one shots bang chan bottom con distintas temáticas.
☇ todos los shots son escritos por mí.
☇ tener madurez al leer, no confundamos la realidad con la ficción.
☇ no tengo ninguna intención de faltarles el respeto a los chicos, leamos conscientes.
Chan llama a un número sin saber que se trata de una “línea erótica”.
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—Hola, estás llamando a la línea erótica, a su servicio. —Escuchó decir a una voz a través de la bocina, asustándolo.
Por poco suelta su celular, aturdido ante lo que estaba oyendo. ¿¡Por qué mierda Hyunjin le había dado el teléfono de una maldita línea erótica!?
—¿Hola? —repitió la voz, que, para gusto de Chan, era bastante agradable de oír. Quedó hipnotizado por un breve instante, antes de negar y carraspear con cierta ansiedad.
—Yo- yo creo que me equivoqué de número, —tartamudeó, sin saber qué hacer a continuación.
—Tranquilo cachorrito, es normal que estés nervioso la primera vez. No es necesario que niegues el haber llamado, ya he estado con varios clientes que dicen la misma excusa por vergüenza. —Contestó la baja y grave voz del chico con el que estaba hablando.
Llegaba a entender el porqué estaba trabajando en una línea erótica, tenía un tono que podía ser capaz de reaccionar a cualquier persona.
—No, en serio, fue un error…
—Bonito, créeme cuando digo que a esta línea nadie llama por error. —Lo interrumpió el chico, teniendo un leve tono de risa.
No pudo refutar nada, sabiendo que él había llamado al número, a pesar de que realmente ni sabía que era una línea de ese tipo.
—Entonces, ¿qué se le ofrece? —continuó preguntando, poniendo a Chan en una situación embarazosa.
El australiano se preguntó el por qué no colgaba. Fácilmente podía presionar el botón rojo en su celular y terminar con aquella llamada desastrosa. Y sin embargo, no lo hacía. Probablemente era debido a la curiosidad.
—Tú… ¿Qué es lo que ofreces? —decidió contestar, contraatacando.
La baja risa del hombre con el que hablaba resonó en su oído por la bocina del celular, estremeciéndolo.
—Lo que sea que quieras, lindo. Lo que sea. —Chan tragó saliva de forma audible, recorriendo con cierta desesperación la vista por todo su cuarto, tratando de distraerse.
Tardó unos segundos en pensar qué contestar, analizando:— Esa no es una respuesta formal, —se quejó, frunciendo el ceño.
La voz agradable se burló de ello, respondiendo con picardía:— ¿Acaso quieres hacer una prueba?
Chan por un momento se olvidó de respirar, sin saber cómo o qué decir.
—Bien, entonces abre las piernas cachorrito, —el australiano contuvo su respiración, —hazme caso y ábrelas. —Demandó con más fuerza, sorprendiendo al castaño.
