Capítulo 28 - Malas noticias

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Nikolay

Los negocios me han llevado más de lo que esperaba, tres días se han hecho nueve. Por suerte ya estamos en Rusia, hemos bajado del jet hace media hora, no puedo llegar a casa porque debo mantener una reunión urgente con uno de mis espías. Estoy desesperado por ver a mi reina, estos días sin ella me han pasado factura, no puedo ni pensarla sin que aparezca una dolorosa erección. Me vuelve loco, no he podido llamarla aunque he estado al pendiente. Marko me informa de todo, dice que no ha querido salir de la casa y se la pasa en la habitación o la cocina, típico de mi tigresa. Tengo tantos deseos de llegar para abrazarla, besarla y perderme entre sus brazos, que como el informante no me traiga buenas noticias haré una masacre.

—Boss. (Jefe) —me saluda.

—¿Qué es tan importante que no podía esperar? —digo con poca paciencia.

—No sé cómo se tomará esto, pero... no son buenas noticias. —Comienzo a desesperarme con tanta intriga.

—¡Habla de una vez que no estoy de humor para los acertijos! —Creo que quiere cabrearme.

—Escuché una conversación de Fiorella Di Giovanni en donde le decía a su familia que había encontrado la forma de que usted uniera su mafia con la de ella, que ahora la Bratva haría lo que ellos quisieran porque... —comienza a decir y no lo dejo acabar.

—Eso no me interesa, jamás podrá cumplir su cometido, le advertí que no me traicionara si quería seguir viviendo. Sabe que odio las mentiras y no creo que se atreva a jugar sucio. —«Si sabe lo que le conviene no lo hará», pienso sonriendo—. ¡Creí que era importante, Serguei! —digo molesto a punto de irme.

—Señor, es que no me deja terminar. Lo importante es que parece que fue a la clínica donde usted guarda su muestra y la han inseminado. —En ese momento comienzo a hiperventilar.

—¿Cómo sabes tú de eso? ¡Nadie a excepción de mi familia y el director de la clínica sabían! ¡¿Cuánto hace de esto?! —digo histérico cogiéndole por la solapa.

—Casi tres meses —dice, y exploto.

—¡Y recién ahora vienes a decirme! —Lo golpeo una y otra vez—. ¡¿Cómo se te ocurre esperar tanto para darme una noticia así?! —grito furioso, saco mi arma y estoy a punto de dispararle del coraje que traigo.

—Por favor, jefe, no me mate. La escuché hace un mes, pero no le avisé porque no tenía pruebas, ella es una embustera y usted estaba con el tema del Dragón, su atentado y el secuestro de la señora —dice asustado, y sé que tiene razón, pero no puedo pensar con claridad en estos momentos. El odio me consume.De ser cierto Ailín no sé cómo pueda reaccionar. ¿Y si no entiende y me deja? Eso me volvería loco.

—Por favor, Nikolay, lo estás asfixiando. Déjalo hablar, hombre, y luego actúas con la cabeza fría. ¡Tú no eres así, tranquilízate! —me dice Viktor y lo suelto de golpe.

—¡Habla! —Esto no me puede estar pasando.

—No sé cómo se enteró, esa mujer está obsesionada con usted. Desde el día que la echó de su casa ha intentado encontrar un punto débil. Los infiltrados que tenía le dijeron que hace casi siete años usted tuvo un accidente grave y que se trató en una clínica en Italia. Ella fue a investigar y contactó con el médico que guardó su muestra. Le dijo que un hombre de esas características pero con otro nombre había dejado a buen recaudo su semen y que pagó una fortuna para que nadie supiera. Que la orden era que solo se utilizara si se moría, así su familia podría gestar al nuevo heredero. —«Puta mierda», pienso.

—Serguei, ¿estás seguro de esto? —pregunta Viktor. Yo estoy sin habla.

—Investigué y efectivamente la muestra no está. Me costó mucho que me dijeran algo, tuve que amenazar y sobornar al director, que al parecer no estaba al tanto de nada —dice encogiéndose de hombros.

Los secretos de mi esposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora