❝Lᴀ Pʀɪɴᴄᴇsᴀ ɴᴏ Pᴜᴇᴅᴇ Dᴏʀᴍɪʀ❞

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Durante varios días, Rina se sentía bastante inquieta, tal vez fuera porque escuchó que una banda enemiga quería una guerra contra ellos, o que pronto haría un año desde que asesinó a su padre.

Sea cual sea la razón, Rina se despertaba todas las noches con sudores y una respiración agitada a causa de las pesadillas.

Era horrible aquello, porque le perjudicaba mucho en su trabajo y temía que algo les pasara a los otros por su culpa.

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Aquella noche, no era la excepción, de nuevo había sufrido de pesadillas, pero estas provocarían que despertara con lágrimas en los ojos, había llorado.

Respirando fuerte por la sensación de mocos, baja las escaleras para dirigirse a la cocina a por un vaso de agua y luego al baño para lavarse la cara y quitar cualquier rastro de lágrimas que hubiera.

Con cuidado de no hacer ruido, saca un vaso y abre la nevera para sacar una botella, esperaba que el frío le ayudara con los sudores.

Mientras bebía tranquilamente, el pequeño de los Haitani entra a la cocina rascándose el vientre mientras bosteza y parpadeaba rápido por la molesta luz.

¿Rina?
Oh Rindou
¿Qué haces despierta?
Podría preguntar lo mismo
Acabo de-—se queda callado al ver que la pelirroja tenía los ojos rojos y ligeramente hinchados—¿estás bien Rina?
¿Por qué lo preguntas?
Por tus ojos
¿Mis ojos?

El de pelo morado estira suave del brazo de la chica para pegarla a su propio cuerpo, habiendo que el rostro de ella quede escondido en el pecho del Haitani.

O-oye
Está bien si no quieres contarme, pero déjame consolarte enana

Sin decir nada, la chica rodea con los brazos al alto a modo de abrazo. Con delicadeza, el Haitani la carga como koala y la lleva a la habitación de ella, pensando que así estaría más cómoda al ser su cuarto.

Una vez ahí, el chico se sienta en el borde de la cama dejando a la contraria encima suyo. Ella no decía nada, solo escondía el rostro en él, exactamente, en el cuello ajeno, como si fuera un lugar seguro.

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Había un silencio cómodo, Rina seguía en su "lugar seguro" y Rindou seguía con las caricias en la espalda de la pelirroja.

Llevo días teniendo pesadillas...—el contrario no dice nada, deja que la fémina siga hablando sin detener las caricias—antes tuve una y desperté ya llorando...
¿Y entonces bajaste a por agua?—asiente escondiéndose más en el chico—Y fue cuanto te vi
Sí...

El Haitani se tumba sin despegar de él a la pelirroja, no decían nada; Rindou daba caricias en la espalda y besos en la cabeza de Rina, mientras, ella solo pertenecía escondida en el de pelo lila.

Finalmente, Rina se queda dormida gracias a las caricias de Rindou, quién por precaución y preocupación, se duerme junto a ella.

Finalmente, Rina se queda dormida gracias a las caricias de Rindou, quién por precaución y preocupación, se duerme junto a ella

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La Princesa de Bonten || Tokyo Revengers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora