Mónica Mathews.
La vida se basa en tomar decisiones, decisiones que marcarán el camino que recorriste, que recorres y recorrerás desde el momento en que elegiste que hacer. Decisiones como, ¿Me levanto o no de la cama? ¿Uso el suéter amarillo o rosado? ¿Derecha o Izquierda? ¿Llorar o Pretender que no duele? ¿Seguir o Parar? ¿Respirar despacio o Respirar muy rápido? ¿Decir lo que pienso o Callar? ¿Pensar en mí o Pensar en los demás? Algunas decisiones sencillas, pero otras muy complejas.
Hay algo que siempre quedará como recuerdo de cada una de las decisiones que tomaste… ¿Qué hubiese pasado si? ¿Qué hubiese pasado si en vez de Inglaterra, hubiésemos elegido otro país para vacacionar? ¿Qué hubiese pasado si no hubiéramos salido a cabalgar? ¿Qué hubiese pasado si John no hubiera muerto en ese trágico accidente? << ¿Y si nunca murió?>> Esa duda… Esa duda es lo que me ha traído hasta aquí.
<< ¿Qué hago?>> pensé. Llevo más de 15 minutos parqueada justo en frente del café en donde quedé de encontrarme con Mark, quien decía poder aclararme todo con respecto a John. Él me aseguraba que si le dedicaba algunos minutos de mi tiempo, hoy saldría con el alivio que él sabe yo tanto pedía desde el día en que lo vi caminando por la ciudad de Londres.
Decidí acabar con esto de una buena vez, moría por saber que demonios estaba pasando. Saliendo con determinación del auto, cerrando la puerta del piloto, acomodé la chaqueta de cuero negra que tenía puesta, y emprendí mi camino hasta la puerta del café.
Al abrir la puerta, la campanita que colgaba encima hizo un sonido, llamando la atención de todo aquel que esperaba a alguien y de los empleados. Buscando entre todos, vi como Mark se paraba de la mesa en donde se encontraba y me hacía señas de que me acercara. Procedí y en lo que me acercaba mis manos comenzaron a sudar, se me formaba un nudo en la garganta que me impedía hablar, el estómago me daba vueltas dándome la sensación de unas terribles nauseas.
- Hola Mónica. – estando frente a frente, extendió su mano para que la sacudiera.
- Hola. – lo saludé estrechando su mano.
- Siéntate por favor. – hizo un ademan con las manos.
Ya sentados, solo cruzábamos miradas, ordenamos unos cafés, y nada salía de su boca. Los nervios me tenían desesperada.
- ¿Y cómo te ha ido en tus vacaciones? – rompió el silencio como mejor pudo.
- No quiero ser grosera, pero ¿podríamos llegar al punto de una buena vez? – dejé salir sin ningún tapujo.
Suspiró. – Bien. Mónica, no sé cómo decirte esto, quizás no lo entiendas ahora pero más tarde sí. – la ansiedad se hacía eterna. Pensamientos. Pensamientos que me hacían saltar a conclusiones deducir todo lo que estaba por venir.
- ¿Por qué? – salió de mí en un susurro.
- ¿Por qué, que? – preguntó confundido.
- ¿Por qué todo tiene que ser tan complicado? – hablaba sin sentido, decía en voz alta lo que pensaba. – Olvida mi pregunta, y mejor di lo que tengas que decir.
- Lo más seguro te preguntas ¿qué tengo que ver con John? Y ¿por qué reaccioné como lo hice al enterarme de tu nombre en aquella tarde que nos conocimos? – solo asentí para que prosiguiera. – Primero te aclaro que no, no soy John Warren, pero si soy Mark Warren de nacimiento, legalmente soy Mark Preston. Soy el gemelo de John, al nacer nuestros padres decidieron dar a uno de nosotros en adopción, económicamente no estaban muy bien que digamos y podían hacerse cargo solamente de uno. Mis padres adoptivos, Sara y William, son ciudadanos ingleses, decidieron ir a USA a resolver los trámites de adopción, y ahí es que entro yo a sus vidas. – mis ojos se hacían cada vez más y más grandes, sintiéndome incrédula ante toda esta situación. – Pasaron los años y uno de los viajes de mi secundaria era con destino a USA, Los Ángeles para ser más precisos, el viaje era con motivo al espíritu deportivo, competíamos en diversas actividades contra otras escuelas y nada, así transcurrió todo. En una de las tan prohibidas reuniones nocturnas, algunas personas me confundían con John, no entendía por qué, hasta que me encontré con alguien que tenía mi mismo rostro. Fue un poco confuso, pero con las largas horas de conversación, llegamos a la única lógica conclusión… Éramos hermanos.
ESTÁS LEYENDO
Los Ángeles en Londres
FanficMónica Mathews es una chica de 17 años que vive en L.A., y ella junto a sus amigas April Waldorf, Sophia Alisher y Candice Knox realizarán un viaje a Londres por sus vacaciones de verano. Alejándose de su vida diaria, es justo allí en Londres donde...