- Venga, pasa del trabajo hoy y vamos a pasarlo bien. -- Insistía una y otra vez la morena de mi lado.
- Alana, cariño no voy a pasar del trabajo para ir a la fiesta de alguien que ni siquiera conozco.
- ¡Va a nuestra clase!
- Bien por ella.
- Va a ir Hugo.
- Bien por él.
Ella suspiró frustrada ante mi actitud haciéndome reír.
- Pobre chaval. -- Me recriminó, rodé los ojos y terminé de ponerme el traje de vaquera, sí, en mi trabajo el disfrazarse para darle un toque "único" al bar era primordial, entre todos quedamos por esta semana de vaqueros. Me coloqué el gorro y me fijé en la mirada de mi amiga.
- Vas preciosa. -- Peloteo ella con segundas intenciones.
- No voy a ir.
- Aburrida. -- Murmuró ella algo enfadada, entonces le llegó un mensaje al móvil que la hizo sonreír de nuevo, coloqué los ojos en blanco por lo cómico que era aquello.Al entrar por la puerta del bar, la música me golpeó con fuerza, no tarde en acostumbrarme a ella.
Me fijé en que mis dos compañeros ya habían llegados y estaban atendiendo a los jóvenes eufóricos que cantaban.
- Menos mal que has llegado Ori, esto es una locura. -- Me comunicó Ben mientras señalaba con su dedo a Olga cantando con ellos, me reí mientras agarraba la bandeja para empezar a servir.
- No seas dramático. -- Le dije a Ben riéndome de su cara de espanto.Acabé mi turno entre risas, cansada de bailar. Me cambié de ropa en el almacén y salí del bar camino a casa, serían sobre las doce de la noche. Me tense al escuchar risas y pasos tras de mí.
- Oye bonita, ¿Donde vas? Esperanos. -- Dijo uno de ellos, al alcanzarme me rodearon, tendrían unos 20 años e iban borrachos, ese olor a alcohol era difícil no notarlo.
- Tengo prisa. -- Dije intentando irme, pero ellos no me permitieron pasar.
- Dejarme pasar. -- Dije más firme, ellos se rieron mientras se pasaban una botella de cerveza entre ellos. Me estaba agobiando. En cuanto uno de ellos colocó su mano en mi hombro le lancé un puñetazo a la cara, él se tocó la mandíbula adolorido y los demás se rieron y acercaron más a mí.
- Ha dicho que la dejéis pasar. -- Soltó una voz que conocía a la perfección.
Pensé en lo ridículo que iba a quedar Hugo por meterse ya que aparte de ser él solo uno, también tiene 16 años y esos gigantes tatuados rondan los 20. Para mi sorpresa, en cuanto lo vieron se largaron sin rechistar dejándome con la boca abierta.
- ¿Estás bien? -- Preguntó sacándome del trance.
- ¿Orión? -- Se preocupó al ver que no contestaba, sin pensar me acerqué a él.
- ¿Qué haces? -- El hablaba con ¿miedo?, después de lo que acaba de pasar.
- Se puede saber cómo has echo eso. -- Hablé mirándolo, él expulsó todo el aire que debía de haber contenido y me miró como si fuese el rey de España.
- ¿No puedes agradecerlo y ya? -- Preguntó con esa prepotencia, puse una mueca al ver que pensaba actuar como el idiota que era en el instituto.
- Olvidalo.
Me separé de él mientras formulaba esa única palabra, él me miraba sin saber bien cómo actuar.
Algo que tenía que admitir, es que Hugo hacia que tuviera cierto interés por lo misterioso que era.
- ¿Puedo acompañarte a casa? -- Su pregunta me sorprendió, el chico de ego tamaño elefante y mujeriego aparte de arrogante, me acaba de pedir amablemente acompañarme a casa.
- Supongo que sí que puedes. -- Murmuré viendo su sonrisa triunfal.La vuelta a casa fue extrañamente cómoda, estuvimos hablando e incluso riendo hasta llegar a mi puerta.
- Oye, mañana jugamos un partido, si no tienes planes podrías venirte. -- Me ofreció, evalúe por un momento su oferta mientras abría la puerta de mi casa.
- Me lo pensaré. -- Contesté entrando a casa, me giré dedicándole una última sonrisa antes de cerrar la puerta. Al llegar al salón, vi a Mike, se había quedado dormido seguramente esperando mi regreso del trabajo, sonreí tierna y le eché una manta por encima.
- Descansa grandullón. -- Le susurré al oído para después dejar un beso en su cabeza.
Después de ponerme el pijama, me deje caer a la cama quedando dormida casi de inmediato por el cansancio.Desperté por culpa del repentino peso de dos idiotas con los que por desgracia comparto lazos sanguíneos.
- ¡Ha venido tu novio a buscarte!
Esa burla por parte de mi hermano menor me hizo despertarme e incorporarme de golpe, viendo a Jonathan y Will riéndose de mi expresión. Me levanté rápida y corrí a la puerta principal viendo a Ethan sin camiseta apoyado en el umbral de la puerta con la mirada sería, me acerque de forma veloz sorprendiéndome al ver a Joey, el hermano gemelo de Alana.
- ¿Joey?
- Yo también me alegro de verte, preciosa. -- Dijo con sarcasmo, Ethan pasó su brazo por mis hombros y pego más a él, decidí ignorar los actos de mi hermano mayor
- ¿Ha que has venido?
- Ha buscarte, al parecer tienes a Hugo detrás y ha dicho que vendrías, así qué Lion me ha mandado a buscarte.
- Yo no dije que fuera a ir.
- Y así estás con mi hermana. -- Añadió pasando de lo que yo había dicho, resoplé y pasé una de mis manos por mi cabello.
- Bien, voy a vestirme, dame 5 minutos. -- Informé, antes de que él contestará nada, Ethan le cerró la puerta en la cara.Ellos se llevan peor que mal, en su día fueron los mejores amigos, hasta que Joey en una fiesta se me declaró diciendo que estaba enamorado de mí, el problema no fue ese exactamente, si no que solo se había declarado por estar borracho y para cumplir un reto que le habían puesto. Mi hermano se enfado con él, incluso Alana dejó de hablar con su hermano por semanas.
- ¿Segura que quieres ir, y encima con ese? -- Cuestionó mi hermano algo tenso.
- Me llevo a Will. -- Ofrecí para calmar la situación, noté la pequeña sonrisa que se formaba en sus labios antes de depositar un leve beso en mi cabeza.
- ¡Will! ¡Nos vamos de partido! -- Grité riéndome por el grito feliz de mi hermano que aún seguía en mi cuarto con el pequeño haciendo Dios sabe el que.
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Un Disparo
RomanceSiempre serás mi recuerdo favorito, aquello que tuve un ratito de mi vida, y adoré a cada instante, aquello que me quitaba el sueño por las noches y que me dejaba una sonrisa inigualable, aquello que no volveré a tener..