Capítulo 1: Huir.

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Capítulo 1: Huir.

Jungkook está demasiado cansado cómo para ponerle mucha atención al pequeño niño que llora tres asientos delante de él, o quizá está detrás. No lo sabe con exactitud, pero sabe que su llanto resuena en todo el avión y aunque en las manos de todos los pasajeros viene una cajita con dulces y una notita que decía algo sobre ser su primer vuelo y que sus oídos son sensibles, muchos siguen sin tolerar ni aguantar el chillante sonido de la vocecita del bebé.

Cierra los ojos y se coloca los audífonos que había abandonado hace media hora, al vuelo aun le restan como tres horas para arribar en la ciudad de Seúl.

Está escuchando un poco de música para amortiguar el estridente llanto del bebé que va con él en el avión. Mago de Oz resuena en sus oídos y sigue la música con sus manos. Él es amante del pop en inglés y Ariana Grande es una de sus artistas favoritas, tuvo el placer de verla en un concierto una vez, probablemente es uno de los mejores recuerdos que guardará siempre en su memoria, pero tiene una pequeña debilidad por esta banda de folk metal. Ama oír sus canciones con los audífonos porque lo hacen perderse de la realidad e imaginarse a él mismo en un concierto de ellos. Pero a Jungkook le gustan las canciones del dos mil, no la más nuevas.

Frunce el ceño cuando escucha el llanto nuevamente del bebé que ahora recuerda que se llama Adrián. Coloca sus manos en sus orejas y descubre que sus audífonos ya no están ahí y también que ya no se encuentra en su asiento del avión, sino en su casa.

La respiración del chico se ha acelerado y siente que el aire no es capaz de llegar a sus pulmones, el bebé sigue llorando y Jungkook siente terror en su pecho. El bebé llora aún más fuerte y él busca de donde viene el llanto para poder arrullar al pequeño y calmarlo.

El llanto viene de la habitación del fondo, él sabe que esa habitación es de Eun-Ji, su hermana menor. Corre más rápido y preocupado.

Cuando está más cerca el llanto para de golpe, él se detiene justo antes de girar el pomo de la puerta blanca; tiene miedo de lo que va a encontrar ahí dentro. Toma el pomo y lo gira lentamente y cuando entra, es la habitación de su hermana, sí, pero en ella solo se encontraba un bebé colocado en el suelo sobre una manta amarilla.

Él corre a levantar al bebé del piso, la habitación estaba muy fría y le haría daño seguir ahí. Cuando por fin lo tuvo en sus brazos se dio cuenta que era su hermanita recién nacida. Eun-Ji lo miraba con sus enormes ojos café, su boquita gorgoteaba formando burbujitas con su babita. A Jungkook le dio mucha ternura y cuando estaba a punto de dejarle un besito en sus regordetas mejillas se la arrebataron de los brazos.

—¡Hey! —gritó corriendo tras la persona que llevaba a su hermana en brazos— ¡Devuélveme a mí hermana! —siguió detrás de la persona y miro parcialmente su rostro y se detuvo al sentirse de pronto mareado. —¡Papá dame a Eun-ji, por favor! ¡Regrésame a mí hermana!

Se despertó al sentir que movían ligeramente su pierna y de nuevo escucho la música de sus audífonos, se los sacó de las orejas y se dio cuenta que ya había llegado a su destino. Se recargó de nuevo en el asiento mientras las personas que venían a bordo bajaban.

—¿Estás bien hermano?preguntó en inglés el muchacho que lo había despertado. Jungkook paso sus manos por su rostro y fue ahí que se dio cuenta que tenía lágrimas por sus mejillas. Solo asintió—. ¿Malos sueños?

—Pesadillas más bien —murmuró—, gracias por despertarme —agregó después.

—No hay de qué, hoy lo hice por ti. Mañana alguien lo hará por mí —le regaló una sonrisa de dientes blancos y se dispuso a bajar del avión. Lo vio partir y se dispuso a hacer lo mismo.

Cuando se puso de pie, colocó muy bien sus ropas que ahora se encontraban un poco arrugadas por el tiempo que pasó medio sentado, medio acostado. Se puso la bandana en la frente para quitar su rebelde cabello rizado de sus ojos y después bajó del avión.

Una vez abajo, después de pasar por inmigración fue por su equipaje, tres maletas, una grande y dos medianas que portaban absolutamente todas sus pertenencias que una vez permanecieron en el closet de su habitación, muy lejos de ahí.

Miró la hora en su celular y se dio cuenta que pronto se le acabaría la carga, eran pasada de las seis de la tarde y no sabía a donde ir. No conocía la ciudad, solamente una vez había estado ahí y fue cuando era un recién nacido.

Maniobrando con las maletas y la mochila que colgaba en su espalda, salió del aeropuerto en busca de un taxi. No lo encontró sino veinte minutos después, sus pies dolían y su estómago rugía fuertemente.

Después de subir las maletas al maletero del auto, Jungkook se subió en la parte de atrás.

—¿A dónde lo llevo joven? —preguntó el taxista amablemente.

—¿Conoce algún buen hotel económico? —cuestionó con timidez en coreano.

Su primera lengua siempre había sido el inglés, aunque su madre siempre le dijo que tenía que aprender el coreano porque él era un coreano nacido en Illinois y tenía que estar orgulloso de sus raíces y él —realmente— lo estaba.

—Sí, está por el centro —Jungkook sonrió y agradeció. El chofer no le sacó platica y él realmente lo agradeció, no tenía muchas ganas de hablar con nadie y eso que no había hablado mucho últimamente.

Observa los edificios altos que pasan con el avance del auto, no conoce casi nada de ésta ciudad, nunca había vuelto a pisar tierras surcoreanas y cuando lo hizo, ni siquiera era consciente de nada.

Mira con el rabillo del ojo como el taxímetro aumenta cada vez más y solo ruega porque el dinero le alcance porque no tiene mucho y aún tiene que encontrar donde va a vivir.

El auto para frente a un hotel, su fachada es muy linda es de color blanco con vistas café clarito y es de tres pisos. El chofer del taxi baja del auto para ayudarle con las maletas y antes de bajar el mismo le echa un ojo al taxímetro para sacar el dinero de su cartera. Antes de venirse lejos de casa cambió unos cuantos dólares wons.

Cuando Jungkook está con sus maletas a los costados de sus piernas y con su mochila en su espalda le paga al taxista, agradece con una ligera inclinación, justo como su madre le enseñó en el pasado.

El castaño camina en dirección a la recepción del hotel para alquilar una habitación y es atendido de manera cálida por una señora de mediana edad, le sonríe tiernamente mientras le dice los precios por día. Jungkook pregunta sobre el internet y le dice que tiene un cobro extra al igual que la televisión por cable. Él cuenta su dinero para ver si puede por lo menos pagar el internet y él se da cuenta que esta corto de presupuesto y niega amablemente. Decide alquilar solo la habitación sencilla por dos días para que al menos le reste dinero para poder comer un poco. Se le entrega la tarjeta que abre la puerta y agradece sonriente.

A Jungkook le gusta regalar sonrisas amables para mejorar el día de las personas, le gusta verlas feliz. Su madre siempre le decía que tenía un don para eso.

Camina aun batallando con las tres maletas y llama al ascensor para después subir. Le ha tocado en el tercer piso y según la recepcionista una de las mejores vistas que tiene. Cuando llega y se para frente de la habitación deja sus lágrimas caer silenciosamente.

Ha logrado huir lejos de casa.





Bienvenidos a esta historia espero que la disfruten tanto como yo disfrute escribirla en su momento y como estoy disfrutando adaptarla al taekook.

Espero con ansias sus comentarios y sus votos a lo largo de la historia.
Muchísimas gracias por la oportunidad.

Suya, géminis.

Jeon Jungkook: Flee From Home  {taekook}✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora