Jennie recibirá un castigo por parte de su padre por ser tan mimada, vivir por un tiempo con una de las trabajadoras de su mansión, Lisa, la jardinera a quien a estado atormentando desde que ingresó a trabajar.
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Todo parecía tranquilo cuando Lisa salió del despacho, pero cuando vió a muchos de los empleados correr fuera de casa, supo que algo no andaba bien, tuvo que ir detrás de ellos.
Frenó sus pasos cuando a lo lejos vió a Jennie y Jeongyeon peleando en la hierba, no dejaban de golpearse y de patalear a pesar de que intentaban separarlas.
Salió de su asombro y corrió directo a ellas, abrazó a Jennie por la espalda y trató de alejarla, pero la castaña no soltaba a Jeongyeon de su chaqueta.
_¡Jennie! ¡Detente!
_¡Déjame! ¡No te metas en esto! - volvió a caer sobre Jeongyeon y esta vez aprovechó para meter pasto dentro de su boca - ¡¿A qué te supo?!
_¡Jennie! - volvió a abrazarla pero esta vez jaló con más fuerza, cargándola, Jeongyeon escupía toda la hierba con asco.
_¡Lisa! - gritó con enojo - ¡¿No ves que estoy ganando?! ¡Déjame! - comenzó a patalear.
_¡Cálmate! - Lisa la dejó en el suelo y fue más rápida que la castaña, la giró y la echó directo a su hombro, la cargó y la llevó como siempre lo hacía cuando andaba de terca.
_¡Bájame! - se removía - ¡Te salvaste por ahora! - advirtió a Jeongyeon - ¡La próxima nadie te salva! ¡¿Oíste?! ¡Te va a ir peor!
_¡Ya cálmate, Jennie! - Lisa advirtió.
Jeongyeon se dejó caer al suelo completamente exhausta, su ojo izquierdo estaba morado y tenía muchos rasguños en la cara, su labio aún sangraba levemente y su mejilla estaba roja por la bofetada.
Ya estaba recibiendo ayuda por parte de los demás empleados.
_¡No la ayuden! - advirtió Jennie a lo lejos - ¡Echenla de aquí! ¡No la quiero ver en mi propiedad!
_¡Jennie! - regañó Lisa.
_¡Tú no te metas y sigue caminando!
Jeongyeon se puso de pie y agradeció a los que quisieron ayudarla, miró una última vez a Jennie y ella le enseñó el dedo del medio.
La pelicorto bufó y se dirigió a la salida, buscaría a Lisa en otro momento.
Lisa entró a la casa con Jennie en su hombro y se encontró con el señor Kim, él solo asintió cuando la pelinegra señaló arriba, dónde quedaba el cuarto de Jennie.
_¿Te estás divirtiendo, jardinera? - Jennie se dejaba llevar - claro, ¿Ahora te crees dueña de la casa? Ahora haces lo que se te pegue la gana y nadie te dice nada - ingresaron al cuarto de la castaña - dale, entra, no respetes mi privacidad, pued- Lisa la lanzó a la cama de cara - ¡¿Que te pasa?! - se sentó con molestia.
Lisa se acercó a la puerta y colocó el seguro, se acercó a Jennie y tomó su muñeca, la quiso guiar al baño pero la castaña se negó.
_Debemos curar esas heridas - pronunció seriamente.