Capítulo 20: depredadores de su propia especie. Pt 1.

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Importante: cada publicación cuenta con palabras o conceptos marcados en negrita, los cuales tienen su correspondiente explicación al final del capítulo, en un glosario

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«Rompe las cadenas de la esclavitud. Descubre ojos y quema la venda de quienes ignoran nuestro destino...».

Calix Kirtchev

El reloj de proyección permitía que se dibujara la hora exacta donde los ojos de su dueño se posaran, dando tres parpadeos continuos

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El reloj de proyección permitía que se dibujara la hora exacta donde los ojos de su dueño se posaran, dando tres parpadeos continuos. Giró su cabeza hacia la derecha. En la pared blanca pudo ver que eran las cinco de la madrugada. El ventanal abarcaba todo el frontis de su habitación, la recámara y el living. Acostada en su cama, veía desde allí cómo la lluvia caía en diagonal y unas pocas naves aéreas circulaban en las afueras del edificio. No existían luces cegadoras que entorpecieran el sueño de los ángeles. En El Edén no había letreros publicitarios, pues estos estaban dispuestos en la planta baja, para seducir a la plebe, de modo que consumieran los productos y servicios de las megacorporaciones. Parecía una noche más en el anexo piramidal de la casta hegemónica. Allí arriba, la madrugada transcurría con la misma calma que lo había hecho en las jornadas pasadas. Con todo, pese al apacible confort de la semiesfera, Patricia Canessa, la miembro honorable del Comité Superior, se despertó más temprano que de costumbre.

Encendió la tele. Un periodista informaba que la policía había allanado los antros y casas de las trabajadoras sexuales de los suburbios. Se creía que por la edad de Francisco Matus los esfuerzos de las cuadrillas de búsqueda debían centrarse en los lugares a los que solían ir las personas de su misma franja etaria. Continuó la cobertura. La mujer bajó el volumen y en lugar de ponerse a pensar en el desaparecido, volvió a evocar a Benjamín. Si había manipulado la tecnología con la que contaba el gobierno para beneficio personal, era difícil que hubiese actuado solo. Si existían secuaces o testigos, le resultaba imposible que todos guardaran sus secretos por cariño o lealtad. Sabía que el ingeniero de High Life generaba más odio que amor.

Domo 24 [Vol. 1] El Apagón 🔞 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora