CAPITULO 24

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CHERRY

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CHERRY

Las primeras luces del alba nos encuentra con César, bebiendo de nuestras tazas.

Hoy no estamos degustamos de un buen café, solo un poco de leche tibia en la pequeña mesa de la casa de la azotea uno frente al otro y entre sorbo y sorbo, mirando en nuestro silencio por la ventana que nos acompaña hacia la terraza.

Más bien, lo que compone todo ese barandal artesanal tallado a mano con presteza y de tono barniz caramelo, para luego ambos, el pedazo de la misma que mi hermano me regaló descansando en el centro de la mesa.

-¿Será que mi hermano conocía...

- ... al mío? - Termino su oración o mejor dicho su pregunta con nuestras vistas nuevamente hacia la azotea.

Y suspiramos al mismo tiempo.

Uno, llenos de docenas de preguntas en esa exhalación, causando que nos miremos por eso.

-¿Tal vez, solo fue una simple casualidad de un encargo de trabajo? - Busco otra probabilidad, pero al terminar de decir esto, en simultáneo César como yo, negamos por no creerlo.

Ya que y no comprendemos aún el motivo, los dos no creemos que esto sea un caso al azar.

- Mi hermano Alejandro... - Lo nombra por primera vez. - ... no era de hacer cosas a la suerte, siempre había una razón por más que jamás contaba cosas de su vida puntuales para nosotros o a mí, inclusive, cuando quedamos solos y como toda familia. - Prosigue. - Siempre fue así, hasta cuando lo tenía al lado. No recuerdo puntualmente el tiempo de la instalación del barandal, porque era mi época escolar y supongo que era cuando cursaba. - César procura hacer memoria, observando el pedazo de madera ahora en su manos y siguiendo el tallado con sus dedos en la parte donde está el diseño del medio corazón. - Pero sí y en ese periodo su hermetismo y estar con él, se sentía distante, cual Raquel también lo percibía y eran mejores amigos. - Su mirada se pierde. - ¿Cómo debería decirlo? - Piensa y me mira. - Alejandro siempre parecía estar en otro lugar en el que yo no podía alcanzarlo, Cherry...

No hablo y me mantengo en silencio escuchándolo, pero afirmando, ya que lo entiendo, porque y en cierta manera mi hermano era compatible en eso de la distancia.

- Parecía... - Continúa. - ... que siempre estaba persiguiendo algo...

- ¿A qué te refieres?

Y César resopla reflexivo.

- No lo sé bien, pero sí, algo de la vida. - Vuelve a su taza, pero no bebe de ella, solo la observa. - Y si pensaba que era alguna meta u objetivo, ahora creo que lo que perseguía era una ilusión o mejor dicho, un sentimiento. - Finaliza y tocando por segunda vez ese medio corazón tallado en la madera.

 - Finaliza y tocando por segunda vez ese medio corazón tallado en la madera

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Cherry Love [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora