Capítulo 4.

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- Hugo que no. -- Le repetí divertida.
- Venga quédate a dormir en mi casa, no se va a enterar ninguno de tus hermanos.-- Suplicó de nuevo, sonreí sarcástica y negué.
- No quieras correr antes de andar, y aparte mis hermanos se enteran de todo Huguito. -- Le pinche la mejilla con mi dedo provocando su risa.
- ¿Tengo que secuestrarte? -- Hablo pícaro acercándose a mí, no pude evitar reírme mientras colocaba mis manos en su pecho deteniendo lo.
- ¡Hugo que dejes a mi niña! -- Gritó Alana desde la parte de atrás del descapotable rojo de su hermano.
- Me reclaman. -- Dije entre risas, al ver que me miraba con duda y agarraba mi cintura, dejé un beso en sus labios y me separé al notar como me soltaba con una sonrisa.
- Te veo mañana. -- Murmuró antes de dejar un beso en mi frente. Me fui con una sonrisa de idiota hacia el coche de Joey.

- ¡Te mola Hugo y no me lo dices!
- Alana deja de gritar. -- Se quejó su hermano desde la puerta de la habitación. Alana le sacó la lengua y lo despachó del cuarto cerrando la puerta. Abracé un cojín mientras me aguantaba la risa, entonces la morena se giró señalándome con un dedo.
- Eso que has echo es una traición en toda regla. -- Acusó ella mirándome como si intentará enfadarse mientras curvaba los labios evitando sonreír.
- No te enfades Alana, era una chorradita. -- Le quité importancia mientras hacía un gran esfuerzo por no reírme de su expresión.
- ¡Tía que te gusta un chico! -- Gritó entre emocionada y enfadada.

Después de contarle al pié de la letra y con detalles las veces que me había visto con Hugo, que en verdad no eran muchas. Sacamos la artillería pesada. Se componía de películas en las que acabaríamos llorando y criticando a todo personaje; chucherías, chocolate y todo tipo de comida basura; y sin olvidar sacar alcohol y bebidas energéticas parar durar despiertas y activas gran parte de la noche.

Joey se arto de nosotras sobre las 4 de la mañana, después de que empezáramos a una guerra de almohadas por qué carácter de la película era mejor y era más guapo.

11 de la mañana y el hermano de Alana no tenía otra cosa que hacer que despertarnos con una bocina a bocinazo limpio.

- Eres un idiota. -- Dijo Alana con cara de no haber dormido en años.
- Yo también te quiero. -- Bromeó Joey mirándonos con cierta diversión.
A esas horas y con la resaca que llevaba no podía evitar que su tono de voz me irritara.
Notaba como la cabeza me daba pinchazos y mi humor iba para abajo cada vez que Joey abría la boca.

Me tocó vestirme con la ropa de Alana ya que la lista había metido la mía a la lavadora por "error".
- Que horror. -- Murmuré entre los gritos emocionados de mi amiga por verme con su ropa ajustada.
Llevaba unos vaqueros rotos ajustados, un suéter color pastel que dejaba al descubierto mis hombros y unas convers a juego.
- ¡Estás di-vi-na!
Rodé los ojos ante su clara exageración. Me miré en el espejo y sonreí internamente. No era tan horrible, aún que claro, eso no pensaba decírselo a Alana.

Salí de su casa al recibir un mensaje de Ethan, que resumiendo, tenía que volver a casa.

En el camino un silbido llamó mi atención.
Era Hugo.
Estaban él y todo el equipo sentados en la terraza de un bar.
Le dediqué una sonrisa mientras me dirigía hacia ellos.
Sin enterarme de nada, vi la expresión de Hugo cambiar repentinamente mientras golpeaba la cabeza de uno de su equipo.
Al ver que se levantaba y acercaba a mí me detuve.
- ¿Pasa algo? -- Pregunté intentando entender lo que acababa de pasar, él negó volviendo a sonreír y agarró mi cintura antes de dejar un dulce beso en mis labios .
- Estás muy guapa. -- Susurró en mi oído haciendo que un escalofrío recorriera toda mi espina dorsal.
- ¿Te apetece que vallamos a por un helado?-- Continuó hablando, justo cuando iba a asentir, sonó mi teléfono.
Lo saqué de mi bolsillo y vi la cara de Ethan en mi pantalla.
- Quedamos otro día. -- Dije dedicándole una sonrisa, él asintió y volvió con sus amigos después de dejar un beso en mi cabeza.
Decidí colgarle la llamada a mi hermano, prefería apurar la hora de gritos y reprimendas.

- ¡Orión se puede saber por qué me cuelgas! -- Me gritó Ethan nada más que puse un pie dentro de casa.
- Ethan me duele la cabeza, no grites. -- Dije de mala gana ahogando un resoplido.
- Te jodes, no haber bebido, ¿te recuerdo que eres menor? -- Soltó sarcástico con el tono aún enfadado.
- Ethan déjala tranquila ¿quieres que te recuerde lo que hacías tú a su edad?-- Salió Mike del baño defendiendo me, sonreí triunfante notando como Ethan fruncía el ceño y mira mal a Mike.

Estaba en mi habitación, terminando la tarea, cuando veo un número que, aún que no estuviera agendado en mi teléfono, me sabía de memoria. Lo descolgué algo tensa sin saber por qué.
- ¿Joey que quieres?
- Hablar. -- Dijo tal vez con el mismo tono serio que yo. - Estoy en el parque de enfrente de tu casa, o sales o entro yo. -- Añadió para sin dejarme contestar ya que me colgó.
Suspiré mirando la pantalla del teléfono. Lo dejé en la mesa y medité por unos momentos.
Me levanté de la silla, me vestí con una sudadera de Mike y unos pantalones cortos vaqueros que casi no se veían por la larga sudadera.

Holaaaa, intentare subir más seguido los capítulos <3 buenos días/tardes/noches

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