Effetto pigmalione | Eren Jaeger

Capítulo 4 | Debería ser yo

Eren:

Después de nuestra conversación en la cafetería decidí poner un poco más de atención en el profesor Smith y T/N, era obvio que no podía estar en dos facultades al mismo tiempo así que para hacer tal cosa debía tener algún contacto dentro del edificio.

–Oye Armin– dije acercándome con una sonrisa mientras él desayunaba sentado en el sofá.

–No Eren, ya no– contestó cansado.

–Pero no sabes lo que diré

–Me pedirás investigar algo, no puedes aprovecharte de mi puesto temporal en administración

–¿Qué? Por supuesto que no– me hice el ofendido.

–¿Entonces? – arqueó una ceja

–Solo quería avisar que hoy llegaré hasta la noche

–Y me lo dices porque...

–Hoy me tocaba cocinar pero no estaré así que...

–Está bien, iré a comer con Mikasa– dijo levantándose del sofá.

–Oh, me la saludas– pedí sonriendo.

–Si, no creo que sea buena idea, dale tiempo

–Creo que tienes razón

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Los recuerdos llegaron a la mente de Eren.
El ojiverde siempre se había caracterizado por ser alguien directo con sus intenciones hacia otras personas y en  cierto punto era necio, no se rendía hasta alcanzar su objetivo, cosa que le trajo problemas tres meses atrás.

Mikasa, la amiga de la infancia y ex compañera de habitación de Eren, se volvía cada vez más cercana a Jean, tanto como para tener citas ocasionales. En una noche de primavera, mientras la chica esperaba a su cita el castaño se acercó a conversar con ella.

–Es una lástima que ahora salgas con Jean – dijo apareciendo el castaño.

–¿Una lástima?

–Bueno, pensaba proponerte tener sexo casual, después de todo vivimos en el mismo departamento

–¿Qué te ocurre? ¿Por qué me dices eso?– preguntó la chica retrocediendo.

–Pensé que ya habías notado mi atracción hacia a ti.

–No creo que sea....

–Consideralo, puedes cancelar tu cita y entrar al departamento – interrumpió a la mujer.

Antes de que Mikasa pudiera negarse un auto se detuvo a escasos metros de ellos, Jean bajó enfurecido pues había escuchado la conversación de ambos a través de una llamada que estaba teniendo con Mikasa mientras ella esperaba.

–Tú, maldito imbécil – dijo Jean apuntando a Eren, caminó hacia el chico y no dudó en soltarle un puñetazo en el rostro.

–¡Jean!– gritó la chica intentando detener a su cita.

Era inútil, el ojiverde yacía debajo del chico recibiendo golpes constantes pero no hacía nada por detenerlos, sabía que había hecho mal en insinuarse a alguien con pareja.

–¡Jean, por favor!– Gritaba una y otra vez.

–¡¿Por qué lo defiendes?!– preguntó exaltado.

–Tal vez porque me prefiere a mi– contestó sonriente el ojiverde.

Esas fueron las palabras detonantes para hacer sentir miserable a Jean, sin decir nada, se levantó miró a la chica con decepción.