Capítulo 4

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Después de hacerse los estudios y de contactar al doctor Lee para fijar una cita, Louis se dirige a su casa, completamente exhausto.

Sabe que se cansará más por ser omega, no por nada el 80% de los empleados de enfermería son betas; hay que aguantar jornadas largas y exigentes, lidiar con pacientes de todo tipo y priorizar la salud de desconocidos antes que la propia. Sin duda tendría que adaptarse rápido.

Cuando llega a su casa son casi las 18:00 y lo que más desea hacer es ducharse e irse directo a la cama, pero primero tiene que comer algo.

Va al baño y ahí se quita su pijama quirúrgico, depositándolo en el cesto. Se deja la ropa interior y encima se pone una bata de baño color celeste, la cual fue un regalo por parte de Harry por su cumpleaños 26, varios meses atrás.

"Es azul cielo, como tus ojos, ¿es bonito, cierto?" le preguntó Harry cuando abrió el juego de toallas y prendas de baño aquel día.

Harry.

No deja de pensar en él desde el domingo en la mañana cuando recobró la consciencia.

Perseo está en el alfeizar de la ventana abierta que da al patio trasero y desde ahí observa a Louis atentamente, como si supiera exactamente el dilema al que su amo se está enfrentando.

Se prepara una taza de té mientras que descongela en el microondas una lasaña que compró en Walmart semanas atrás. Con su taza en mano se dirige a la ventana y tras dar unos sorbos la deja sobre el alfeizar y acaricia el lomo del gato, que ronronea en respuesta.

Varios minutos después el microondas suena anunciando que su cena está lista, pero decide primero terminarse su té.

Mientras hace aquello, el timbre de su casa suena y, extrañado, se dirige a la puerta.

"¡Ya voy!" anuncia, preguntándose quién podrá ser.

Se amarra bien la bata antes de abrir, encontrándose a Niall sosteniendo un refractario de vidrio con comida.

"Hola... hice pastel de papa," le dice con una sonrisa a manera de saludo.

"Pasa," contesta abriendo la puerta y dejándolo entrar.

"Está frío ¿okay? Lo hice el sábado en la tarde porque el domingo tuve guardia y apenas salí hoy, no me hubiera alcanzado el tiempo para..."

"Está bien," lo interrumpe, sintiéndose solamente un poquito irritado por el parloteo tan animado del alfa. "Gracias," dice tomando el refractario y llevándolo a la barra de la cocina.

"¿No vas a calentarlo? ¿o es que ya cenaste? No es tan tarde, ¿cierto? En cuanto salí fui a casa a recogerlo y Amelia me dijo..."

Louis voltea verlo de inmediato con ojos grandes. "¿Qué te dijo Amelia?"

El rubio frunce el ceño un segundo, confundido. "Que estabas enfermo y que te hiciera pastel de papa."

Louis suelta el aire que inconscientemente contuvo. "Bien," responde tomando 2 platos para servir la comida.

"Hey..." Niall se acerca y toma asiento en uno de los bancos de la barra. "¿Qué pasa? No me contestaste ningún mensaje y Amelia y Harry no me dicen nada, ¿qué tienes?"

Louis, con cuchillo en mano, deja de cortar las porciones del pastel y alza su mirada para encontrarse con los ojos azules consternados del alfa sobre él. "¿Hablaste con Harry?"

"Hombre, ¿por qué no me respondes?" medio ríe sin comprender el comportamiento de su amigo. "¿Acaso Amelia y Harry saben algo que yo no?"

Louis pone las porciones de comida sobre los platos y los mete al microondas, dejando su lasaña en el refrigerador para comerla otro día.

"No. No, estoy bien, sólo... me enfermé. El doctor Hooper me dio una consulta y um, Harry me ayudó un poco."

"Oh, okay. ¿Y de qué te enfermaste?"

Louis le sirve una taza de té y se encoge de hombros. "No lo sé," miente. "Me hice unos estudios hoy y el viernes me dan los resultados."

"¿No es nada grave o sí? Louis, sé que... Dios. ¿No es cáncer, cierto? Sé que tu mamá..."

"No," niega cortándolo. "No es cáncer, Niall."

El rubio asiente. "Sí, okay. Lo siento, sólo me preocupé... pensé, no lo sé. Amelia no quiso decirme nada cuando le pregunté así que pensé en lo peor y luego Harry solamente me mandó un mensaje diciéndome que estabas enfermo pero que ya estabas mejor y no me respondió nada cuando le pregunté qué tenías y no los he vuelto a ver así que..."

"Niall..." vuelve a interrumpirlo, "no es nada grave. Perdón por preocuparte tanto y por no responderte nada. Es sólo que..." exhala, cerrando sus párpados unos segundos. "Todavía no puedo..." asimilarlo, creerlo, aceptarlo. "Todavía no sé todo, ¿okay? En cuanto sepa bien qué pasa, se los diré. A los tres."

"Bien," asiente, notándose más relajado. "De acuerdo. ¿Comemos? Siento un hueco en el estómago."

Louis le sonríe y saca la comida del microondas. "Gracias por el pastel. Es la única cosa que haces que de verdad me gusta."

"Voy a tomar eso como un cumplido, aunque cualquier otra persona lo tomaría como ofensa," le dice levantándose para buscar miel de maple en el refrigerador de Louis.

"Ofensa es que comas el pastel de papa con sirope, Niall. Es asqueroso."

"No critiques si no lo has probado," contesta echándole a su comida una cantidad considerable del jarabe.

Louis hace una mueca de asco antes de empezar a picotear su porción. Si bien pensó en pasar aquella noche en soledad junto a Perseo, la compañía de Niall no le sienta mal, después de todo es uno de sus amigos más cercanos y le conforta escucharlo hablar sobre su guardia y los pacientes que atendió, aunque por momentos su mente se desconecta del presente y piensa en Harry.

Una parte de él se siente culpable por evitar al alfa como si se tratase de la peste, pero la parte de él que está avergonzada, confundida y molesta con el mundo y con la vida, hace que la culpa se evapore y que continúe ignorando la existencia de Harry para mejor seguir quejándose con el universo por haberle hecho lo que le hizo.

¿Por qué a mí?

Hipopituitarismo - LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora