Capítulo 5

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Su semana transcurre con relativa calma, aunque siente que ya nada es normal.

Ya nada es como antes, piensa, sin poder evitar recordar cómo era su rutina laboral antes de su incidente.

No solamente se cansa mucho más y más rápido en sus turnos, sino que ahora hay situaciones que lo afectan de maneras que anteriormente no lo hacían. Por ejemplo, el miércoles una omega en trabajo de parto estaba en espera de que se desocupara un quirófano y, su esposo, un alfa robusto de gran altura, se molestó tanto cuando Louis les informó que tardarían 40 minutos en ingresarla, que terminó reclamándole a gritos por su ineptitud y servicio pésimo.

Mientras que el viejo Louis hubiera calmado al alfa haciéndolo entrar en razón y asegurándole que su esposa e hijo estarían bien, el nuevo Louis quedó aterrado y perplejo ante el trato, pues el omega dentro de él se sintió maltratado y herido. Por suerte, Amelia estaba con él y se encargó de la situación, cosa que lo hizo sentir débil e inútil, pues jamás había requerido apoyo de esa manera.

Isabella, la jefa de enfermeras, había presenciado la situación y observó a Louis con un ceño fruncido y expresión de preocupación. Claramente sus compañeros estaban notando su pobre desempeño en el trabajo y no podía evitar sentirse avergonzado por ello.

Quizás debería de contarles acerca de su verdadera condición, o por lo menos sabe que a Isabella debe de informárselo, pero joder, no se siente listo.

Todavía le cuesta a sí mismo visualizarse como un omega.

No se siente como tal, ni logra conectarse con el lobo dentro de él.

Aquel día es viernes y por fin tendrá su primera cita con el doctor Lee, quien le informará todo sobre los estudios que se realizó y en base a los resultados finalmente podrían comenzar con su tratamiento.

No es que esté extasiado por eso, pero sí que desea mejorar. Quiere dejar de sentirse tan confundido y perdido.

"Buenas tardes, señor Tomlinson. Soy el doctor Lee, el doctor Hooper me habló de su caso," lo saluda de mano el beta de ojos rasgados y cabello negro con algunas canas platinadas.

"Buenas tardes, por favor dígame Louis. Gracias por tomar mi caso y por la cita con tan poco tiempo de notificación," dice correspondiendo el saludo antes de tomar asiento frente al escritorio del médico.

"No hay de que, Louis. La verdad es que un caso como el tuyo no se ve todos los días."

"Bueno, al menos me alegra que le resulte interesante," comenta con una sonrisa amable.

"Lo es. Muy interesante. En mis 25 años de carrera solamente he tenido a 8 pacientes con hipopituitarismo incluyéndote, y de esos sólo a 2 como tú."

"¿A 2 como yo? ¿A qué se refiere?"

"Bueno," el doctor abre una carpeta que yace sobre el escritorio. "Ya tengo tus resultados. La etiología de tu padecimiento es genético, muy poco común, de hecho."

Le toma un par de segundos procesar la información, ¿debería de alegrarse?

"¿Debería de alegrarme por eso?"

El beta le ofrece una sonrisa y asiente. "Sí, Louis. La causa más común suele ser un tumor hipofisario, lo que requiere cirugía además de la terapia hormonal y no siempre se logra extraer el 100% del tumor, lo que complica más el tratamiento. En tu caso con la terapia hormonal será suficiente para que lleves una vida bastante normal."

"Bien. Okay, de acuerdo. Entonces... ¿Puedo comenzar con la terapia hormonal ya?"

"Así es, hoy mismo puedes empezar con el tratamiento, pero antes que nada quiero hablar contigo sobre algunos aspectos importantes referentes a tu enfermedad."

Hipopituitarismo - LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora