Socarronamente el Santo de Scorpio mirada a su esposo, jugando con una manzana en su mano mientras lentamente la mordía, fingiendo inocencia mientras buscada como molestar a Sísifo. Lo notada muy callado y sonriente, hay cosas que quería comprobar debido a que Regulus hace menos de 3 horas se había despedido con una maleta a cuestas, dejando tanto él como Manigoldo las armaduras en su templo, entendiendo a que irían.
Era fácil darse cuenta que Regulus regresaría marcado y acoplado al cangrejo.
Kardia esperada que Sísifo reaccionaria de otra forma, como cuando el León era un poco más joven, donde el guardián de Sagitario se llego a comportar sobre-protector con Regulus. Más o menos, esperada algo similar desde que Manigoldo tuvo la confianza y el descaro cuando les dijo de su relación con Regulus. Sísifo se mantuvo muy a la defensiva, admitiéndole tanto a él como a Hasgard a Cid y Deuterus, sus intenciones donde Regulus salga de cualquier forma negativa de esa relación, quedándose neutral ante su relación y solo esperando a que las cosas se ven para bien o para mal. No obstante, parecía que las acciones de Aspros lo dejaron un poco blando.
El tema no lo volvió a tocar, y hasta le sorprendió cuando él mismo le ofreció dejarlos solos unos días, o unas semanas. No sabía cuánto tiempo la verdad.
- Hey amor, ¿Por qué no me consientes un poco? O yo a ti, las 2 cosas sirven. - Tirando el sobro de esa manzana, Kardia se paro, abrazando a Sísifo por la espalda tratando de besar su sexy y en ese momento serio rostro.
Sísifo pareció que ni siquiera necesitada considerarlo.
- ¿Celo? - Aflojándose la ropa necesitada al menos necesitada colaborar eso.
- No, solo quiero de tu atención, Regulus estará lejos un tiempo y te noto más callado de lo normal. - Tras la mención del nombre del hijo de Ilias, Sísifo quedo casi estático. Kardia lo noto y siguió en su reclamo de atención hacia su esposo. - ¿Qué pasa? ¿Por qué al mencionar a Regulus pones esa cara? -Lentamente músico, volteando al castaño para arrancarle la ropa del cuerpo, apegándose a él, dejando su rostro cerca de su cara, rodeándolo con los brazos.
- Solo me quede pensando un poco. Creo que rara vez ha estado lejos del Santuario. - Lentamente le dijo, acercándose para besar los labios de Kardia. - Espero que ese cangrejo sepa cuidarlo.
- Tu sobrino no es tanto. Es inocente.
- Que es peor, el mundo no es de miel como quiere Athena que sea.
- Vamos, no pasara nada. Los 2 conocemos a ese carcamán, y aunque no quieras confiar en el plenamente por lo malo, no te tienes que preocupar. Creí que ya estarías consciente de esto, después de todo, tuya fue la idea y es seguro que Regulus regresara marcado. - Pasando sus manos por el pecho del Sagitario, Kardia quiso ir cambiando de tema, dejando sus manos dentro de su pantalón. Lamiéndose los labios.
- Tienes razón... - Aunque no lo quería aceptar era así. - "Mi pequeño ya dejo el nido" - Pensó. - Aun no me termino de hacer la idea de que Manigoldo será quien reclamo a mi sobrino. Quiero que este feliz, ¿No viste como estada? Esa fue mi razón para ofrecerla esta idea, pero aun no me acostumbro.
- Ah. Creo que sé a qué te refieres, pero sería lo mismo que con cualquier alfa de aquí. Tienes largo rato para acostumbrarte. Ahora, mejor no hablemos de eso, tienes que complacerme.
Riendo entre dientes Sísifo acepto, dejándose desnudar por Karda que dejo sus pantalones hasta abajo, mientras se quitada la ropa, abriendo grande la boca para engullir el nudo de su marido. Degustándolo como si fuera lo más rico que tuviera en la boca en un patrón que le rodaba todos los gemidos de Sísifo, sacándola, metiéndola, lamiendo de todos los lados que encontrada en su boca experta.
- Azótate. - Pidió el castaño, ya que no tenía el alcance para golpear ese traserito, como si de un pequeño fetiche se tratara. Apenas fue complacido, Sísifo separo su miembro de la boca de su omega. Llevándoselo a la cama para hacerlo suyo por el resto del día. Por el rostro de Sísifo, Kardia supo que iba a ver ese hermoso lado salvaje que amada de su alfa.
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Ya no sabía ni cuantas veces Asmita le dejaba sin los sentidos, teniendo que con eso soportar las consecuencias donde la capacidad de moverse le era retirada, hasta que Asmita se la regresara para que comiera y no sé deshidratara. De resto solo terminada quedándose acostado donde solo eran las hojas de un árbol y la sombra que le proporcionada un pequeño muro que le defendían del sol, al momento de residir su castigo.
Asmita recorría a eso para controlarlo, luego de ese arranque de ira donde intento atacarlo tuvo más, pareciendo ya casi rutina.
La mente de Aspros era el único sentido que seguía en funcionamiento en todos esos ratos, obligándolo a que recurriera a lo que Asmita quería que hiciera desde el primer momento; Meditar.
Reflexionando de sus acciones desde el momento de conocer a Regulus, florecer su obsesión por él. Aspros llorada, sus lágrimas se hacían presentes en varias ocasiones cuando terminada así. Una pose totalmente patética en la que nunca creyó que caería.
Luego de no aceptar la negación que lo llevo a ese destino tras ejercer sus poderes para algo puramente personal donde no medio el peso de sus acciones.
Pero no importada que tan galante se comportara con él, que tanto se haya esforzado, conociéndolo, coqueteándole, cortejándolo y. Aunque este nunca lo necesito y nunca logro ejercerlo esa intención, también buscada apoyarlo.
Era curioso. Se le había olvidado que durante un tiempo, solo lo considero un mocoso con mucha energía, fue por el hecho de ser el hijo de uno de los héroes que terminaron con la guerra Santa que le entrada curiosidad que tan lejos llegaría.
- Umh... - Aspros gimió, sintiendo como la mano de Asmita se despegada de su frente al devolverle los sentidos. Incluso limpiando sus lagrimas.
- Noto que has estado en un viaje doloroso. No es la primera vez que lloras luego de perder tus sentidos.
- Ummm... - Aspros volteo la cabeza, no sentía la fuerza para querer levantarse. Aun se sentía casi entumido.
- Asumo que piensas en Regulus, para llorar tanto. ¿De dónde salió tu interés por Regulus? Que yo recuerde salió de la noche a la mañana.
- Como Santo de oro siempre supe mis estándares para el omega que marcaria, uno con voluntad y dedicación, incluso tal vez... No sé cuál es la palabra para describirlo. Aunque muy pocas veces lo he visto, fue cuando Regulus mostro su talento como Santo prodigio que lo quise para mí. Que despertara cada comento protegido en mis brazos.
- Vaya, primera vez que muestras lo mejor de tu corazón. Yo pensé que ya lo tenías podrido. - Sentándose a su lado en una voz tranquila no tuvo mayores reparos en expresarle. Comentario que no le hico ninguna gracia al Géminis. - Supongo que querías uno "Jovial" al que cuidar.
- No creo que ese sea el término. - Suspiro. - Pero ya la realidad es otra muy diferente. Ya a Regulus lo perdí para siempre.
- Es bueno que busques aceptarlo, esa negación toxica solo te llevaría a lastimar a todos a tu alrededor. Aun puedes arreglarte con él cuando volvamos al santuario.
- ¿Crees que me acepte cerca de su vida? Prácticamente lo hice sufrir como nunca hizo.
- Querías hacerte cargo de él, pero solo lo protegiste de algo que tú mismo causaste. - Más que molestarse esta vez, Aspros suspiro con pesadez, cayendo ya en cuenta de lo contraproducente que fueron sus acciones. Por más que haya disfrutado besarlo, haberlo reconfortado en sus lagrimas, todo eso fue falso.
Asmita tenía razón en lo que le decía desde el primer momento.
-Ven, has estado horas aquí acostado, necesitas comer.
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El Alfa del Minino.
FanfictionManigoldo y Regulus han llevado una relación cada vez más estrecha. Los sentimientos comienzan a emerger. Regulus como Omega y Santo de oro ha tenido la suerte que nunca le obligaron a nada dentro del santuario, el sabia a que Alfa quería elegir. P...