Capítulo 3.

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Estaba sentada en el lugar de copiloto en el coche de Joey mientras nos dirigíamos al campo.
Will estaba sentado en los asientos de atrás molestando.
- ¿Puedes dejar mi pelo en paz? -- Preguntó molesto Joey hacia mi hermano, él negó y siguió incordiando, aguante la risa y subí la radio para dejar de escuchar al moreno que se quejaba a mi lado.

- ¿Cuánto falta?
- ¿Puedes callarte?
- Hermanita un piojo gigante me ha mandado callar, dí algo. -- Replicó Will, negué con media sonrisa y lo miré girándome en el asiento.
- Will queda poco, si llego a saber que incordias tanto traigo a Jonny envede a tí. -- Le chinche viendo como hacía un puchero cruzándose de brazos como un niño pequeño. Me reí levemente sin poder evitarlo mientras me colocaba bien en mi asiento.

En menos de diez minutos ya nos encontrábamos ahí.
Will bajó rápido y se fue directo hacia el puesto de algodón de azúcar. Lo miré con sarcasmo sin poder evitar sonreír, antes de poder ir junto a él, una mano agarró con algo de fuerza mi brazo.
- Oye, creo que deberíamos hablar, porfavor. -- Me pidió Joey con la mirada llena de súplica, lo miré desconfiada, antes de decir nada Alana llegó a mi rescate zafando me del agarre de su hermano.
- Vamos a las gradas ¡Estás guapísima! -- Me dijo ignorando completamente a su hermano y arrastrándome hacia las gradas.

Las gradas no tardaron en llenarse, nosotras habíamos conseguido estacionarios en primera fila, justo delante nuestra estaban las animadoras, o las busconas del insti, cada quien las llama como quiere pero viene a ser lo mismo.

Primero salió el otro equipo, se notaba que no eran muy pacíficos. Uno de ellos se quitó la camiseta mostrando el nombre de su equipo escrito en su pecho con tinta negra.
- ¡Que bueno está ese! -- Grito Alana, miré rara a mi amiga por aquel comentario, rodé los ojos y centre mi mirada de nuevo en el campo.
- Lo que tú digas nena. -- Murmuré irónica.
Después salió nuestro equipo, o almenos los que iban a nuestro instituto.
Me fijé en como hacían payasadas similares a las del otro equipo mientras las chicas gritaban y las animadoras movían los pompones.
Cuando salió Hugo las chicas aún gritaron con más fuerza, no pude evitar mirarlo, iba con el casco puesto, mechones se pegaban a su frente haciéndolo ver bastante atractivo, sus ojos se encontraron con los míos y sus labios formaron tal sonrisa que aún con el casco puesto pudo verse.

Se quitó la chaqueta y besó una de las mangas mirándome antes de lanzarla en mi dirección.

La atrapé escuchando los gritos de las chicas que intentaron atraparla o incluso quitármela, cosa que no permití, las mejillas se me tiñeron de rojo y la mirada pícara de Alana no ayudaba a que eso desapareciera.
- Creo que hay algo que no me has contado. -- Me recriminó con cierta diversión por mi cara, pero dió comienzo el partido haciendo que pudiera escaquearme de contestarle a nada.

El fútbol americano es un deporte de fuerza bruta y rapidez, me había quedado claro mientras transcurría el partido y aquellas grandes demostraciones de la violencia.
Cada vez que veía a Hugo siendo empujado o perseguido mi cuerpo se ponía en tensión absoluta como un estado de alarma.

- ¡Touchdown! -- Grité a todo pulmón al igual que el resto de la gente mientras me levantaba y veía a todo el equipo abrazando a Hugo, este se liberó de ellos mientras se quitaba el casco y lo arrojaba para acto seguido golpear su pecho y señalarme con la misma mano.
Acababa de dedicarme un Touchdown.

No pude evitar bajar de las gradas de un salto hasta el campo y correr hacia él. Sin pensarlo mucho salté sobre él abrazándolo con fuerza. Había sido un impulso, a él no pareció disgustar le, el público seguía celebrando mientras Hugo me daba vueltas en el aire y yo solo podía aferrarme con fuerza con una sonrisa de oreja a oreja.

Andaba con la chaqueta puesta de Hugo junto a él y todo el equipo aparte de Alana y mi hermano. Mi mano inconscientemente iba agarrada a la de Hugo mientras reía por los comentarios que hacían los chicos hacia el otro equipo.

- Enana, nos vamos ya para casa.-- Informó Will acercándose, no pude evitar hacer una mueca, Alana no tardó en saltar a mi rescate.
- Will, Ori se queda hoy a dormir en mi casa, porfis.
- ¿Estás segura?
- En mi casa no molesta. -- Contestó dándome un ligero golpe en el hombro, sabía que mi hermano no lo decía por ella o incluso por sus padres, si no por Joey, las miradas que se echaban daban mala espina.
- No molesta en casa.-- Afirmó Joey acercándose y quitando a Hugo de mi lado para colocarse él. Will agarró mi brazo y me separó de un tirón abrazándome.
- Si pasa algo, llama, estaré en menos de 5 minutos. -- Susurró en mi oído con algo de inseguridad y preocupación, asentí a lo dicho y se separó dejando un beso en mi cabeza.
- ¡Pijamada! -- Grito emocionada la morena cuando me di la vuelta.
Hugo se acercó agarrando de forma tensa mi cuerpo con sus grandes manos por mi cintura. Su mirada y la de Joey estaban fijas, la tensión de esos dos se podría cortar con un cuchillo.
Agarré la cara de Hugo obligándolo a desviar la mirada y mirarme.
- Llevas la cara echa un cuadro. -- Le dije en parte burlandome, me dedicó una sonrisa con cierto sarcasmo.
- ¿Me vas a curar tu? -- Sugirió divertido.
- Está claro, con lo bruto que eres dudo que puedas manejarte sin mi ayuda. -- Me burle divertida notando como su cuerpo se relajaba y me sonreía de forma cálida.
- Oye parejita, no se come delante de los pobres. -- Soltó Lion, me ruborize ligeramente e hice el amago de apartarme de Hugo, pero él apretó el agarre.
- Comer delante de los pobres no es eso.-- hizo una pequeña pausa y me miró a los ojos. -- es esto. -- Añadió antes de atrapar mis labios con los suyos. Tarde en reaccionar, pero no pude evitar seguirle el beso cuando lo hice.
Al separarnos en parte por el carraspeó de Lion, Alana me miraba con una sonrisa pícara.
- Que asco me das. -- Se burló Lion de Hugo, pero él me miraba atento, esperando una reacción con la respiración algo agitada.
- ¿Tan mal besas Hugo? -- Se siguió burlando Lion al ver mi cara.
- No seas envidioso Lion.-- Respondí con cierta dejadez sin poder contener una sonrisa burlona, Hugo sonreía mirándome con un brillo en los ojos. Pero también notaba a Joey, mirando tenso todo, con la mandíbula apretada. Decidí pasar de él por el bien de mi estado de humor y el de todos.

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