lixchan ↵

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☇ smut

Félix no puede evitar pecar por Chan.

Aquello estaba mal

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Aquello estaba mal. Muy mal.

Llevaba deseándolo desde hacía meses, cuando había jurado no hacerlo.

Ansiaba con todas sus fuerzas que estuviera bajo él, gimiendo su nombre con esos labios tan rosados y húmedos que tenía, que gritara por su culpa, que se estremeciera ante su toque. Deseaba de forma indecorosa ver las sábanas de seda manchadas de su esencia, esparcidas por todo el hermoso cuerpo del castaño, revelando que le pertenecía a él.
Ansiaba que Chan fuera suyo.

Su anhelo persistía sin intención de irse, ennegreciendo cada vez más sus alas, las cuales indicaban que iba acercándose más al pecado, del cual no había retorno.

¿Pero qué más podía hacer cuando Bang Chan era… demasiado? Demasiado amable, demasiado dulce, demasiado lindo, demasiado inocente… Su pequeño era un ser del cielo y tan preciado que a veces se repudiaba por ser tan distinto a él.

El australiano siempre portaba una radiante sonrisa, la cual lo había deslumbrado desde la primera vez que lo había visto.
No llevaba mucho tiempo siendo el guardián de Bang Chan, pero aquellos doce meses habían bastado para enloquecerlo, para que cayera completamente rendido ante el lindo castaño, quien ni siquiera sabía de su verdadera existencia.

Por eso, no podía desaprovechar las pocas ocasiones en las que podía visualizar al castaño vulnerable.

Se apoyó de lado en la pared, observando fijo a su pequeño humano: este se hallaba encorvado, con las mejillas que parecían a punto de explotar. Había dirigido su mano hasta su miembro, muerto de timidez y cierta reticencia. Chan no acostumbraba a hacerlo, pero había ciertos días en los que tenía que atender sus necesidades.

Y Félix presenciaba cada una de ellas.

Trataba de convencerse que el trabajo de un ángel era estar atento en todo momento de su humano asignado, y que por ello debía estar ahí en aquel tipo de situaciones. Pero era mentira. Félix era testigo de cómo Chan se daba placer a sí mismo por la simple razón de que lo deseaba. Estaba mal. Realmente mal.

El sonido de un gemido bajo deleitó a Félix, quién relamió sus labios continuando con aquella vista espectacular.
A pesar de estar completamente rendido ante su lindo humano, todavía le quedaba un rastro de cordura.

Por él, en ese mismo instante se convertiría en humano para besar de una vez por todas esos labios que llevaban tentándolo, mordería y chuparía la sensible piel de su cuello, marcándolo.

Pero no podía permitírselo. Si lo hacía, sus alas terminarían por volverse totalmente negras y lo desterrarían de su puesto, prohibiéndole ver a Chan.
Era lo que menos buscaba, así que se conformaba con aquellas escenas y también, con los sueños.

one shots¡! bangchan bottomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora