❝Mᴀʟ Mᴏᴍᴇɴᴛᴏ❞

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➪Agresión sexual

Tras una leve reunión antes de ir a la otra, se decidió que irían los Haitani, Koko (por el tema del dinero) y Rina.

Los cuatro fueron en coche hasta llegar a la mansión de lo que parecía un señor con demasiado dinero.

Es uno de nuestros mejores proveedores—aclaró el de pelo blanco.
¿Proveedores?
Hacemos varias cosas, entre ellas, prostitución
Mmm...la chica se encogió en su asiento.
Rina-chan, ¿estás bien?
S-si—regaló una sonrisa poco creíble.

Entraron a la mansión y uno de los secretarios del señor de la casa los llevó a un gran salón con una decoración bastante extravagante.

Sé que es una reunión, pero...que poco discreto...
Pensé lo mismo la primera vez que vi este salón—riendo confeso el mayor de los hermanos.
Eso muestra el poder económico que tiene, pero es cierto que es demasiado...excéntrico—suspirando hablo Koko.
Ahí llega—dijo seriamente el otro Haitani.

Los otros tres giraron sus cabezas hacía el señor que entraba por la puerta escoltado por dos guardias.

Con rapidez, Rina giro su cabeza ocultando su rostro al notar un escalofrío por toda su columna y sus piernas comenzaron a temblar.

Rina-chan, ¿estás bien?—susurro Ran al verla.
S-si...

Los cuatro se sentaron frente al hombre, un hombre que se notaba que comía bien y su comportamiento era vulgar.

¿Y ella es...?
Nueva compañera—respondió cortante Koko.
¿Una mujer? ¿Con vosotros?
Ocurrieron cosas—sonrío irónico Ran.
Mmm...ese pelo rojo me suena de verlo antes...

Rina no contesto, solo asintió con la cabeza e intentaba calmar sus temblorosas piernas, Rindou y Koko se dieron cuenta también de las reacciones de la chica.

¿No hablas?
Señor, estamos aquí para cerrar un negocio, no para hablar sobre ella
Yo soy quien paga

No le faltaba razón, ellos solo eran unos mandados que solo debían entregar a las chicas y recoger el dinero, pero ahora se trataba sobre uno de ellos, podían ser unos criminales, pero no evitaba que tuvieran sus principios.

Levántate

No rechisto, tal y como pasaba con su padre, ella obedeció. Dos segundos más tarde tenía a un hombre a cada lado agarrando sus brazos para que no intentará cualquier cosa.

¡Ey! Es demasiado, es solo una chica—enfadado se levantó el mayor de los Haitani.
¯Una chica que no dudó en matar a su padre—dijo aquel señor acercándose y levantando el mentón de la chica—¿No es así, Rina-chan?

No respondió, no podía, que aquel hombre la tocará le daba tanta repulsión que quería vomitar y su cuerpo se convertía en gelatina.

Tienes dos opciones: Ser mi nueva perrita, o que te mate

Los chicos se quedaron paralizados al escuchar las palabras de él, a su vez, Rina seguía siendo gelatina y el señor, con una sonrisa repugnante, comenzó a subir su mano por el muslo interno de la pelirroja.

Quería huir, pero los seguratas eran demasiado fuertes y sus piernas fallarían, comenzó a tocar a la chica. Los ojos de Rina comenzaron a llenarse de lágrimas.

Con un notable enfado por parte de los Hatani y Koko, se levantaron y los hermanos golpearon sin piedad a los seguratas, gracias al desconcierto de aquello, Koko fue capaz de agarrar del brazo a Rina y salir de la mansión junto con ella.

Y está de regalo—sonriendo, Ran golpeo a aquel señor antes de irse.

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El viaje de vuelta fue en completo silencio, Rina seguía nerviosa mordiendo sus labios y la mejilla interna evitando llorar.

Al entrar a la casa, Takeomi y Kakucho los esperaban algo preocupados.

¿Qué ha pasado?—preguntó el mayor.
Hemos escuchado a Mikey enfadado hablando por teléfono
No queremos hablar sobre ello
¿Y conmigo?

Todos se paralizaron al escuchar la voz de Mikey quien bajaba por las escaleras. Nadie hizo nada a excepción de Rina que fue corriendo hacia él y lo abrazo rompiendo en llanto.

Ninguno entendía que pasaba, pero el líder acariciaba cariñosamente la cabeza ajena.

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La Princesa de Bonten || Tokyo Revengers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora