Capítulo 21

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ADVERTENCIA: contenido sexual explícito.

Año nuevo llega acompañado de mucho trabajo en el hospital y mucho sexo para Louis y Harry.

El ambiente laboral continua con normalidad, con una oleada de pacientes llegando en nochevieja y luego colmándose las aguas del hospital a medida que los días transcurren.

Se supone que el celo de Louis debería de llegar a inicios de enero, si fuese un omega sano, pero debido a su insuficiencia, se retrasa más allá de los tres meses del ciclo normal, latente y amenazante con aparecer en un día completamente aleatorio e inesperado.

Cuando Louis acude a su cita mensual con el doctor Lee, éste le reafirma que su celo puede atrasarse hasta un máximo de 12 semanas. Luego lo evalúan de manera rutinaria. Todo lo demás está bajo control, sus niveles hormonales se van restaurando con lentitud pero constancia. Sus cifras de aromatropina arrojaron 11.5 mUI/mL en su último análisis, lo cual es muy buen augurio según el médico, pues le dice que hay pacientes que se estacan por meses en la misma cifra, y en los peores casos dejan de responder al tratamiento y el valor baja.

Para fortuna de Louis, su respuesta a todos los medicamentos que toma ha sido maravillosa. Por eso y más, se siente agradecido y feliz.

Claro que gran parte de esa felicidad se debe también a Harry.

Desde aquella noche, se les ha hecho arduamente complicado mantenerse alejados.

Harry no ha regresado a su propio departamento desde entonces, pasando todas las noches que no está trabajando en casa de Louis. Incluso en el hospital, el alfa va al piso de ginecología para buscarlo en sus limitadísimos recesos y cuando lo encuentra lo lleva a la habitación vacía más cercana y lo besa hasta que uno de los dos se ve obligado a regresar a atender a sus pacientes.

En una de esas tantas ocasiones fueron sorprendidos por Amelia en uno de los almacenes de suministros. La beta se les quedó viendo con una expresión seria e indiferente, se dio la vuelta y cerró la puerta a sus espaldas. Horas después, amenazó a Louis con reportarlo con la jefa al menos que le contara todos los detalles.

No es que estén ocultando la nueva y peculiar relación que están comenzando, simplemente no han anunciado nada oficial a sus amigos o familia. Sólo están dejando que pase lo que tenga que pasar mientras disfrutan de la compañía mutua y del sexo.

El grandioso sexo que han tenido sin parar día y noche desde aquella ocasión. Harry parece no saciarse nunca de su cuerpo y él siente que con cada vez descubre un mundo completamente inexplorado a pesar de distar de ser un virgen o inexperto en el acto.

Como justo ahora, mientras se encuentra a cuatro sobre la cama y Harry le come el culo como si su vida dependiera de ello.

No es la primera vez que se lo hacen, sin embargo, ahora como omega la experiencia le resulta sublime. Extracorpórea. Se siente flotar en la gran e infinita nada del universo, vagando en completa oscuridad hasta que un astro radiante y cegador se acerca hacia él con lentitud y constancia. Cuando colisionan, su cuerpo entero se ve absorbido en su energía envolvente manifestada como luz caliente y fulgurante.

El astro explota en millones de chispas blancas detrás de sus parpados fuertemente cerrados a la par que su cuerpo lo hace. Las piernas le tiemblan y su pecho cae contra el colchón cuando se corre con un gemido prolongado y agudo. Sus muslos se sacuden en espasmos involuntarios, sus puños se aferran a las cobijas y Harry sigue lamiéndolo al mismo tiempo que lo masturba hasta drenarlo por completo.

Respira agitadamente, sin sentir el contacto de su cuerpo contra las superficies a su alrededor. Sigue flotando, consumiéndose cual supernova activa.

Escucha a Harry detrás de él abriendo un preservativo. Apenas le da un par de segundos para restaurarse antes de penetrarlo en una sola estocada lenta pero firme.

Se agobia tanto de goce, que ensordece momentáneamente. Está seguro de que está gimiendo escandalosamente al igual que el alfa embistiéndolo eufóricamente, pero no es capaz de escuchar su voz ni el choque de sus nalgas impactando con los genitales ajenos. Sólo percibe los latidos de su corazón retumbando dentro de su cabeza.

Quizás está a punto de tener un infarto y se va a morir del placer.

Siente las manos de Harry sujetándolo fuertemente de las caderas, manteniéndolo estable para recibir sus acometidas certeramente.

Louis no se siente capaz de moverse, así que sin más yace a su merced, disfrutando de la estimulación que está recibiendo su próstata; aquel cosquilleo que le acaricia la pelvis y la barriga con descargas electrizantes que hacen que los dedos de sus pies se enrosquen y su columna se curve eróticamente.

No se da cuenta de que está mordiendo y babeando las mantas de la cama hasta que Harry pasa una mano por su pecho para atraerlo hacia arriba. Suelta la tela de sus dientes y deja que su espalda choque con el torso desnudo y sudoroso del alfa.

Su brazo musculoso y tatuado lo presiona contra él, la otra mano sigue aferrada a su cadera. Siente sus labios calientes besarle del hombro hasta la nuca, donde su aliento le cosquillea contra los cabellos color caramelo que nacen ahí. Luego su lengua sale para lamer la curvatura de su cuello hasta detrás de su oreja. Louis expone la zona dócilmente, dándole acceso para que lo deguste cómodamente.

Sabe que le dice algo al oído, porque el vaho tibio le humedece el lóbulo y le eriza la piel, sin embargo, sigue sin poder escucharlo. La mano sobre su cadera entonces se mueve hasta debajo de su ombligo, presionando la zona ligeramente y siente su pene salir hasta que sólo la punta queda adentro, luego lo embiste con firmeza, sale de él y repite la acción otra, y otra, y otra vez.

Louis gime, o quizás grita, no está seguro, mientras se aferra con sus manos al brazo que lo sostiene por el pecho. Echa su cabeza hacia atrás en éxtasis, recargándola en el hombro macizo del alfa, y éste le chupa su punto de unión, absorbiendo posesivamente las feromonas sensuales con olor a vainilla que está soltando con cada dura estocada.

Cada acometida da de lleno con su punto dulce, el cual, junto a la presión ejercida sobre su pelvis, es sobre estimulado a más no poder. Con cada choque suelta chispas cual luz de bengala y solamente le bastan un par de embestidas más para explotar en un centenar de relámpagos que culminan con un estruendoso orgasmo.

Poco a poco deja de flotar y regresa de la dimensión a la que escapó. Sus oídos vuelven a ser permeables a los estímulos sonoros y escucha entonces la voz ronca de Harry hablándole agitadamente.

"Voy a anudarte. Voy a llenarte, cielo. ¿Sí? ¿Lo quieres?" le pregunta con voz profunda contra su oreja.

"Sí..." responde en un suspiro, remojándose los labios magullados.

Siente el nudo comenzar a hincharse poco a poco, saliendo de su ano y estirándolo progresivamente cada vez que entra. El ritmo de las estocadas aumenta, se vuelven más cortas, pero son igual de vigorosas a medida que se acerca a su liberación.

Cuando Harry se corre, pega su frente contra la cabeza de Louis, gimiendo alta y prolongadamente. Su nudo lo atrapa dentro del cuerpo aterciopelado del omega, que le brinda calor y humedad.

Es perfecto. Son perfectos juntos, acoplados de aquella manera.

Una sonrisa bobalicona y extasiada se plasma en el rostro de Harry, quien todavía batalla para menguar su respiración acelerada. Le olisquea el cabello a Louis y luego le besa la nuca.

El omega gira su rostro para buscar sus labios, demandándole un beso como cada vez que lo anuda. Harry ha aprendido que Louis se vuelve blando y manso y que podría durar hasta media hora recibiendo besos tiernos sin cesar mientras que el nudo baja, porque ya ha ocurrido.

Le fascina aprender todos esos detalles del ojiazul y más aún ser él el artífice de sus comportamientos más sensuales y suplicantes.

A medida que lo besa con tranquilidad, Harry escucha a su alfa aullando gustoso en su interior, más alegre y dichoso de lo que alguna vez se ha sentido, reconociendo al omega entre sus brazos como suyo.

Es suyo. 

Hipopituitarismo - LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora