capitulo uno𓆈

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Y ese comportamiendo desesperaba a Ash.

Cleo era adoptada... pero no fue nada fácil.

—No quiero a esa niña en mi casa, no me importa que sea la hija de tu hermano, no es mi problema —niega Eleanor.

Se supone que todos los niños tenían la capacidad de amar sin medidas y tomarte de figura materna sea quien seas. Bueno, Eleanor era la figura de perra que tenía Cleo.

—¿Cuál es tu problema? —Thomas le dijo a su esposa—. Es una niña.

—Yo también lo era cuando me abandonó mi madre y no necesité de ella para crecer.

A Eleanor le encantaba ser el centro de atención.

—¡Su padre murió y su madre la abandonó! —gritó Thomas— mi hermano murió.

—Que se haga cargo otra persona ¿No tienen familia?

—¡No!

Thomas nunca fue muy inteligente.

Siempre buscó la aprobación de sus padres y siempre opacó a su hermano, hasta que el empezó a ganar dinero en un club de mujeres y dejó a su perfecta familia en el olvido. Su hermano era la decepción de la familia y el era el buen hombre trabajador y creyente. Pero era todo basura. Todas mentiras para complacer a sus padres y cuando dejó esa casa encontró a Eleanor, se dió cuenta de que la complecería en todo.

Y así fue como Cleo paso tres meses en el orfanato, claro no tenía ni un puto recuerdo de esa etapa, estaba muy ocupada babeando y metiendose toda mierda a la boca.

Hasta que un día un angel cayó del cielo para salvarla de ese horrible lugar.

—Solo dame a la puta niña —se queja la mujer.

—Necesitamos sus datos, complete la planilla y la llamaremos en cuanto...

—¡En cuanto me llamen esa niña estará jubilada! —lo interrumpe— Oh vamos ¿cuantos putos niños tienen aquí? Por su mierda de papeleo.

Cleo nunca supo como su abuela logró sacarla de ese lugar.

—¡Fez, corre!

La abuela iba con una pequeña Cleo en sus brazos, corriendo por las calles como una loca y Fez detrás.

Desde entonces su abuela se hizo cargo de ella, claro que no era la mejor pero lo intentaba.

—¡No podía dejarla sola! ¿Entiendes? —Fez asiente a lo que su abuela le comunicaba—. Maté a su padre, ese maldito bastardo era un hijo de perra y que de haya muerto fue lo mejor para esta niña. Además mirala, es adorable.

—Cool —respondió Fez.

—La perra de su madre la abandonó y su familia también. Pobre niña... mierda no me sé su puto nombre —se carcajeo su abuela.

Fez pensó en miles de nombres para la niña. 

—¿Elisa? —dijo Fez.

—¡No somos imbéciles! —negó su abuela.

Al otro día Fez volvió a intentar.

—¿Addison?

—Nombre de perra —la mujer hizo una mueca de odio—. Maldita Addison.

Y al otro día...

—Molly.

Su abuela soltó una fuerte carcajada, tomando su estómago del dolor que le causaban las risas.

—Empaquetar pastillas ya te quemó el cerebro.

Y así por una semana, la bebé solo se llamaba bebé. Hasta que esa táctica dejó de funcionar cuando llegó otro bebé.

—Esto se volvió una puta guardería —suelta la abuela.

Fez traía a bebé dos en brazos, el cual no dejaba de llorar. El bebé había servido como medio de pago, pero al poco tiempo, nadie fue a buscarlo.

Eran tres niños al cuidado de una mujer que jamás imaginó tener a tres putos niños en su casa. Pero no se iba a rendir con ninguno.

Fez agradecía que la bebé uno sea tan tranquila.

Y todavía recuerda el día que solucionaron el conflicto del nombre.

—Que se volvió diabético ¿Entiendes? —cuenta la abuela.

El bebé dos estaba en un montón de espuma en la cocina, junto a Fez y su abuela, los cuales charlaban... o mas bien Fezco escuchaba. Mientras la bebé uno jugaba en silencio con figuras de cerámica, a falta de juguetes.

—¡En poco tiempo le cortaron los putos pies! ¿¡Sabes!? —suspira—. Al poco tiempo ¡cayó muerto!

El bebé dos chapoteaba.

—¿Llamé a la policia diciendo "Oh tienen que arrestar a Ronald puto McDonald"?

Fez esperó a que siguiera, pero su abuela lo miró esperando una respuesta.

—No lo sé —dijo obvio.

—¡No! Maldita sea ¡No los llamé! —deja el cigarro en el cenicero—. Porque el idiota de tu tio tuvo la culpa ¡nadie lo obligó a comer McDonald para el desayuno, almuerzo y la cena!

Fez y la abuela estaban tan metidos en su conversación que no notaron que el bebé dos estaba metiendose a la boca el cigarrillo gastado del cenicero. 

—¿¡Que carajos haces!? ¡Mira a este bebé! —soltó la abuela al ver al bebé segundo—. Dame eso, vamos, escupé.

Fez miraba la situación.

—Mira ¡le gustan los cigarrillos! Ahora eres uno de los nuestros ¿eh? —Fez sonrió ante lo que dijo su abuela— ¿¡Que eres, un maldito Ashtray?!

Por los gritos, la bebé uno en la sala se asustó y lanzó una de las figuras, haciendo que esta se rompiera en miles de pedazos. Fez sale a cuidar de que la bebé no se cortara y su abuela se agarra la cabeza al ver el estado de su figura.

—¡Oh no! —su abuela se queja— ¡Mi Nefertari!

—Cleopatra, abuela —corrige Fez.

—¡Eso dije!

Fez gira para mirar a su abuela.

—¿Cleopatra? —pregunta Fez.

—La bebé se desangra —dijo mirando el brazo de la niña. 

—¡Cleopatra! —Fez corrió a mojarle el brazo. 

En realidad nació bajo el nombre de Eider, pero eso no importaba, ya que la bebé ahora estaría con ellos y no pensaban en ponerle Eider a esa niña.

—¡Buenos días! —saluda Cleo. 

Ash se sobresaltó y tiró los cereales, dejando la leche en su ropa.

—¡Mierda! —suelta enojado— ¿¡Podrías cerrar la boca!?

Sep, tenemos un largo camino.

Prófugos [Ashtray] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora