pero que ponía toda mi fe en él.
- Perdóname, Mónica, - seguía acariciando mis manos y mirando al suelo- si hubiese sabido todo esto, no te hubiera tratado de esa manera.
- Ya deja de pedir perdón, ¿sí? - era como la octava vez en toda la madrugada que pedía perdón - Es mi culpa, si tan solo te hubiese dicho todo, nada de esto estuviera pasando.
Bufó antes de hablar - No es excusa, Mo. Te traté como todo un patán. - solté una risilla.
- Bueno, eso sí; un patán seguro. - bromeé.
- ¡Eh! Cuidado con las ofensas, ¿no? - en su tono notaba que estaba al igual bromeando.
- Y si no, ¿qué? - sonreía. Se sentía tan bien sonreír y tener la razón justo en frente de ti.
Estuve sentada en las escaleras de la entrada a la villa toda la noche. Cuando vi el auto de Harry y el de Liam supe en un instante que todos ellos estaban aquí. Con 'todos ellos' me refería a Zayn específicamente.
No encontraba el valor de entrar y verlo. ¿Suena estúpido? No lo sé, pero me quedé pegada al suelo con tan solo la idea. Llegó un momento en donde pensé que debía de entrar, pero solo tuve la valentía de sentarme en las escaleras.
Tanto me consumían mis pensamientos, que no importaba el frio ni la lluvia que se asomaba por caer. Era como si hubiese dejado de sentir de nuevo.
No tenía nada de malo contarle el porqué de las cosas, pero el miedo a su manera de reaccionar me detenía. Pero al ver que al no contarle, de cualquier manera se alejaba, no iba a dejar que se alejara con la historia a medias. Si se iba a ir, que se fuera con todo claro.
Justo cuando me encontraba de lo más determinada las puertas se abrieron y revelaron a la razón de que mi corazón se saltara un latido, y mi respiración se cortara. La razón por la que estos días serán inolvidables. La razón por la que he vuelto a sentir cosas bonitas; cosas que pensaba que nunca iba a volver a sentir.
- ¿Sabes que te han estado buscando todo este tiempo? - fue lo único que dijo.
- No, - volteé a mirarlo un momento - ¿Crees que podamos hablar?
- Si eso quieres... - se detuvo a mi lado.
- Prefiero que caminemos mientras lo hacemos, - me levanté del suelo. Lo miré a los ojos y pude notar el desánimo.
Y así fue como emprendimos en una caminata, bajo el cielo estrellado, con solo la luz que provenía de la luna, las grises nubes tomando su lugar en el cielo... La más romántica escena, ¿no? Lo fuera, solo si no le estuviera contando al chico que me gusta todo sobre mi pasado, mi primer amor, y lo sucumbida en la mala vida que yo estaba.
No voy a mentir. No fui fuerte y nunca creo que lo pueda ser cuando se trate de John y yo. Más que su ausencia, los recuerdos no ayudan en nada.
Algunas lágrimas cayeron, se me formaba un nudo en la garganta, tan fuerte, que en un momento llegué a pensar que me ahogaría con mi propio llanto.
A medida que le contaba toda la historia, su cara mostraba el entendimiento. A veces fruncía el ceño y eso me daba entender lo molesto que sentía consigo mismo. Las constantes disculpas aseguraban que lo pensaba era cierto.
Hubo un momento donde no pude aguantar y un pequeño llanto salió de mí. Zayn recurrió a abrazarme y a trazar pequeños círculos en mi espalda con su dedo.
Estábamos tan enfocados en lo que tenía que decir, que perdimos a la villa de vista. Caminábamos por un sendero, solitario y oscuro. Solo algunas luces en los alrededores nos dejaban caminar con facilidad. Un banco se aproximaba en el camino, cuando decidimos que ya era suficiente caminar en la madrugada.
Desde ese entonces hemos estado sentados, uno al lado del otro, mi mano en la suya, brindándome el confort que necesito, y el calor que el frio nos ha quitado por el hecho de estar afuera.
Por momentos solo se escuchaba el silencio y respiraciones en conjunto. No se sentía incómodo, totalmente diferente, se sentía bien; tranquilo, en paz.
- Sí, estoy con ella - la voz de Zayn interrumpió mi rio de pensamientos. Hablaba por el celular, cosa que en ningún momento me di cuenta de cuando sonara - Descuida, estaremos allá lo más pronto posible.
Dediqué toda mi atención, es evidente que con la persona que hablaba me conocía, y juzgando que solo los chicos y las chicas son nuestros únicos amigos en común... Era demasiado obvio.
- Oh... - sus ojos se ancharon un poco más de lo normal y su mirada se encontraba en mi - Ya vamos caminando - cerró el celular.
- ¿Qué pasa? - pregunté, por su expresión puedo decir que nada bueno.
- Era Liam, - se paró del asiento - la hermana menor de Sophia tuvo accidente...
- ¿¡Qué!? - yo también me levanté del banco - Pero, ¿cómo?
- Aun no lo saben, - se acercó a mí un poco más - Tenemos que irnos ya, Mo. Nos necesitan allá.
- Debemos irnos ya, - comencé a caminar, más bien a trotar. El camino era bastante largo, nos habíamos alejado demasiado de la villa.
- Espera, Mónica... - me haló del brazo y cuando volteé, me haló a su pecho – Gracias.
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Los Ángeles en Londres
FanfictionMónica Mathews es una chica de 17 años que vive en L.A., y ella junto a sus amigas April Waldorf, Sophia Alisher y Candice Knox realizarán un viaje a Londres por sus vacaciones de verano. Alejándose de su vida diaria, es justo allí en Londres donde...