Nikolay
Cuando entramos al club me voy al reservado, ya que necesito sacar todo lo que llevo dentro follando. Viktor y Aleksei se quedan en la zona vip.Tiene unos barandales que dejan ver la pista de baile y la barra principal, siempre la atiende un chaval con una chica que parece su novia. Hacen bien su trabajo, aunque, la verdad, no me interesa.
Pido dos bellezas exóticas para que me hagan un baile privado y luego me den placer. Mientras me las estoy follando no puedo dejar de pensar en la dama misteriosa que últimamente ocupa mi mente. Embisto a la morena fuertemente una y otra vez, gime y grita como una poseída mientras se corre temblándole todo el cuerpo.Luego de unas embestidas más, logro liberarme, pero no estoy saciado, por lo que salgo de ella, me quito el preservativo y coloco otro.
Cojo a la rubia, le echo lubricante en sus partes y esta vez la embisto pero por el ano. Disfruta mientras se masturba con la otra; se tocan, se turnan para lamer sus pezones, se besan con ímpetu hasta que la morena se acuesta en la cama mientras la rubia se agacha parando más su culo para que la penetre bien al fondo. De súbito, la que estoy follando le abre las piernas a su compañera y comienza ha hacerle sexo oral mientras la otra aprieta y pellizca sus pezones, jadean y gimen sin parar. Debo decir que es una vista gloriosa y me excitan cada vez más. Llevo mi mano a su vagina, introduzco dos dedos y estimulo su clítoris para que disfrute al máximo. Ella palpita de placer y jadea mientras le tiembla el cuerpo.
Soy un hijo de puta con todos, eso es verdad, pero en el sexo, cuando vengo a un club, aunque no dejo que me toquen y besen, me gusta que ellas tengan su orgasmo como recompensa.
Sus piernas comienzan a temblar cada vez más. Sus gritos de placer son intensos, arremeto con más fuerza, sus espasmos son más notorios, sé que está al límite y, por lo que veo, la morena también está por llegar, ya que la rubia lame con ímpetu su clítoris y le ha metido dos dedos en su vagina y uno en el ano. Un grito sale de la que está en la cama y se retuerce de placer, parece que no pudiera respirar del fuerte orgasmo que ha tenido.Eso me hace sonreír e incentivarme más.
Sigo dándole placer a la rubia, no dejo de mover mis dedos en su interior hasta que llega a la cúspide de su clímax cuando pongo mis dedos en forma de gancho tocando su punto G.Ella grita y se retuerce, jadea y convulsiona; la embisto con brutalidad por su culo unas cuantas veces más para alargar su orgasmo antes de dejarme ir. Salgo de ella y tiro el preservativo usado. Me visto y voy hacia donde se encuentran mis hermanos, porque sí, eso es lo que son, no solamente mis guardaespaldas y amigos. El club ya está por cerrar.Aunque sigo sin estar satisfecho, he bajado mi nivel de estrés.
—Oye, Nikolay —me dice Aleksei—, ¿esa no es la mujer que te trae de cabeza? — Miro a todos lados y no veo nada—.Ahí, en la barra principal.
Cuando enfoco mi vista allí, lo que veo me deja pasmado.Mi polla comienza a hincharse, ¡joder! Ninguna mujer con solo mirarla me ha provocado esto, ¿qué coño me pasa? Tiene un pantalón negro pegado al cuerpo que marca ese trasero respingón que quisiera apretar, lamer y follar. El top beige brillante en triángulo, acabando encima de su ombligo, dejando su espalda abierta, me está volviendo loco. Con este atuendo se le marcan más esos pechos que quiero morder y apretar hasta que grite piedad, ella toda es un pecado. De hoy no pasa, la tendré en mi cama sí o sí. Esta vez no te me escapas.
Mientras la miro trabajar relamiendo mis labios por la lujuria que me provoca, veo que se acercan a la barra dos tipos, le dicen alguna cosa a lo que ella niega, intentan tocarla y no se deja. Me estoy empezando a cabrear, nadie la toca sin mi permiso.
Pero ¿qué estás diciendo, Nikolay? Muevo la cabeza de un lado a otro. Estoy pensando en bajar e intervenir, cuando veo que les pone las bebidas. Le pagan y cuando le va a dar el cambio, uno la coge del brazo y la estampa contra el filo de la barra. Veo su gesto de dolor con algo más que no sé cómo descifrar.
Luego, todo pasa muy rápido, no pude reaccionar. Veo como agarra de la cabeza al tío, lo golpea en la barra dejándolo casi inconsciente. Salta como toda una amazona hacia afuera, enfrenta al otro hombre, que intenta tomarla del pelo, lo flanquea y se mueve dándole una patada giratoria que le parte el labio dejándolo medio desmayado; pero no ha acabado con él. Cada vez estoy más maravillado y excitado por esta mujer. Seguidamente arremete con otra patada que lo lleva al suelo y del golpe, ahora sí, se desmaya quedando fuera de combate.
Está como poseída. Vuelve hacia el de la barra que se coge de la herida en la cabeza. Mediante una llave que no todos saben hacer, lo pone de rodillas con su rostro a tierra, posa una pierna en su espalda y en su cara se ve una sonrisa siniestra, como si estuviese disfrutando de lo que hace. Llegan los de seguridad y les dice algo luego a los pobres infelices en el suelo. Habla con la dueña del local, que no sé si es amiga o qué de ella. Se gira y se va como si nada. Me corre un escalofrío por el cuerpo y toda esta escena me pone cada vez más duro, mis pantalones aprietan, verla pelear me ha excitado sobremanera. Nunca pensé que una mujer podría provocarme tanto, a mí, al hombre que folla sin sentimientos. Entre mis pensamientos me maldigo porque se me volvió a escapar.
—Nikolay, esa mujer es toda una joyita, ¿eh?...
—Y que lo digas, Viktor, si antes solo quería saber de ella, ahora quiero tenerla sí o sí.No me importa cómo, pero necesito su información para ya —digo ansioso.
—Tranquilo hermano, ahora mismo voy a preguntar a los de seguridad, ellos tienen que saber algo —contesta sonriendo Aleksei.
—Gracias, Aleksei, tenemos que planear cómo secuestrarla, ya que, con lo que hemos visto, puede que tenga algún as bajo la manga —digo sin poder evitar sonreír, me tiene embobado.
—En eso tienes razón, jefe —me dice Viktor—, no cualquier mujer con esa estatura puede reducir a un hombre como nosotros. Ella lo ha hecho con dos y sin esfuerzo.
—Tampoco exageres —le dice Aleksei—, ellos no deben saber pelear y eso es un punto a favor que tenemos.
—Pero ellos medían más de 1.80 y su peso rondaría los 95 kg; ella mide 1.60 y debe pesar 57-60 kg. Aunque se ve que no es un espárrago, tiene masa muscular, por eso la fuerza y potencia. Además es muy rápida y se mueve de una manera espectacular —dice admirado Viktor.
—Ya está bueno de adularla tanto —digo un tanto molesto y no sé por qué, me jode que se muestren embelesados por ella—. Sea como sea la quiero en mi casa. Tenéis dos semanas.
—¿Piensas quedarte aquí o llevarla a Rusia? —me dicen a la vez.
—Tengo que quedarme un mes aquí para arreglar unas cosas, pero luego nos iremos a Rusia. Así que hay que doblar la vigilancia y seguridad en la casa de aquí. No sabemos con qué puede salirnos la tigresa.Seguro no se quedará quieta, sino que dará guerra.
—Mañana tendré organizado el refuerzo de personal y a más tardar en una semana estarán en sus puestos —me dice Viktor, y asiento.
—Y yo en unas horas sabré todo de ella para organizar su secuestro —habla Aleksei.
—Perfecto, no quiero errores de ningún tipo y tampoco quiero que la golpeen —les digo, y me voy del local.
Pronto, tигрица (tigresa), muy pronto...
ESTÁS LEYENDO
Los secretos de mi esposa
RomanceAilín es una mujer dulce, cariñosa y romántica, pero con una fuerza de voluntad y carácter que algunos quisieran. Esconde grandes secretos, uno de ellos podría matarla. Huye de un pasado lleno de dolor y sangre. Ha jurado no depender de nadie ni per...