Hoy era un día tranquilo. Yo tenía que ir a cantar al bar sobre las 20:30, así que tenía todo el día por delante.
-Eilaaan, te vienes a dar un vólteo?- Apareció un Pablo aburrido en el marco de la puerta de mi habitación. Esos vólteos, como él les llama, suelen acabar en algo ilegal. Pero a eso estábamos acostumbrados. Tampoco iba a quejarme.
Me coloqué unos pantalones cargo negros, con mis airforce del mismo color, mi camiseta de "i feel like jambo" y encima mi chupa de cuero. Que por cierto, no es comprada.
Al paseo se nos unieron María e Ici.
Alguna vez me he planteao hasta qué punto lo que hacemos es del todo bueno, pero luego veo la cara de los niños al recibir los juguetes, o la de los adultos cuando encuentran el sobre con dinero en sus buzones, y todas esas dudas se me esfuman.Estábamos esperando el bus, cuando en la acera de en frente vimos un señor un tanto sospechoso.
A mí me enseñaron a no juzgar sin conocer a la gente, pero en cuanto vi cómo su mirada seguía detenidamente el culo de todas las chicas que le pasaban por delante, supe que ese sería nuestro próximo objetivo.
Ici y yo nos miramos sin ninguna duda y, disimuladamente, comenzamos la jugada.
Cada una nos colocamos a un lado de él, pasando desapercibidas, cuando al minuto y medio pasó pablo con el skate, chocándose "accidentalmente" con la víctima. Y tan "accidentalmente", que todas las pertenencias que llevaba en el abrigo se desperdigaron por el suelo. Ici se entretuvo recogiendo las cosas y preguntándole cosas absurdas a modo de distracción. Mientras, Pablo y yo sacábamos todo el dinero de su cartera para, posteriormente, devolvérsela y salir pitando.
Sin embargo, no salió como esperábamos.
No sé si fueron las pintas que llevábamos, pero le dio por comprobar su cartera y, efectivamente, el dinero ya no estaba ahí.
Vuelta a correr.
Esta vez nos perseguían dos coches de policía, por lo que ese hombre debía ser alguien importante. Menos mal que me quedé con su nombre al verlo escrito en su DNI.
Tan mala suerte tuvimos que, al separarnos, uno de los coches me tomó a mi como objetivo y, a pesar de que prácticamente volé, aquel callejón era imposible saltar.
Por suerte no pillaron a nadie más.
En el coche íbamos la conductora, se llamaba Julia. Ya nos conocíamos en realidad, y contra todo pronóstico, nos llevábamos bien. Ella ya sabía lo que hacíamos y por qué, y aunque pensase que en nuestro razonamiento había carencias, sabía que lo hacíamos para ayudar.
A su lado había una chica rubia. A esa no la había visto nunca. Parecía nueva, o de prácticas. Se limitaba a mirar a su compañera y mirar al frente como si tuviese miedo.
Llegamos a comisaría y me llevaron donde siempre. Una mesa y, esta vez, dos sillas.
No había mucha gente, por lo que Julia se tomó la liberta de soltarme las esposas una vez estuvimos sentadas, y empezamos una amena conversación mientras ella rellenaba las hojas de siempre.
En realidad a Julia le debía bastante. Las culpas siempre eran inferiores a lo que debían ser gracias a ella.
Me presentó a la chica rubia, que al parecer se llamaba Alba, sin embargo ella casi no hablaba, hacía pequeñas aportaciones de vez en cuando. Pero no se la veía tonta.
No sé hasta qué punto esa chica va a ser una Julia 2.0, o me va a dar problemas.Y tanto que le va a dar problemas, pero no los que ella cree.
Hasta aquí el de hoy. Disculpen la brevedad pero con los exámenes no llego.
Admito sugerencias y espero que lo disfruten. :)

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A otro lado
FanfictionNatalia Lacunza, una chica joven, con un pasado duro, vive con su "familia" y llevan una vida dedicada a disfrutar y vivir cada momento, pero sobre todo, a ayudar a quienes lo necesitan. Alba Reche, dos años mayor que la anterior, se acaba de mudar...