CHERRY
- Tendría que decirle a Cesar... - Suelta, pero en realidad hablando como con ella misma.
Supongo que por mi cara de interrogación, me explica.
- Es el dueño de la cafetería. - Oh. - Aunque soy una especie de mano derecha y mucho antes de que él tome el bar... - Prosigue y comienzo a comprender. Parece que hubo un dueño anterior a este tal Cesar. - Y pese a que me dejó a cargo de conseguir otro baristo, debería conversarlo primero, aunque... - Duda y eso provoca que aumente mis latidos ante la expectativa. - Creo que no habrá ningún inconveniente, porque me pareces la indicada y soy Raquel. - Finaliza presentándose y ese aire que retenía, no solo lo exhalo feliz, también, se transforma en una inmensa sonrisa a la par de la suya mientras le agradezco infinitamente y estrechamos nuestras manos.
Mira la hora.
- Extraño... - Seguido al techo. Calculo por el piso de arriba. - ...solo fue por una caja y no regresó aún. Echaré un vistazo. - Me dice, verificando que toda la clientela está atendida. - No te vayas, Cherry. - Me pide y eso hago.
Imposible si apenas puedo contenerme de saltar de la alegría sobre mi lugar y hacer un espectáculo de lo contenta que estoy por esta oportunidad.
Vuelvo a mi banqueta mirando todo con más precisión al quedar sola.
Realmente el lugar es fantástico.
Sus mesas, bajillas, decoración y hasta los mismos clientes, pienso, con cada registro que hago visualmente.
Pero llegando a un punto del otro lado del extremo.
Carajo.
Mi boca cae y la oculto con una mano para no chillar más de la emoción y asustar a la personas de las mesas.
Porque veo.
Mi Dios y como si mis piernas tuvieran vida propia, me pongo de pie y camino lentamente hacia ese sector.
Un hermoso piano de cola.
Lustroso en su color ébano y sobre una mediana superficie en madera lustrosa más elevada que el piso y con una banquetita del mismo tono y tapiz, para sentarse.
Pocas veces tuve la suerte de ver este tipo de pianos y esa misma cantidad, de poder tocar en uno, ya que mis prácticas fueron con la de mi profesora y era uno de pared Amadeus de segunda mano.
Llegando, noto que este es un verdadero Steinway &Sons y lo confirma su dorado nombre labrado y coronando sobre el cilindro.
Emoción.
Su tapa está elevada y sostenida por el bastón permitiéndome al llegar, deleitarme con la belleza de la construcción del interior y limpieza.
Mirando fugaz a la gente, luego me tomo el atrevimiento que mis dedos acaricien parte de su superficie y locamente, puedo sentir sin que nadie lo esté tocando, que y por ese contacto entre ambos, yo pueda sentir música.
ESTÁS LEYENDO
Cherry Love [COMPLETA]
RomanceSINOPSIS Dicen que la música y una buena taza de café van de la mano en cualquier transición que uno hace en nuestras mudanzas de vida. Ya que a los cambios que somos sometidos o se experimentan y se debe resolver, acompañado de una taza de café y m...