Jennie recibirá un castigo por parte de su padre por ser tan mimada, vivir por un tiempo con una de las trabajadoras de su mansión, Lisa, la jardinera a quien a estado atormentando desde que ingresó a trabajar.
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Jennie despertaba por el llamado de Lisa, ella había despertado más temprano para poder darse una ducha y al ver que la castaña seguía durmiendo, se acercó para levantarla moviendo su hombro entre toques.
Vaya, hasta cuando dormía traía los ceños fruncidos.
_Jennie - volvía a llamar.
_Dejame dormír - la castaña se quejó, buscó la sábana con los ojos cerrados y al encontrarla, se cubrió por completo.
_Ya debes levantarte, es tarde - respondió Lisa.
Jennie, dudosa pero aún enfadada, se arrastró a su celular que estaba sobre la mesita de noche y observó la hora: 4:20 a.m.
_¿Estás idiota? ¡Son las cuatro de la mañana! - reprochó Jennie volviendo a cubrirse.
_Levantate - Lisa ordenó, pero la castaña la ignoraba - Jennie - ocurrió lo mismo - no me obligues a usar la fuerza - advirtió, no recibió respuesta, Lisa bufó y metiendo sus manos por debajo de las sábanas, tomos los tobillos de sus pies - ¡Levántate! - jaló pero Jennie se sujetó del respaldo de la cama con fuerza.
_¡Déjame dormir! - que quejaba en berrinches.
_¡Jennie! - Lisa jaló con más fuerza que la castaña se elevó por unos segundos.
_¡Ya déjame! - Jennie removía sus pies - ¡No tienes derecho de tocarme! - la empujó con los pies, logrando librarse y envolverse de nuevo para dormir.
La pelinegra bufó y se levantó las mangas, se detuvo a su lado y tiró la sábana de un movimiento.
_¡Oye! - Jennie se quejó. Lisa tomó sus manos y la llevó a ella rápidamente, colocándola sobre su hombro y sacándole de una vez por todas de la cama - Ya te crees mucho con esto, ¿Verdad? Te aprovechas porque tienes fuerza - Jennie colgaba resignada y con un puchero - babosa.
_Niñita - respondió Lisa al llegar al pequeño baño, la dejó en el suelo y le tendió una toalla - ahora báñate.
Jennie la recibió de mala gana y Lisa salió del baño, la castaña giró para bañarse cuando quedó con la boca semiabierta al ver solo una tina con un balde llena de agua.
_Y si te quejas te baño yo misma - advirtió Lisa detrás de la puerta, Jennie se cubrió la boca de inmediato, negando.
Lisa la dejó sola y se acercó a la cocina para ir preparando el desayuno, cuando se aguantó la risa al oír el grito de Jennie.
_¡ESTÁ HELADA!
Bueno, tal vez no debió ponerle hielo unos minutos antes.
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