Esa noche, Rina no pudo dormir, se le hacía imposible por todos los recuerdos que vivió por situaciones así, casi como un zombie salió de su habitación y bajo a la cocina, no sabía para que, si para beber agua o beberse la primera botella de alcohol que encontrara.
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Lentamente entró a la cocina, la segunda opción sonaba mejor que la primera, abrió los cajones y al cuarto intento encontró todo el alcohol de aquella casa.
Agarro una botella y dio un largo trago, por la falta de costumbre comenzó a toser alertando a alguno que andaba por ahí.
—¿Qué haces aquí? —¿Sanzu...? —¿Bebiendo sola? Que aburrido~ —Lárgate —Al menos ponle hielo—dijo Sanzu agarrando la botella. —¡Oye! —Calla, ven, estoy con los Haitani
El de pelo rosa agarro la mano de Rina y la llevo a una de las habitaciones de trabajo encontrándose a los dos hermanos.
—¿Rina-chan? —Hola... —¿No deberías estar durmiendo?—preguntó el menor de los hermanos. —No puedo dormir —¿Y es mejor beber? —Así me puedo dormir —Tiene lógica —¿Quieres dormir? Tengo pastillas para eso —Aleja a Rina-chan de tus pastillas Sanzu —Que mala fama tengo —¿Te recuerdo que por tu culpa casi muero? —Me equivoqué, ya me disculpé —¡Sólo quería despejarme un poco! —¡Lo siento! —Para eso está el té de manzanilla...—intervino Rina. —Suena más fiable que Sanzu —¡Ya vale!
Aquella absurda conversación hizo escapar una pequeña risa en la chica, los tres acompañantes se miraron asombrados y luego miraron a la chica con una leve sonrisa.
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La noche fue avanzando, todos contaban anécdotas graciosas, o al menos ellos, Rina sólo tenía un objetivo: Beber hasta no recordar nada.
—Creo que Rina bebió demasiado...—habló el menor de los hermanos mirando preocupado a la chica. —¿Rina-chan? -intentó llamarla Ran.
Rina estaba dormida, pero parecía hablar en sueños, el pequeño cuerpo de la chica comenzaba a temblar levemente entre sollozos. Los tres se pusieron nerviosos, no sabían que hacer y menos cuando Rina comenzó a gritar.
Alertados los chicos intentaron despertar a la chica, la tarea fue un fracaso cuando vio que todos, incluido Mikey, llegaron donde todos estaban.
—¿Qué ha pasado? —Se quedó dormida...y comenzó a gritar...—nervioso respondió Sanzu.
Mikey se acercó a la chica y le dio suaves toquecitos en la mejilla haciendo que esta despierte.
—M-Mikey... —Hola Rina—sonrío tranquilizando a la chica.
Por acto reflejo, la pelirroja abrazó al chico de pelo blanco, un poco sobresaltado, él lo siguió acariciando la espalda.
—¿Pasó de nuevo? —Si...
"No puedo llevarla con Chifuyu...", pensó Mikey buscando alguna opción para que Rina pudiera estar tranquila.
—Vamos, dormirás en mi habitación —¿Y tú...? —Puedo dormir en el sofá —No puedes...—dijo Rina negando con la cabeza—duerme conmigo... —¿Segura? —Si...
Suspiro sin poder negarse al ver como los grandes ojos morados de ella lo miraban con una mueca de súplica.
Mikey levanto a la chica y agarrados de la mano subieron las escaleras.
El resto de miembros se miraban incrédulos de que Mikey aceptara la proposición de la chica.
—No estoy drogado, ¿verdad? —No...—respondió Koko. —Nunca imaginé que el jefe...—siguió Ran. —M-mejor vayamos a dormir...—propuso Kakucho.
Mikey y Rina llegaron a la habitación del primero, se tumbaron y Rina lo abrazo preparada para dormir.
—¿No te da miedo? —¿Él qué? —Yo... —Se que...hiciste cosas...pero sigues siendo el Mikey de siempre —¿El...Mikey de siempre...? —Si, sigues comiendo tus dulces, y me sigues protegiendo —Yo no... —Mikey, lo digo en serio—dijo mirando al chico—Sigues siendo el Mikey que conozco desde pequeña—sonrió para que el chico se tranquilizara. —Si... —Buenas noches—dijo dando un pequeño beso en la mejilla del chico. —Descansa...
Rina se acurrucó hastacaer profundamente dormida, Mikey la miraba acariciando lentamente su cabeza."Emma...te echo de menos...", suspirando miró al techo evitando sentirse mal y quedándose al fin dormido.
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