'Los pelos de elote y ojos de gato'

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Mis compañeros del fondo estaban haciendo mucho ruido pasando unas papitas. El olor a papas hizo que mi estómago comenzara a rugir. Tuve la intención de pedirles, pero mi dignidad me mantuvo mirando al señor bigotudo.

—Las figuras que rodean al arco se interpretan como algo real y divino, se unen para dar un aire de grandeza. El arco de Tito es considerado como el homenaje al emperador por sus victorias en contra de los judíos —. La paciencia con que aquel hombre leía el libro me hacía querer salir corriendo.

Faltaba casi media hora para salir a receso, el bigotudo era una verdadera tortura para los oídos de cualquiera.

—Hay muchos aspectos importantes que relata este arco, entre ellos, tenemos...

Si iba a pasar más de diez minutos en ese lugar, entonces tenía que buscar una manera para distraerme. El olor de las papas de los chicos del fondo no era una opción, yo no les agradaba a ellos, era obvio que no me darían una sola papa. Igual, yo podía comprarme un saco de papas y mandar a poner mi propio negocio, tampoco era como que los necesitara.

—¿En qué año dijo, profesor? —su angelical voz me sacó de mis deseos más íntimos entre las papas y yo.

—El Arco de Tito, que forma parte de la Via Sacra del foro desde el año 80 d.C. El arco fue construido poco después de la muerte del emperador Tito, para homenajear su victoria en Judea, que daría a Roma el dominio de la provincia y un enorme botín.

El maestro volvió a leer en el libro. El chico movió sus labios, sonriendo agradecido. Yo no pude despegar mis ojos de su cara. Me gustaba, no únicamente era bueno en los deportes, amable con los demás, también era un buen estudiante. ¿Cómo le quedaba tiempo de llevar una buena vida social y ser el mejor estudiante del curso? Yo respiraba y ya estaba cansado de existir.

—¿Quiere hablar de algo con la clase, Royce? —interrumpió el altar mental que le estaba siendo a mi suave compañero pelos de elote —. ¿Royce? —ahora si estaba concentrado en conocer mi respuesta, odiaba que solo me mirara cuando quisiera avergonzarme.

—Muy lindo todo —respondí sin apartar mi atención del chico lindo —. Muy lindo todo eso del arco de Alejandrino, seguro era gran tipazo el hombre. Imagine a las personas planeando hacer esa cuestión, no, no, seguro y el chabon era popular.

—No hable como vagabundo, Royce —. No me importaba que el maestro me estuviera regañando. Únicamente importaba la hermosa sonrisa del chico que me tenía flechado.

—Lo siento, maestro, desconozco los términos correctos para referirme al hombre de gran carácter que generó tal amor en sus ciudadanos —mi sentido del humor no le llegaba a todos los del salón.

—Royce, deberías de considerar cambiar tu actitud —. El señor estaba rojito a causa de mis respuestas. No era un maleducado, aun cuando yo solito me había forjado en valores, no era un idiota.

—Lo siento, maestro, no quería ofenderlo —puse todo de mí para no poner mala cara y no sonar con sarcasmo, aun cuando el sarcasmo me salía natural como la mierda.

—Debido a que el tiempo no nos alcanza para terminar esta asignación...

Otra vez puse mi atención el chico de hermosos ojos de gato que tenía al frente.

—Estará conmigo —aseguró el chico lindo.

—¿Estas de acuerdo en trabajar con él?

Nadie respondió. ¿Qué les pasaba a los idiotas? ¿Por qué estaba ignorando al pobre bigotudo?

El elote mi hizo ojitos, yo le seguí el juego.

—Creo que no, debes cambiar de compañero.

—Jeffry —rápidamente sacudí mi cabeza para fingir que no lo estaba viendo. Supe que era demasiado tarde. Porque él estaba mirando y pidiéndome una respuesta.

—No te estaba viendo —susurré, de mal humor.

—Sé que no lo hacías. Te estábamos preguntando: ¿Quieres hacer el trabajo conmigo?

Si quería, solo no me mostraría interesado.

—La verdad, me da igual, si quieres ser mi compañero, todo bien —apreté mi boca para que mis gestos fueran de acuerdo con las palabras.

—Bien, entonces ambos pueden hacerlo juntos —el pobre chico casi se atraganta con el agua.

—Concentrado, chabon —cuando el bigotudo salió, me acerqué para ayudarle unas palmaditas en la espalda —. No seas un loquito malpensado.

Enrojeció.

—No estaba mal pensando nada.

—Te creo, no soy quien para juzgar —levanté mi mochila y el chico me alcanzó.

—Te juro que no malpensada nada.

—Dime —era gracioso mirar como yo lo intimidaba, a pesar de que él me sacaba mucho más de altura —. ¿Quién soy yo para juzgar?

—Tienes razón.

—¿En qué no soy nadie?

—No, en que no eres del tipo que juzga.

—Pero si soy del tipo que mira —volvió a ponerse tímido. Yo, como pude, salí del lugar, él demostraba su timidez con su cara sonrojada, a mí me temblaban los pies, pero era demasiado orgulloso para admitir que me gustaba un compañero de curso.


...

Sigo recordando ese día. No porque el chico siga gustándome, simplemente almaceno todas las tonterías que hice en las aulas, así puedo considerar que mi vida no fue tan amarga como mi mente llega a creer en ocasiones. 

...

LA Música DE ARRIBA NO TIENE NADA QUE VER CON EL CAPÍTULO, JAJAJA, SOLO LA ESTABA ESCUCHANDO MIENTRAS PUBLICABA Y QUISE AGREGARLA.  (ES CHIDA)

La Historia De Royce (✔️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora