Jennie recibirá un castigo por parte de su padre por ser tan mimada, vivir por un tiempo con una de las trabajadoras de su mansión, Lisa, la jardinera a quien a estado atormentando desde que ingresó a trabajar.
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Jennie y Lisa se mantenían en silencio, ninguna quería dar su brazo a torcer, eran tan orgullosas solo con la otra que darle la razón era como perder la batalla.
Lisa se apoyaba en sus codos y miraba a la pared, ya estaba perdiendo la paciencia, no entendía porque no lo quería romper, si solo era tela y ella tenía demasiado dinero para comprarse miles más.
Jennie suspiró y volvió a llevar sus manos al botón de Lisa.
_Hey, dije que no - la pelinegra sostuvo su mano.
_Pues no importa, ya llevamos mucho aquí y no quiero pasar ni un minuto más a tu lado - intentó romperlo pero Lisa trataba de evitarlo, comenzando a batallar sobre la cama sin despegarse.
_¡Pare! - gruñó - ¡Si lo rompe me va a comprar otro! ¡Se lo advierto! - Lisa se removía mucho así que la castaña la envolvió con sus piernas, Jennie no se detenía en su intento de romperlo pero Lisa sostenía sus manos con fuerza - ¡ah, pues sí eso quiere! - Lisa llevó su mano a su brazier también.
_¡No!
Seguían peleando de manera tan infantil.
De pronto de congelaron cuando encucharon un ruido en la puerta, el pánico en sus miradas era evidente al verse.
Lisa abrazó rápidamente a Jennie y las hizo girar para caer de la cama, al lado contrario de la puerta.
_Aush - que quejó Jennie, pues Lisa había caído sobre ella.
_Shhhh - susurró Lisa.
_¿Señorita? - una de la empleadas se asomaba tras la puerta - ¿Señorita, Jennie? - ambas mantenían silencio para que no las atraparan - no está, podemos entrar - mencionó la joven muchacha.
_¿Estás segura? Creo haberla visto entrar con la jardinera - su compañera la siguió, sostenían en sus manos nuevas toallas y productos de aseo.
_Como sea, no están aquí - salió del baño, ya había dejado las toallas y ahora traía las usadas - ¿Vas a ir al cumpleaños de tu sobrina?
Su compañera rió, estaba colocando los nuevos productos al lado del espejo del baño.
_¿Crees que esa bruja me dejará permiso? - ambas rieron - ni siquiera es necesario consultarle, ya sabemos su respuesta.
_No entiendo porqué siempre anda enfadada, si lo tiene absolutamente todo, ya quisiera yo vivir en una mansión así.
_¿Todo? Le falta el cariño de su madre - volvió a reír.
_Con razón creció siendo una amargada, y su padre trabajando las veinticuatro horas, se volvió más detestable.
Lisa pudo percibir la incomodidad en los ojos de la castaña, se veían tristes.
_Al menos la señora Kim nos trataba bien, lastima lo que le pasó.
_Todo hubiera estado bien si su hija no se hubiera metido, ella seguiría convida y no tendríamos que soportar el mal trato esa.