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Era imposible no tener que toparse con el problema de los celos en todo el tiempo que llevaban en su relación, en esos momento normalmente terminaban abrazados, dejando que el calor del cuerpo del otro les relajara. Manigoldo nunca tuvo el más mínimo inconveniente de mostrarse desnudo ante Regulus, no había un centímetro de su piel desnuda que Regulus no conociera. Algo que no tenía problemas en admitir.

Ahora, siendo el caso contrario Manigoldo nunca había visto desnudo a Regulus hasta ese momento, detallando de una forma sumamente meticulosa cada centímetro de su cuerpo sin nada de ropa encima. Acariciándolo con devoción, paseando de un extremo a otro de su cuerpo pálido y bastante muy formado de manera lenta.

- Te amo. - Le dijo Regulus, rodeando el cuello del mayor con sus brazos, acercándolo, terminando de pegar sus labios y con ellos sus cuerpos, provocando que las erecciones de los 2 se rozaran cuando sus cuerpos se movieron buscando una mayor comodidad, enredándose en esa cama...

No era como lo esperaban pues esto distada mucho de la idea que tenían cuando estaban arreglando su nido en el santuario, se suponía que ese espacio estada hecho para los 2, para compartir sus intimidades y cuidar a sus niños, tener su primera vez sexual en una lecho totalmente improvisado sin duba era algo un poco desperdicio, pero en ese detalle estada lejos de pasarse por la mente de uno, solo pensaban en el otro.

- Ahhhhh... - Pasando su mano izquierda desde su cuello hasta sus piernas, Manigoldo jugueteo con sus dedos entre las nalgas redondas de su pareja ya lubricantes en ese líquido natural, abriendo camino mientras este se esparcía manchando sus muslos, a la par que sus labios se movían sobre un pequeña mancha en su cuello que encontrada extrañamente dulce. Tenía el deseo de morder, pasando su dientes por ese lado sabiendo que allí lo marcaria.

- Ya estas cálido. - Plantando un beso en un espacio entre su mejilla y su cuello le coqueteo. Siendo de su grata sorpresa cuando Regulus dejo sus manos en su pecho para voltear los papales, y estar sobre el cuerpo de Manigoldo.

- Eres hermoso. - Expreso, acariciando a su pareja inclinándose para besarle. - ¿Sabes? - Separándose sutilmente, apoyando su rostro en su hombro. - Me gusta que me dejaras ser quien decidiera cuando tener sexo, pero yo ya te amada, esto es algo que no creo que te hubiera negado. - Incorporándose sobre el cuerpo del Santo de Cáncer, las nalgas de Regulus estaban rozando la erección del cangrejo, cosa que él omega sabia, bajando por su cuerpo hasta tomar su prominente erección entre sus manos, masajeándola de forma lenta, hasta que el liquido pre-seminal empezó a gotear, manchando todo el tronco del pene que fue donde la metió a su boca.

- Pequeño travieso. - Pasando sus dedos por los cabello del omega, Manigoldo busco quedar sentando, tratando de indicarle a Regulus con su mano como le gustada ser chupado. - Así que, no te negarías ¿Eh? Vaya que me sorprendes.

- En mis celos siempre te deseada. - Separándose de su miembro para responder. - Ósea, no te negare que con solo tenerte abrazado a mí, en la seguridad de tus brazos me sentía calmo, pero a veces quería llegar a más.

- Bueno, aun así, no me arrepiento de mis decisiones. Te vare tu hermosa tarde de sexo donde me acoplare contigo.

- Quiero. - Manigoldo volvió a acariciar su cabeza cuando Regulus ingirió su miembro una vez más. No era experto pero tenía ánimos para seguir e experimentar con su boca por mucho rato, sintiendo el fuerte olor que impregnada su cuerpo contra él.

- Arréglate. - Le pidió, sacando su miembro de su boca, ayudando a Regulus a acomodarse de espaldas a él apoyado cerca de la cabecera de la cama. Lamiéndose los labios de deseo al ver su entrada lubricada entre sus glúteos bastante generosos, aclamando por su nudo.

Su propia erección le dolía, sentía su nudo con ganas de inflarse de forma involuntaria, aumentando su deseo, gimiendo y acercándose a Regulus, apoyando su cabeza en su entrada para besarla, trazando su lengua en todo ese espacio, acariciando sus piernas con sus manos hasta apretar y moldear la piel de sus nalgas entre estas. Terminando en un pequeño azoto que le arranco en gemido placentero al Omega. Llamando a su Alfa.

- Media vuelta. - Pidió el Santo de cáncer acariciando su erección preparándose para lo que viene, quería tenerlo frente en todo momento. Extendiéndole Regulus los brazos para tenerlo junto a él, sonriendo ansioso. - Ya no voy a separarme de ti. - Coqueteo, deslizando su miembro en su cavidad, uniéndose.

- Ah.- Estada sonrojado, las mejillas de Regulus estaban rojas, sonriendo al tener a su pareja con él, sujetando su rostro, acercándolo y besándolo, gimiendo de gusto, empezando Manigoldo a envestir su cuerpo de forma frenética y constante. Sujetando sus hombros y apretándolo contra su cuerpo, entrando de la forma más profunda físicamente posible.

Todo el cuarto se estada llenando el aroma de los 2 mezclándose en medio de esa cama. Manigoldo no quería soltarlo o moverse, quería tenerlo así, abrazado contra su persona de forma posesiva. Toda su conciencia se nublo de un momento a otro, dejándose llevar por sus instintos como hace años no hacía, mordiendo ese punto dulce que había encontrada, marcando a Regulus como su Omega.

Habiendo perdido la noción del tiempo, solo se concentraron en sus propios sentires: placer, satisfacción, amor. Acariciándose hasta que el orgasmo llego. El de Manigoldo llenando a Regulus al su nudo inflarse, cayendo la posibilidad de que tengan un hijo luego de esto, y el de Regulus manchando sus pechos.

Buscando una posición más cómoda mientras sus respiraciones se normalizaban.

- Jajaja. Seguramente fuera del cuarto alguna ya se habrán de haber dado cuenta de lo que hicimos, creo que la cama donde estaban golpeándose contra la pared cada cierto tiempo. - Como si nada Manigoldo comento para romper el silencio, pero Regulus por su parte esa idea lo dejo avergonzando. Tapándose la cara con las manos, solo abriéndolos cuando noto que Manigoldo se había parado de la cama.

- ¿Uhm? - Viendo buscar entre sus cosas Regulus se sorprendió cuando Manigoldo se acerco a él, con una caja en manos, arrodillándose frente a él para abrirla.

- Sage me la entrego antes de venir, de cierta forma quería aprovechar y dártela. Si bien es mera formalidad, quisiera casarme contigo al volver al Santuario. - Expreso, mientras sacada la gargantilla del estuche para ponérsela a Regulus, aceptando este, lanzándose a los brazos de su pareja.

- Si quiero, quiero quedarme frente a tu lado.

- Yo quiero eso. - Dejando un espacio, Manigoldo le señalo un lugar en específico en su cuello. - Muérdeme, yo ya te marque a ti, quieres que me marques tú también. - Esa propuesta dejaría sorprendido a cualquiera, era algo de rara vez ver que alfa le pida a un omega marcarlo. Tímidamente, Regulus se acerco para cumplir con lo pedido, encajando sus dientes en su cuello. 

El Alfa del Minino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora