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En la mansión de Jeongyeon, la pelinegra salía del baño usando una ropa completamente nueva y limpia, se había duchado y ahora su cabello se veía más lacio, algo que a la pelicorto le gustó al verla salir con timidez

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En la mansión de Jeongyeon, la pelinegra salía del baño usando una ropa completamente nueva y limpia, se había duchado y ahora su cabello se veía más lacio, algo que a la pelicorto le gustó al verla salir con timidez.

_Te ves linda así - pronunció Jeongyeon al acercarse - pero me gustan más tus rizos, ven - tomó su mano y la guío a la cama, haciendo que se sentara - vamos a curar esas heridas.

_¿Eso duele? - señaló Nayeon, la pelicorto tenía una mini botella con un líquido extraño.

_No - lo abría - esto hará que la herida seque.

Iba limpiando con cuidado, Nayeon trataba de no verse nerviosa pero su cercanía se lo hacía difícil, sus facciones eran perfectas y su sonrisa...la típica sonrisa que te hace suspirar.

_¿En qué piensas tanto? - preguntó Jeongyeon mientras pegaba la curita sobre su nariz.

_En nada - respondió de inmediato - no estoy pensando nada - negaba.

_Por esta vez te creeré - le sonrió. ¡Deja de sonreír! - ahora te guiaré a tu habitación, vamos - ofreció su mano.

Nayeon la tomó con timidez y Jeongyeon caminó con ella, la casa era sorprendentemente grande que sorprendía a la pelinegra, hasta podrían hacer una carrera de mini autos en todos los pasillos.

Jeongyeon se detuvo frente a la puerta que se encontraba al último pasillo, justo frente a su propia habitación, la abrió e ingresó sin soltar su mano, la pelinegra quedó maravillada por la enorme habitación, era casi del mismo tamaño que del baño, y para agregar, tenía una hermosa vista al exterior.

_Esto es la mitad de mi casa...- pensó en voz alta y Jeongyeon rió ante lo dicho.

_Estaré en mi habitación por si necesitas, puedes usar esta habitación como si fuera la tuya - se retiró sonriendo aún por la cara de asombro que no se le quitaba a Nayeon.

La pelinegra escuchó que cerró la puerta y asegurándose de que haya sido así, corrió directo a la cama y lanzó en ella, riendo cuando rebotó un poco por el salto.

_Que suave es - se escabulló dentro de las sábanas y se abrazó a ellas - no quiero salir de aquí - se acurrucó.

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