Capítulo 37 - Rescate y separación

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Ailín

Estoy nerviosa porque sé que algo va a pasar. Hemos preparado todo y tenemos a los niños junto con los empleados de la casa en la habitación del pánico. Los beso, pongo el código desde dentro y salgo sellando la puerta. Necesitarán toda una artillería para poder abrir la puerta y llegar a ellos. Es un puto búnker lo que hemos fabricado, la seguridad de mi familia ante todo. Miro por la ventana llevando mi mano a la boca con lo que veo, el jardín parece un cementerio, me duele el pecho, ya que todos esos hombres que yacen en el suelo eran buenos trabajadores, eran familia. Siempre protegemos a la familia, ahora es mi turno de hacerlo con las de ellos y vengar sus muertes.

Pensarán por qué me siento así como si fuéramos los buenos y ellos los malos, pero en este negocio todos nos creemos buenos. Lo que hacemos es inaceptable para la sociedad que está velada ante este mundo. Sobrevivimos formando lazos inquebrantables, odiamos la traición y esta se paga con la muerte. Tenemos enemigos que desean arrebatarnos el poder y sí, creo que soy de los buenos porque nunca mato a nadie que no lo merezca.

Tampoco me meto con otras familias, intento hacer aliados para que nadie pierda, pero sobre todo respeto las castas y sus códigos de honor. Gracias a esto mi círculo es tan grande al igual que mis aliados, me respetan sin saber quién soy en realidad. Con mi seudónimo basta para obtener ayuda si fuese necesario.

Pero lo que ha hecho la persona que está detrás de todo esto no tiene honor, no entiende de negativas, no respeta nuestro código, por eso es de los malos. No tendré piedad, destruiré todo lo que ama, nadie se salvará de la ira y el fuego del Dragón.

Están dentro, me giro saliendo por el pasillo escondiéndome en las sombras, tengo un arma con silenciador. Las chicas han derribado a varios pero son muchos. Tres las tienen cogidas por la espalda en lo alto de la escalera.

Sin salir de la penumbra me posiciono mejor para que mis disparos sean certeros, tengo una sola oportunidad. Debo ser rápida, ya que cualquier movimiento en falso puede costarles la vida a mis chicas y no me lo perdonaría nunca.

Las amo, son como hermanas, han salido de un infierno, se han hecho poderosas, no le temen a nada. Han superado su oscuridad personal para convertirse en las mujeres fuertes que son, ya nadie podrá dañarlas. Pueden destruir a quien quieran sin pestañear y eso las hace tan valiosas para mí, porque no se han quedado sufriendo tomando antidepresivos por su pasado. Quisieron salir adelante y vivir, dejar todo atrás superando cada cosa que las hizo vulnerables, cada golpe, cada agresión que recibieron por parte de personas sin escrúpulos que decían amarlas más que a nada. Quienes debían protegerlas las destruyeron diciendo que lo hacían por su bien y como forma de castigo para moldearlas. Ahora saben que eso era una mera manera de tenerlas bajo control para seguirlas dañando.

Son mis aves fénix, han resurgido de las cenizas, su dolor se ha transformado en poder y nada las detiene. Así llamé a su escuadrón, «Fénix». Son letales como yo, las entrené a base de dolor y superación. Su mente es fría y calculadora; no hay errores entre nosotras, porque juntas somos fuego y nos protegemos como si fuéramos una.

Disparo tres veces dando en el blanco, los hombres caen al suelo y ellas bajan las escaleras para continuar con la batalla. Yo también lo hago quedando al costado del despacho.

Cuando quedan cuatro hombres, mis chicas son emboscadas, Malena recibe un disparo en el abdomen y cae al suelo. Carolina recibe un disparo en la pierna. Lucía, en el costado.Aunque se encogen y veo el dolor en sus miradas, no se rinden. Salto haciendo una voltereta en el aire y suelto tres dagas hacia los dos hombres que las han emboscado. Mueren en el acto, al ponerme de pie vuelvo a mi posición y les digo en español que hagan formación de defensa cubriendo a Malena, es quien tiene la herida más grave y me preocupa.

Los secretos de mi esposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora