Pasé una brocha limpia en las piezas que había llevado a mi cuarto, me gustaba mucho más ensuciarme que limpiar mi desastre, pero era una tarea puesta por el abuelo y él se enfada cuando dejaba todo sucio. Especialmente las piezas pequeñas.
—La comida ya está lista, Royce —mi abuela habló desde afuera de mi cuarto.
Ambos estaban comenzando a comprender lo que la privacidad significaba para un adolescente y el interés que ponían en mí, me hacía sentir comprendido.
—Baja a comer, Royce.
Me tiré de la cama para obedecer su orden.
—¿Qué hay de comida? —pregunté ansioso —. ¿Pizza?
—Frutas y vegetales —jugó ella.
Me puse a su lado para ayudarle a bajar las escaleras. Ella apretó sus labios, intentando contener un leve quejido, mi atención fue hasta su pierna lastimada, la cual estaba envuelta con una venda del mismo color de su vestido.
—¿Cómo te hiciste eso? —me detuve y la detuve.
—Me pegué con las escaleras.
—¿Por buscarme?
—No, fue hace unos días. Estará bien pronto.
—Bien —seguí caminando, con la mirada puesta en sus pasos —. Podemos ir al hospital, si gustas, estoy libre... vamos al hospital a que te revisen. ¿Sí?
—¿Al hospital? No te gusta el hospital —recordó ella.
—No, no me gusta el hospital, pero por la anciana que no puede caminar, yo haría lo que fuera, incluso si tengo que pasarme horas sentado en un hospital.
Me pegó a ella y rápidamente sentí sus manos jugando con mi cabello.
Intentaba que su peso no me llevara al suelo, no era porque no hiciera ejercicio, si bien, no lo estaba haciendo de manera formal, el trabajo en el taller ya era una manera de ejercitar mi cuerpo, pero no lo suficiente como para que un adulto se apoyara por completo en mí.
—Royce, ¿es aquí donde vive? —una voz familiar se escuchó en la planta baja. Mis pasos se detuvieron y mi respiración hizo lo mismo.
Bajé al mismo ritmo que mi abuela, aun cuando quería salir corriendo y cerrar la puerta rápidamente.
Mi abuelo se hizo a un lado y me permitió mirar al chico. Nunca me fijaba en lo que llevaba puesto las personas, al menos no desde que había decidido no burlarme de ellos, pero si lo hice cuando lo tuve al frente. La camisa transparente dejaba a la vista su piel, esa que había tocado y seguía imaginando todas las noches.
—Dejaste tus libros en mi casa —inició diciendo —. Vine a dejarte tus libros.
—Gracias.
—Royce... sobre lo del otro día.
—¿Qué sucede con lo del otro día? —al mismo tiempo que hacía la pregunta, también cerraba la puerta a mis espaldas.
—¿No estuvo bien? Pensé que ambos queríamos lo mismo, siento mucho si te sentiste presionado. Me gustas y quería hacerlo contigo... solo que... parece que me evitas. ¿Lo haces?
—Estuvo bien —me limité a decir.
—¿Entonces?
—No es lo mío. No tengo sexo con chicos.
—¿Qué? ¿Es eso?
Pude escucharlo suspirar, aliviado.
—Es difícil admitirlo al inicio.
—No tengo nada que admitir —mis palabras fueron decisivas.
Suspiré al recordar las palabras de mi amigo, pero ni sus consejos podían calmar esa sensación de culpabilidad.
¿Por qué me sentía tan desesperado por negarlo? A mis padres nunca les había importado todo lo relacionado con mi vida, y, siendo sincero, tampoco me importaban ellos, por eso no me limitaba en quien era o en lo que pensaba. Porque ya sabía que para ellos era indiferente, pero con mis abuelos era diferente... los amaba, y me amaban.
Nadie quiere decepcionar a las personas que ama.
—Lo siento, tal vez lo malinterpreté —bajó la cabeza, sonrojado.
—Nos vemos en el examen —intenté concluir.
—¿Facultad de negocios? —se interesó por saber, mirándome directamente a los ojos, pero yo no pude mantener la mirada, sobre todo por el calor que sentía mi cuerpo, al recordar como sus manos me habían tocado ese día.
—Sí.
—Presentaré el examen para estudiar cosmetología —comentó.
—Suerte con eso.
Tenía tantas ganas de decirle que pasara, comiéramos juntos y presentarle a mis abuelos, pero también seguía sintiéndome asfixiado por todo. ¿Y si ellos estaban molestos porque me gustaban los chicos? Uno de sus nietos había sido expuesto al ojo de muchas personas, su intimidad, su forma de ser y pensar, no quería hacerles pasar o hacerme pasar por el mismo sufrimiento.
—Bien —le di la espalda para entrar a casa, pero su mano sujetó la mía.
Me acercó como las veces anteriores.
—¿Qué haces? —rápidamente me puse a la defensiva.
Parecía estarme retando a mantenerle la mirada, sus cabellos rojos estaban húmedos por toda su cara, incluso parecía tener uno suelto cerca de su boca.
—Tú no eres así, Royce.
—¿Y como se supone que soy?
—No lo sé... pero no así.
Estaba suplicando una explicación y yo suplicaba porque comprendiera mi mirada.
"Me gustas, pero tengo miedo".
—Nos vemos en el examen —me despedí y entré a la casa, con la respiración ahogada y con una culpa en todo mi pecho.
Apreté los libros sin ningún tipo de cuidado, dejé de cerrar los ojos y fingí una sonrisa antes de acercarme al comedor, en la mesa me esperaban mis abuelos.
—¿No invitaste a tu amigo a comer? —quiso saber mi abuelo.
No contesté.
—¿Estás bien, Royce? —mi abuela se levantó para tocar mi fría frente.
—¿Tiene algo? —volvió a intervenir él.
No dije nada.
—Estoy bien —hice saber. Al mismo tiempo que comenzaba a llorar desconsoladamente.
Todo era más fácil cuando era un niño de siete años.
...
Negar quién eres se vuelve una pesadilla según pasa el tiempo.
Me esforcé mucho por aparentar tener la misma actitud de niño desinteresado, pero me sentí culpable por no ser responsable de mis acciones.
Necesitas a más de una persona para tener sexo, eso si no incluimos los demás métodos que puede usar el ser humano para darse placer... pero la situación iba más allá del acto sexual, incluía sentimientos, los sentimientos de ese chico, mismos que había lastimado con mis palabras.
Por donde fuera que analizara la situación, mis palabras tenían que consolarle y hacerle ver la razón de mis acciones.
¿Estaba bien pensar así? ¿No?
Tú hubieras sabido qué hacer.
Porque yo no.
El chico tocó mi puerta y yo no pude disculparme adecuadamente con él.
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La Historia De Royce (✔️)
Historia Corta"Hago cosas extrañas cuando estoy solo. Como pegar chicles en las sillas para que alguien más se siente y tenga una pequeña sorpresa". "Me gustan los chicles de frutillas que mi hermano me da" "Lo único interesante de las reuniones de mis padres, e...