Capítulo 18: Patricia y el hacker

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Importante: cada publicación cuenta con palabras o conceptos marcados en negrita, los cuales tienen su correspondiente explicación al final del capítulo, en un glosario

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La lluvia se intensificó. En la casa de gobierno, ubicada en el ombligo de la capital: Nuevo Santiago, solo había trabajadores robóticos, pues los dirigentes atendían otros asuntos. Eso era habitual. A pocos años de haber acabado la construcción del domo, direccionar el Estado se convirtió en potenciar a las megacorporaciones de la hegemonía, y los políticos gobernantes eran sus dueños o grandes socios. Cuando tenían sus negocios bajo control, esos líderes se dedicaban de lleno a asuntos personales.

Ver cómo las máquinas protectoras portaban sus imponentes fusiles provocaba grandes temores. Era difícil ingresar a ese lugar lleno de guardias. Para Patricia, una política importante, no lo era, pues tenía acceso directo a todas las plantas y oficinas de la sede presidencial. Su acompañante tampoco tuvo dificultades en ingresar. El verdadero peligro, entonces, radicaba en cada miembro del Comité Superior. Un paso en falso y más de alguno podría intentar derrocar a otro.

Luego de ingresar y burlar todas las medidas de seguridad, el octogenario pirata informático esperaba a Patricia Canessa afuera de la oficina en la que había entrado. Gotas de lluvia caían de su gabardina negra. Eso le daba felicidad, además de hackear sistemas hegemónicos. Empaparse. Sentir el exceso del fenómeno atmosférico provocado con alta tecnología. Transitar por la ciudad, pese a lo que era. O había sido.

La mujer, en la biblioteca virtual, revisaba el chip con la información que justificaba las veces que se utilizó el botón neutralizador. Patricia no desconfiaba de ese hacker, pero quería hacerlo sola. Habría sido pan comido para el viejo percatarse de la trampa de los otros miembros del Comité Superior, la que, por cierto, no se encontraba en el circuito integrado. En los últimos años, él había sobrevivido con el pago recibido por trabajos menores. Nada complicado al tener en cuenta sus tremendos conocimientos en informática. Así, su gran capacidad se fue malgastando, pero jamás se atrofió. Su verdadera última misión, antes de retirarse, había sido en el año 2295, por lo que tenía suficientes motivos para hacer caer a la familia de Benjamín. Aún no se borraba de su mente el veinticuatro de febrero.

Domo 24 [Vol. 1] El Apagón 🔞 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora