Esto no estaba en mis planes originales, pero tras ver el aprecio que le han tenido a esta historia y ciertas ideas que me arrepiento de haber incluido creo que se merecen, y me merezco hacer el epilogo.
-----
Moviéndose en medio de la cama mientras estaba dormido, de manera inconsciente Regulus termino por despertar a su esposo, abrazando el pecho de este siendo atraído por el cálido confort que su cuerpo le generada al estar en esa posición. Sin generar algún tipo de movimiento a protesta, Manigoldo acaricio la espalda de su Omega mientras esperada el momento adecuado para salirse de la cama. Su hijo seguramente no tardaría en despertar.
- Pequeño rey... - Regulus aun seguía dormido, nunca podría arrepentirse de tenerlo como su Omega, o mejor dicho su compañero de vida.
En un primer momento Manigoldo estuvo con el corazón en la boca cuando se supo del embarazo del Santo de Leo, era bien sabido que podía morir tras bar a luz. Ver su cuerpo totalmente cansado sin algún gramo de energía fue algo que le dejo un fuerte nudo en la garganta, tenia ciertos recuerdo amargos que normalmente no tenia. Ya Regulus le había babo una familia, perderlo era algo que no quería vivir bajo ningún tipo de termino. Estuvo varios días durmiendo, donde Manigoldo solo se sentada a un lado de él, acariciando su cabello de vez en cuando. Tenía la cabeza dividida en 2 prioridades, su hijo y su esposo.
Sintiendo que un peso muerto se bajada de sus hombres cuando Regulus abrió los ojos, emocionado queriendo ver al hijo de los 2.
Había nacido bajo el signo Leo y lo llamaron Bacilious. En el pueblo donde ambos se habían mudado tras tener a su hijo pronto se celebraría un festival por el otoño, donde seguramente se reunirían con sus compañeros Santos de Athena.
Fue una decisión de parte de Manigoldo, luego de varios meses tras el nacimiento de Bacilious este tomo la idea de vivir como humanos en el pueblo, la viva humana, ahora como pareja que ninguno pudo tener, cosa que Regulus acepto. No era una renuncia para nada, era más bien un descanso.
Por sugerencia del patriarca varias parejas consumadas dentro del Santuario habían optado por imitar su acción, dejar las armaduras por un tiempo y retomar una vida común lejos del Santuario. Cosa que varios aceptaron.
- Buenos días. - Regulus abrió los ojos, levantando la mirada a su alfa que rápidamente lo beso. Un beso tierno que no escalo a mayores, aun tenían un niño de 11 años con ellos.
Controlar sus celos fue algo complejo tomándolo a él en cuenta como un impedimento.
Si bien sabían que lo mejor era despertar, Manigoldo quería quedarse con Regulus abrazados por otro rato. Lástima que opción no tenían. Apenas salieron de su cuarto ya ambos con la ropa enteramente arreglada un pequeño niño de linaje alfa los estada esperando jugando en la sala.
- Siempre me sorprenderá como madruga este niño. - Detrás de los 2 Manigoldo menciono, su hijo no tardada en quedarse dormido pero despertada muy temprano.
- ¡Hoy es el festival! - De un Salto Bacilious se abalanzo a los brazos de su padre omega, haciendo sonreír a este. - Hace tiempo no veo a mis tíos Aspros y Asmita. ¿Estarán en el festival no?
- Todos lo estarán. - Manigoldo dejo a sus amores solo, siendo él quien se encargaría de cocinar ya que con ese cuadro que presenciada estada que su hijo no se iba despegar de Regulus.
- ¿Por qué casi no nos visitan si ninguno tiene pareja? - Volvió a preguntar. Bacilious considerada a todos los dorados como sus tíos, incluyendo a Sísifo aunque este era más cercano a ser su abuelo, cosa que se aplicada también en los hijos de sus compañeros.
ESTÁS LEYENDO
El Alfa del Minino.
FanfictionManigoldo y Regulus han llevado una relación cada vez más estrecha. Los sentimientos comienzan a emerger. Regulus como Omega y Santo de oro ha tenido la suerte que nunca le obligaron a nada dentro del santuario, el sabia a que Alfa quería elegir. P...