VIII

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Sasuke supo que algo andaba mal cuando llegó al departamento y no vio la mochila de Naruto en el sofá. Tampoco le había visto en la escuela, por lo que no tardó en buscarle en todas las habitaciones de la casa.

Su ritmo cardíaco empezó a acelerarse. Había demorado solo unos minutos más de lo usual para llevar a Karin a tomar un café en la sala de profesores en su afán por deslindarse de una vez por todas de aquel estúpido favor que le debía.

A prisa, tomó su móvil para marcarle. El tono de llamada se prolongó en cinco largos tonos antes de enviarlo a buzón.

-Maldita sea- profirió con la quijada tensa, revolviendose el cabello con los dedos.

Desesperado, se hizo con las llaves del coche para ir a buscarlo de vuelta a la escuela, deseando en su fuero interno que Naruto estuviera allí.

¿A dónde sino podría haber ido?
*

Cuando el líquido humeante se enfrió un poco, Naruto pudo sorber un ligero trago. El té verde le hizo entrar en calor y disipó un poco sus nervios. Era la segunda taza que se bebía. Frente a él, sentado del lado opuesto de la mesa del jardín, estaba Neji Hyuga, observándolo en un silencio que rayaba lo incómodo.

Naruto al fin se decidió a hablar en vista de que el muchacho no tomaba la iniciativa.

-Muchas gracias por el té- agradeció con una sonrisa noble, sincera, de esa que pocas veces asomaba a su faz.

Neji asintió conforme mientras recogía los utensilios de la mesa. Naruto entonces se rascó la cabeza al recordar lo vergonzoso que había sido despertar en la enfermería y ver a Neji y Tenten aguardando al lado de la camilla. Al poco tiempo de haber despertado y, tras constatar que se encontraba bien,Tenten se había retirado. Neji en cambio había permanecido allí con él, sugiriendole ir a su casa para que pudiera tomar un té y descansar adecuadamente. Aquel ofrecimiento le había parecido a Naruto surrealista.

Luego de días viviendo un tormento, sentía que necesitaba un escape. Inicialmente pretendía pedirle a Menma ayuda, pero al ser testigo de aquella actitud déspota en el patio, Naruto se lo había pensado mejor.

Tenía que empezar a buscar un nuevo alojamiento, tanto y más al ver su más profundo miedo materializado.

Sasuke tenía a alguien más. El solo sería un obstáculo en su vida.

Pero...

Con desmedida fuerza, oprimió la taza entre sus manos, haciendo cimbrar ligeramente el traste de cerámica.

"Ya no más"

Exhaló hondo y se limpió una lagrimilla traicionera en el brazo.

Por fin, Neji regresó del interior de la vivienda para tomar asiento con tranquilidad. Sus fríos e inquisidores ojos malva recorrieron a Naruto de forma que este se sintió terriblemente expuesto, como si el Hyuga poseyera la habilidad de ver a través de sus gestos, como si pudiera interpretarlo a la perfección, anticipando sus acciones mediante un severo estudio visual.

-Puedes quedarte aquí todo lo que gustes.

Las primeras palabras que Neji le dirigió hicieron a Naruto temblar por dentro. A pesar de que era justo lo que necesitaba, se sentía inseguro, indefenso. Sus hombros se alzaron de modo inconsciente a la par que su rostro se coloreaba.

-Tengo varias mudas de ropa nuevas que podrían quedarte- continuó Neji, impasible a la reacción retraída de su visitante. -Mi padre está en el extranjero y ni volverá hasta dentro de tres semanas.

Ansioso por toda la situacion, Naruto se incorporó para hacer una reverencia.

-No creo que haga falta. Muchas gracias por tu hospitalidad pero debo regresar a...- calló al no encontrar una palabra que definiera lo que se suponía debía ser su hogar. Después de todo era Sasuke quien se ocupaba de los gastos. Desde que había salido del orfanato, Naruto no había sido de ayuda en lo absoluto.

-Al menos quédate hoy- Neji hizo a un lado la silla al levantarse, y Naruto solo atinó a retroceder los pasos dados por el Hyuga, hasta que su espalda se encontró de lleno con el muro aledaño de la casa. -Ignoro qué problemas tienes, pero en tu estado actual, dudo mucho que puedas resolverlos. Espera a mañana o tendrás otro colapso nervioso.

Cuando su mirada azulada chocó contra la malva, Naruto creyó entender el por qué de la amabilidad de su compañero. Había caído muy tarde en la cuenta de que posiblemente le gustaba.

Un temor incomprensible lo invadió al tener a Neji tan cerca. Quizá ya no estuviera con Sasuke, pero no podía olvidarlo, ni mucho menos reemplazarlo tan pronto. Aunque Sasuke si lo haya hecho...

-Neji, yo...

-Segundo cuarto a la derecha- farfulló Neji, depositando en la palma de Naruto un juego de llaves.

Estático, Naruto solo pudo verlo perderse en el interior de la casa.

Miró hacia el cielo. Empezaba a oscurecer.

¿Qué tan malo sería si accedía a quedarse solo un día?

Ya era libre después de todo.

Mañana podría dedicarse a encarar sus problemas. Empezando por el bastardo de Sasuke Uchiha.

Bilocación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora