CESAR
El tintinear de la puerta de la cafetería por alguien ingresando hace que eleve mi vista pensando que es Raquel, aunque dudo al mismo tiempo, ya que hoy lo hice más temprano que de siempre y tal cual, no lo es, son dos mujeres que vienen por su dosis de café antes de su trabajo.
Una niega con aire triste y la otra en cambio afirma pero como dándole la razón a lo que murmuran entre ambas.
- Lo que hacen las sustancias prohibidas... - Dice la primera, casi llegando al mostrador de pedidos, mientras su compañera nuevamente afirma.
- Dos cafés para llevar, por favor. - Me pide esta, al darnos los buenos días y asiento preparando. - A dónde va la juventud... - Agrega, a lo que la otra mujer chasquea su lengua consintiendo y llamando mi atención a su conversación, mientras la máquina comienza a elaborar el café y de a poco su aroma comienza a inundar el ambiente.
- ¿Pareciera que hace días no se baña? - Aunque suena a una pregunta, en realidad lo confirma a la segunda.
- ¿ Y el estado de su ropa? - Acota la amiga con gesto de desaprobación cuando relleno los vasos y busco sus tapas correspondientes.
La curiosidad me pica y tengo ganas de preguntar de quién hablan.
¿Un indigente?
¿Alguien perdido?
Pero no lo hago y solo les cobro como doy el cambio, mientras las observo marcharse y aún metidas en la conversación de esa persona, pero saliendo de la cafetería veo como señalan a algo o alguien que parece que viene a su dirección con sus miradas en la acera y tras eso, la urgencia en irse, apurando sus pasos.
- Guau... - Me sale por tal experiencia y más curiosidad, rodeando la barra para ir hacia la puerta de entrada y ver que sucede con ese indigente que asusta clientas.
El tintinear de las campanitas vuelven a sonar pero por mí, saliendo hacia afuera.
El sol ya está en todo su esplendor y más, sin dejo alguna nube, siento totalmente despejado desde el Este, causando que obligue a mi mano en poner tipo visera sobre mi frente para ver ese lado.
Y sí, noto al supuesto indigente.
En realidad la indigente que y como dijeron las mujeres no es atractiva a la vista con su ropa, calzado y pelo desparejo.
¿Por qué lleva la mitad de su pelo atado y el otro, no?
Agudizo más mi vista y me hago más sombra con la mano, porque me resulta familiar su silueta con cada paso que se acerca.
Y mi mano ahora baja a mi boca y no, porque necesite protección contra el sol también.
Lo hago para ocultar la risa que amenaza en salir y nace de mi estómago al ver que es nada más y menos que Cherry.
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Cherry Love [COMPLETA]
RomanceSINOPSIS Dicen que la música y una buena taza de café van de la mano en cualquier transición que uno hace en nuestras mudanzas de vida. Ya que a los cambios que somos sometidos o se experimentan y se debe resolver, acompañado de una taza de café y m...