Hipopituitarismo - Larry

Capítulo 24

San Valentín cae un domingo y Harry le tiene a Louis una sorpresa. O quizás varias.

Para empezar, prepara una cena en su departamento. Le pide a Anne recetas sencillas pero ricas, que me hagan quedar bien, por favor, y le llama al menos 10 veces mientras está cocinando para asegurarse de que está haciendo todo bien. Su madre no se lo dice, pero le causa una ternura grandísima escuchar a su cachorro tan preocupado de que cada cosa quede perfecta para que sea del agrado de Louis.

Para ella, esta es una nueva faceta que conoce en su hijo, ya que nunca lo había visto actuar así por una persona; enamorado.

Al final, Harry consigue preparar una ensalada de frutos secos, pera y queso azul para acompañar al platillo principal; un exquisito filete miñón que cocina con mantequilla y romero y que sorprendentemente queda en el término perfecto. Como guarniciones hace el mejor puré de papa que alguna vez ha probado, sin exagerar, y una mezcla de verduras rostizadas en el horno. Con eso, un buen vino y un montón de velas aromáticas, tiene una cena digna para la ocasión.

Termina sudoroso tras pasar tanto tiempo en la cocina, así que se baña y después se viste con una camisa negra sencilla de botones, dejando los tres primeros abiertos, junto a unos pantalones de vestir del mismo color con rayas blancas que le van sueltos y cómodos. Dado que el día lo amerita, se pone sus zapatos de vestir, se arregla los rizos para que no se vean esponjados ni desprolijos y se perfuma con una de sus fragancias favoritas desde siempre; Tobaco Vanille de Tom Ford.

Cita a Louis hasta las 18:00 en su departamento. Quiere asegurarse de que todo esté listo para cuando el omega llegue.

Harry se mira en el espejo más veces de lo que acostumbra, practicando con su reflejo lo que piensa decirle a Louis esa noche. En 3 ocasiones se le traba la lengua, en otras comienza a divagar más de la cuenta, así que se palmea las mejillas para enfocarse en lo que importa.

Está nervioso, claro que sí. Es la primera vez que pasa San Valentín con una pareja seria y quiere dar la talla en todos los aspectos.

Se encuentra inspeccionando la habitación de invitados, ahí donde uno de los obsequios para Louis se esconde, cuando suena el timbre. Cierra la puerta del cuarto y se dirige a la entrada, secándose las palmas de sus manos contra sus muslos antes de abrir.

Del otro lado, un Louis risueño lo recibe. Se ve tan hermoso, que el alfa dentro de él aúlla de gusto. Lleva un cuello de tortuga beige fajado dentro de unos pantalones de mezclilla deslavados, con un cinturón negro afianzando la prenda. Encima trae una chaqueta teddy color marrón y unos tenis blancos. Sus manos cargan una caja roja de papel con un pastel dentro y sus ojos cerúleos lo observan con alegría.

"Te ves precioso" es lo primero que sale de su boca.

Louis le sonríe ampliamente mientras se abre paso al departamento. "Gracias. Tú te ves muy guapo. Y hueles muy bien. Todo huele muy rico aquí dentro," dice cuando la esencia de las velas aromáticas esparcidas por toda la estancia llega a sus fosas nasales.

La iluminación del departamento entero es tenue, pues Harry ha bajado la potencia de las lámparas para que así el centelleo de las velas resplandezca más; las hay de color blanco y burdeos, finas y largas, en diferentes tamaños, esparcidas en lugares estratégicos, creando un ambiente romántico y elegante.

"Espera a que huelas la cena... Vas a salivar," comenta tras cerrar la puerta. Se acerca al omega y le planta un beso corto en los labios.

"Mhm, ya lo estoy haciendo," le dice coqueto, mirándolo con una sonrisita traviesa.

Harry siente que sus mejillas se calientan con el flirteo de Louis, pero no se deja llevar por sus instintos, así que en vez de empotrarlo contra la pared más cercana y comérselo a besos, se limita a tomar su barbilla lampiña y besarlo nuevamente con lentitud y deleite. Antes de alejarse le muerde el labio inferior y lo jala con sus dientes, haciendo que el omega suelte un jadeo audible.