—Que te vaya bien, Royce —dijo la chica del local de hamburguesas.
Salía a correr todas las mañanas, el vecindario era tan pequeño, la mayoría de ellos me reconocían y yo hacía el esfuerzo por recordar sus nombres.
—Que te vaya bien a ti también —respondí y la chica enrojeció como los tomates que acababa de llevarle.
Al tener mucho tiempo libre, comenzaba a reconocer el efecto que causaba mi físico en las personas. La vida me había follado duro, pero la pubertad trató de usar lubricante.
—Una bonita chica acaba de sonreírme —comenté al mismo tiempo que me acostaba en el césped —. No me ilusiono con una sonrisa, no soy tan fácil de conquistar.
Me senté sobre mis piernas para pasar mi mano sobre su tumba.
—El edificio está cerca. Huele a ratas y cucarachas muertas, pero tiene una linda vista. Y lo más importante, no tengo que pagar mucho para hospedarme en ese lugar.
Me pasé a la tumba de la abuela.
—¿Te importa si me siento en tu nueva casa? —pregunté con una sonrisa —. Obviamente no te importa, pero estoy intentando ser amable y pedir permiso.
Oculté la botella de alcohol que traía en mi bolsillo.
—Es pequeña —les hice saber a ambos —. No bebo esto todos los días, lo juro.
Me sentía un poco solo... un poco desconectado con el mundo. Como si los demás se movieran y yo estuviera quedándome rezagado por todo. Esos bajones como venían se iban, pero en los momentos que me atravesaban, eran tan horribles como mi cara un domingo por la mañana.
Al acercarme un poco a la tumba de mi hermano, observé flores que no yo había llevado.
—El abuelo ahora pasea con su hijo —dije a la abuela —. ¿No puedes regañarlo? Decirle "es a Royce el que debes cuidar". O susurrarle cosas tenebrosas al oído y hacerlo regresar —reí bajo.
El sol comenzaba a salir, de haber llevado mi celular hubiera retratado el momento, pero hacía mucho que no lo usaba, mucho menos lo traía en mi bolsillo.
—Bueno, bueno, ha sido mucha lloradera ya —limpié mis mejillas y pasé mis manos para quitar los mocos —. Tengo que ir por unas semillas.
Recogí mi botella a la mitad y avancé un poco.
—No se pierdan, nos vemos pronto.
...
Mi rutina nunca se resumió en ir y hablar solo en un cementerio vació. Comencé a pensar en muchas cosas al mismo tiempo, el mundo comenzó a darme contra una pared, pero yo hacía el intento de responderle con la misma intensidad, a pesar de querer salir corriendo y tirarme de un precipicio.
Me prometí que le daría tan duro a la vida, la dejaría las mismas marcas moradas que ella me dejaba desde la infancia. Que lloraría de ser necesario y reiría las veces que tuviera que hacerlo.
A pesar de que se me dificultaba, dejaba que las personas me cobijaran y consolaran.
En ese edificio viejo con olor a ratas, encontré una parte de mí. Una parte que el mundo me debía y que yo creí haber perdido y nunca recuperar.
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La Historia De Royce (✔️)
Historia Corta"Hago cosas extrañas cuando estoy solo. Como pegar chicles en las sillas para que alguien más se siente y tenga una pequeña sorpresa". "Me gustan los chicles de frutillas que mi hermano me da" "Lo único interesante de las reuniones de mis padres, e...