capitulo ocho 𓆈

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Lo sé, querrán matarme por estas pausas, pero para explicar esto tenemos que irnos un tiempo atrás: 

—¿A donde irás hoy? —pregunta Fez.

Cleo toma el café que le había hecho su hermano y muerde una galleta.

—Hoy me toca biblioteca —habló con la boca llena.

Fez suspira.

—Oye —gira hacía su hermana— si hoy pasa algo con Nate Jacobs, dime.

Cleo lo entendió y asintió sincera. Eran momentos complicados.

La rubia caminó a la puerta, pero se detuvo al recordar algo.

—¿Y Ash?

Fez relamió sus labios antes de responder.

—No lo sé. 8

Ash pasaba mucho tiempo fuera de casa, comparado a que antes solo se quedaba en la zona de camaras con Cleo, o pasando tiempo con Fezco. Ahora salía sin decir mucho y no aparecía hasta el otro día.

—Se le pasará. 

—Eso espero —respondio Fez, preocupado.

Cleo salió y tomó el camino como una reflexión a lo que estaba pasando en su vida.

Nate Jacobs había dejado de molestarla gracias a Grecia y Fez, pero en este tiempo había aprendido a reconocer cuando una persona es terca y caprichosa, y Nate era mas bien alguien dispuesto a ser un hijo de puta por conseguir lo que quiere.

¿Y que era lo que quería? El quería joderle la vida a Fez, Ash y a ella, solo por Grecia y en el camino se encontró con la posibilidad: la menor de los hermanos y mujer. Tal vez por eso piensa que se puede meter con ella cuando quiera.

Cleo no daba la misma impresion que Ashtray, ella parecía muy tranquila y amable. Tal vez su vestimenta algo absurda y colorida a veces podía confundir y el hecho de ser una mujer tampoco ayudaba.

—Buenos días, Cleo —saludo la bibliotecaria.

Cleo sonrió dando un asentimiento con la cabeza.

—¿Ash pasó por aquí? —preguntó sútil e increíblemente lento, mordiendo su labio.

Ash siempre le dejaba comida o iba a hacerle compañía. Siempre que Fez no lo necesitara.

Y sabía que Fez no lo necesitaba hoy.

—No, no paso en todo el día —respondió Rosa.

Cleo asintió algo triste, quería noticias sobre el. Pero se conformó con lo que había y dejó sus pertenecias con Rosa.

Se alejó para empezar a etiquetar libros y acomodar los nuevos.

Le preocupaba Ash, o le jodia mucho que el no estuviera detrás de ella como de costumbre.

Esa parte había golpeado con fuerza. Cleo, quien vivía acostumbrada y algo agobiada por los frecuentes coqueteos y miradas de amor que Ash le brindaba, ahora apenas lo veía en casa.

El entraba, sacaba sus cosas, ayudaba a Fez con los negocios y volvía a irse.

No recordaba la última vez que Ash la había mirado.

Lo esperaba, algún día tendrían que crecer, y era obvio que no irían por el mismo camino.

Y sabía que Ash era muy tranquilo, a pesar de ser un hijo de puta y dar un miedo que te cagas, el era muy tranquilo en su zona.

—Cleo ¿no?

La rubia giró algo confundida, todavía con una pila de libros en sus brazos.

—Soy Cal —se presenta.

Prófugos [Ashtray] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora