Capítulo 4: la chica de la cabellera rosa

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Importante: cada publicación cuenta con palabras o conceptos marcados en negrita, los cuales tienen su correspondiente explicación al final del capítulo, en un glosario

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Felipe y Mario llegaron juntos. Llevaban las cápsulas de licor que producía su padre, un magnate del entretenimiento, muy cotizadas por esos días. Vibi se alegró mucho al ver a los hermanos y los abrazó emocionada, pues no confirmaron su asistencia con antelación. Uno de ellos, Mario, llevaba un par de semanas saliendo con Rodrigo. Los hijos de Ángel Larsson fueron compañeros de Vibi en los primeros grados de primaria y se habían reencontrado con ella hacía un par de años por medio de Francisco, el hermano mayor de Vibeke, quien mantenía un reciente noviazgo con la hermana de los gemelos, Consuelo.

Más tarde apareció el alma de la fiesta: Ricarda Hernández, partner de Rodrigo. La morena era de las mujeres que llaman la atención con solo plantarse un segundo en un lugar. Cuando alguien no la conocía, o quería de inmediato entablar una conversación con ella, o la tachaba de frentón como «florero de mesa». Esto, por su gran personalidad, sociable y divertida; voz ronca y de elevado volumen; risa ensordecedora; pero también por la cantidad de tatuajes que adornaban su cuerpo. Los grabados en la piel estaban de moda entre las personas de todas las edades del domo, pero solían ser pequeños diseños faciales que, por lo general, decoraban las mejillas, los labios o el mentón. Ricarda tenía tantos que estos cubrían sus brazos y manos, además de su cuello y pechos. Esa cantidad excesiva de tatuajes estaba asociada a la vieja mafia y las pandillas de delincuentes. Para los jóvenes, alejados de esos prejuicios arcaicos, solo era arte. La mujer saludó a todos sus amigos y se fue directo a la tornamesa para comenzar a crear ambiente.

Pasada la media hora, el lugar ya se encontraba con todos los invitados, quienes llegaron algo más tarde que lo acordado: caída la noche, algunas calles habían sido demarcadas, impidiendo el libre tránsito. Por ello, muchos se acercaron a pie hasta el local. Allí, esperaron ansiosos a Rodrigo y disfrutaron un previo show de las transformistas.

A pocos minutos del bar, César recibió por fin el mensaje de Ricarda. Era la señal. Así, pidió pagar la cuenta en el restaurante de comida francesa en el que se encontraba junto a su amigo. Rodrigo le agradeció la velada. El festejado estaba feliz de pasar la tarde con su fiel compañero y colega de antro, conocido en el ambiente gay como la Cotti, el dragqueen más transgresor de la calle Fermín Camino. Rodri lo admiraba y quería mucho. Al momento de pagar, César fingió buscar su billetera. Tanteó con sus manos sus bolsillos, sin éxito. Luego, recordó en voz alta que la había dejado en el mesón del Volcán Arcoíris, el club del municipio de Night Long donde ambos trabajaban, el cual se encontraba cerrado desde la noche anterior por vacaciones. Una vez que le explicó su olvido al administrador, un viejo conocido suyo, y tras un leve guiño entre ambos que pasó desapercibido por el cumpleañero, los dos comensales se disculparon una vez más y fueron en busca de la tarjeta de César.

Domo 24 [Vol. 1] El Apagón 🔞 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora