•23•

157 9 2
                                    

- Buenos días, mi amor- me dice ella tras despertarse- ¿Cómo has dormido, lobito? ¿Quieres que te haga el desayuno?

- No, no te preocupes nena. Lo hago yo si quieres- me sonríe y me besa. Se levanta para ducharse mientras que yo estoy abajo haciendo el desayuno, pero siento una presencia que no es la de ella arriba. Además, reconocería ese olor tan característico aunque esté resfriado con la nariz taponada.

- Hola, Tom- decido subir las escaleras. Ella está recién salida de la ducha en toalla, y mi hermano no es que tenga pensamientos limpios en este momento- Perdona- pasa a nuestra habitación empujando la puerta para que se cierre. Antes de que cierre del todo mi hermano se acerca a la puerta con una sonrisa malvada, pero lo detengo al adelantarme y ponerle una mano en el pecho.

- ¿A dónde ibas, Tom?- me mira- ¿No tienes nada que contarme?

- No.

- ¿Seguro? ¿No saliste el otro día?- niega- ¿No fuiste al bosque?- vuelve a negar- ¿No te fuiste a una cabaña que hay en las lindes del bosque?- niega rotundamente- ¿Por qué te vieron los amigos de Lilith entonces, eh?

- Tenía hambre, iba buscando algo de comer. No soy un lobo blando como tú, los lobos somos crueles, cazadores, asesinos, astutos, brutos, y nos zampamos a cualquiera que se interponga en nuestro camino. Así que sí, tenía hambre. Iba buscando comida- se cruza de brazos. Oish, que coraje me da.

- ¿Comida o a alguien?- sonríe levemente- Que no se te vuelva a ocurrir acercarte a esa cabaña, ni te acerques a mi novia tampoco. Ten cuidado, hermano.

- Haré los que me salga de la punta de la polla, hermanito. No estaría así si compartieras a tu novia conmigo- ¿Compartir mi novia con él? Antes muerto- Y tranquilo. Si me la quiero follar, me la follaré tarde o temprano. Siempre consigo lo que quiero, y en este momento quiero atarla a la cama y hacérselo mil veces hasta que se empiece a desangrar- harto de tanta tontería y falta de respeto hacia mi Lilith, saco la fiera que hay en mí y me transformo en lobo. Empezamos una pelea sangrienta, totalmente fuera de control. ¡Nadie habla mal de mi chica! ¡Nadie más que yo puedo tocarla así! ¡Tom me revienta las pelotas cada vez que habla así de ella! ¡Lilith es sagrada! Le doy un zarpazo en la cara, él me muerde cada vez que puede, el muy cabrito sabe dónde atacar.

-¡CHICOS, YA, POR FAVOR! ¡AH!- doy un zarpazo otra vez, pero parece ser que no le he dado a Tom. Él sigue retirado de mí pero mira hacia la puerta de mi habitación. Mierda...

- ¡DIOS MÍO, BILL! ¡TE LA HAS CARGADO!- vuelvo a mirar a mi hermano, ha vuelto a ser un hombre. ¿Qué hago? ¿Qué hago?

- ¡CÁLLATE, TOM!- le grito- Nena, nena. Eh, Lilith. ¿Estás bien?- le he abierto parte del cuello, si no paro la hemorragia podría morir entre tres y cinco minutos.

- Joder, que sangre tiene- mi hermano aspira por las fosas nasales llevándose todo el aroma de su sangre. No voy a mentir, ganas de probar de su sangre tengo, pero debo de controlarme.

- ¡Ayúdame! ¡Dame tu camiseta, corre!- él se la quita. Cuando me la da le hago presión sobre la herida, mientras Tom busca en el botiquín de primeros auxilios- Genial, unas vendas- mientras le envuelvo el cuello mi hermano la mira, ella respira por ahora. Bien.

- Está en bata- lo miro un momento- ¿Tendrá algo debajo?- le paro la mano con un gruñido, él bufa- Aburrido.

- Déjala en paz- le digo seriamente. La cojo del suelo, la herida ha dejado de sangrar pero mis manos están manchadas de su sangre. Por probar no pasará nada- Mierda, joder. Me tengo que lavar las manos rápido- vuelvo a la habitación tomándole el pulso en el lado que no está dañado del cuello, aún tiene- Lilith. Lilith, cariño, despierta.

- A lo mejor si se la metes del tirón...- miro a Tom. Sin decir palabra, me incorporo y hago que se marche de la habitación, cierro con llave la puerta y la ventana para que la deje en paz. Me acuesto a su lado abrazándola con fuerzas pero con cuidado a la vez, aún no ha recuperado el sentido.

- Lo siento, Lilith. No quería darte, perdóname, por favor. Nunca te haría daño a tí. Se me fue la zarpa, juro que no fue queriendo, no iba dirigido a tí. No me gusta pelar, de verdad que no, pero Tom me tiene hasta el gorro ya. Ha superado mi límite de paciencia. Despierta, por favor- puedo comprobar que la leyenda que nunca creí era cierta. Os cuento. Desde pequeño me han dicho que una lágrima de un vampiro valía mucho, y la de un licántropo también valía mucho. Mi madre me dijo que mis lágrimas eran especiales, pues era una mezcla entre ambas razas, y siempre nos dijo a Tom y a mí que nunca debíamos de llorar ante los cazadores que nos querían matar, porque venderían nuestras lágrimas igual que lo harían con nuestra cabeza. Se dice que una lágrima que sea verdadera de nuestra mezcla ayudaría a otro ser si le caía en algún lugar del cuerpo, y a ella le ha caído en el pecho, dónde tengo mi cabeza apoyada para escuchar su corazón latente por suerte. La miro, veo que respira mucho mejor, eso me hace feliz- Lilith, ¿estás despierta?- abre los ojos de golpe, pero mal hace al mover el cuello.

- ¡AU!- se lo palpa con cuidado- Qué.... ¿Qué me ha pasado?

- ¡Estás viva!- el abrazo que le doy la hace de reír- Verás, es mucho lo que te tengo que contar- empiezo a contarle sobre lo de Tom, lo que le ha pasado, por qué le ha pasado y qué ha pasado para que recupere la consciencia y un poco de salud- Cariño, de verdad, que lo siento. No quería darte a tí, quería saltarse un ojo a ese desgraciado que tengo por hermano.

- Tranquilo, lo entiendo. No te preocupes. No desperdicies tus lágrimas, lobito- tras un beso, se sienta en la cama y trata de incorporarse- No quería que esa pelea continuara, era demasiado peligroso para los dos. Siento haberme metido en medio.

- No te preocupes. ¿Puedes incorporarte?

- Sí, creo. ¡Ay!- la cojo antes de que caiga al suelo- Muchas gracias, Billy- la ayudo a bajar al salón, mi hermano está viendo la tele como siempre. Pero cuando ella aparece, juro que le veo las pupilas de los ojos en forma de corazón mientras tiene la lengua fuera, como en los dibujos animados. Ella se llega a morir y, por muy mal que suene, apostaría mis colmillos a que se la tiraría igualmente. Este es un guarro total.

- ¿Cómo estás, Lilith?

- Bien, sí, gracias- le dejo acostada en el sofá de al lado, mientras hago el almuerzo. Con este drama que hemos montado se nos ha pasado la hora del desayuno. Mi hermano no deja de mirarla mientras almorzamos, y cuando terminamos, subo para cambiarle la venda- Ay...

- Perdón, mi amor- cierra los ojos cuando termino de despegarla, aún hay sangre- Joder, esto es difícil. Tu sangre es muy dulce- ella suspira. Intento hacerlo rápido porque mis instintos como vampiro que soy no me permiten mucho tiempo de espera, y si no la veo es que no está. Si no la veo no está- Bien, ya está.

- Gracias por cuidarme tan bien- me sonríe y me da un beso, que acaba en un poco de descontrol sobre el colchón pero sin llegar a hacer nada- ¿Por qué no lo reservamos para la semana que viene? Es San Valentín, y tanto Willi como tú podréis disfrutar al máximo.

- Me parece bien, hoy ya es viernes- ella sonríe. Se quita de encima mía y se levanta a por un libro, de mientras yo me abrazo a ella. Me encanta estar con ella cuando lee, es tan mona, parece una estudiante sobresaliente- Eres preciosa cuando lees- se ríe levemente y me mira- Enserio, me encanta.

- Eres un romántico, eh- nos reímos. Pienso que somos la mejor pareja del mundo porque, pese a las malas situaciones que hemos vivido, siempre nos hemos tenido y apoyado. Eso me gusta de ella, su apoyo y cariño. Gracias a esta mortal mi vida vuelve a cobrar sentido. Espero que no kos separemos jamás, porque sería mi fin perderla. Y yo no quiero que se vaya nunca de mi lado.

Cartas para Lilith. (Bill Kaulitz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora