Prólogo

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—Sabes que no podré pagarte como realmente te mereces, ¿cierto? —le dijo con cierta pesadez que era evidente, a pesar del gran esfuerzo que hizo por ocultarlo.

Taehyung lo miró expectante por una reacción acorde a lo que le estaba confesando, pero francamente, Jungkook no supo cómo responderle.

Se removió inquieto sobre su asiento ante el tono serio con el que se le estaba hablando y se forzó a mantener la mirada en alto a pesar de ello. Jungkook realmente tuvo que felicitarse internamente cuando no vaciló al entrar en contacto con sus ojos severos o ante su fugaz expresión decaída.

—Eso lo sé —le dijo sin una pizca de duda, pero la verdad es que una pequeña y recóndita parte de él le reclamaba por ser así de impulsivo y por arriesgarse de esa manera cuando no estaba en las condiciones para hacerlo. Ni él, ni Taehyung—. No habría venido sin haberlo considerado antes y pues... De alguna manera se tiene que empezar, ¿no? Está bien así.

No iba a cambiar de opinión.

Taehyung apretó los labios al desviar la mirada a un lado y frunció un poco sus cejas en una frustración retenida, no convencido de que estuviese haciendo lo correcto, porque aunque la decisión no era del todo suya, no le parecía ni mínimamente justo permitir que alguien tan capacitado reclamara un puesto tan deplorable solo por algo tan personal.

Porque no encontraba otro motivo para que él estuviera ahí.

—Jungkook. Yo ni siquiera... —su voz salió casi como un susurro y por un momento vaciló. Taehyung solo necesitó un vistazo de los ojos grandes y atentos sobre él, para sentir el preámbulo de la vergüenza apretando de forma molesta en su garganta.

Fue casi doloroso tener que tragar.

—Yo ni siquiera tengo un mesero apropiado porque el último renunció debido al bajo salario —siguió diciendo antes de soltar un largo suspiro que no pudo retener por más tiempo en sus pulmones—. ¿Tienes idea de lo lamentable que es eso?

No quería decir nada al respecto, pero tenía la esperanza de hacerle desistir con ello.

—Hyung —Jungkook tuvo que aclararse la garganta cuando la voz le salió extraña, un poquito más aguda de lo normal—. Pero si tú me dijiste que necesitabas personal...

—Y realmente lo necesito —le contestó casi de inmediato, con cierto pesar—. Pero tú tienes un título de una buena universidad que te costó más de tres años conseguir, así que es diferente y lo sé. No puedo contratarte.

Comenzaba a ser frustrante.

Aunque en realidad... todo lo era últimamente

—Pero... —Jungkook comenzaba a quedarse sin argumentos—. Pero estoy casi seguro que podré vivir correctamente con lo que puedas pagarme por ahora, hyung. No necesito mucho, de verdad —intentó excusarse con lo primero que le vino a la mente, pero no pareció ser tan efectivo como pensó, porque la expresión contraría solo decayó más y Jungkook empezó a dudar de a lo que se estaba enfrentando—. ¿Cómo podrías haber mantenido este lugar por casi un año si no fuese así?

Pero las defensas de Taehyung estaban cayendo desde hace tiempo y terminaron de irse todas en un largo suspiro, uno con el que intentó aligerar aunque sea un poco el peso latente de su pecho, pero esa sensación de fracaso y desilusión siguieron ahí.

No sabía cuántas veces había intentado drenarse con un suspiro solo en las pocas horas que iban del día, pero al parecer, esa no sería la última.

Ya no sabía qué más hacer.

—Jungkook, entiende, por favor —dijo casi sin aliento, su voz convirtiéndose en un hilo frágil que en cualquier momento se le iba a romper. Taehyung se sentía patético al escucharse a sí mismo, pero no podía darle la importancia necesaria por el momento, porque el orgullo no era más fuerte que su moral.

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