Cinco

182 35 27
                                    

Jungkook se sentía quizás un poquito más que solo un poco decaído.

Desde hace un buen rato que no había podido parar de suspirar para sí mismo, apartado de cualquier ser humano que pudiese verle o reprenderlo, y lo peor de todo es que se sentía terrible por reaccionar de esa manera, aún si tampoco pretendía hacer nada al respecto.

Se sentía impotente de presenciar cómo lo que más quería se le escapa de entre las manos, pero peor fue tener que pasar por esa situación para poder darse cuenta de que en realidad jamás lo tuvo. No podía perder algo que jamás fue suyo y eso es lo que más le dolía, porque entonces tampoco tenía el derecho de exigir algo.

Al final del día, solo estaban él y los fragmentos de sus deseos perdidos.

Se sentía mal por codiciar algo que no le pertenecía y se sentía mal por el constante mar de pensamientos que le estaban orillando a ocultarse así, pero simplemente no podía parar.

Se sentía como si...

Como si ya fuera demasiado tarde para él.

Y quizás esa clase de ideas eran algo que alguna vez ya había experimentado en el pasado, pero Jungkook estaba más que seguro que ninguna de esas banales situaciones lejanas se comparaban con esta. Porque esta vez era más real y dolía como ninguna otra, le calaba en el pecho por el simple hecho de tener que vivirlo en carne propia.

Porque Jungkook en ningún momento consideró que Taehyung podría llegar a interesarse en otra persona.

Al menos no hasta ese momento.

Y no es que lo creyera imposible o algo parecido, es solo que... nunca había querido aceptar que eso podría llegar a pasar después de haberlo conocido a él. Simplemente para Jungkook no había nadie más a quien mirar de esa manera, así que a veces olvidaba que quizás para Taehyung sí.

No lo había considerado antes y comenzaba a arrepentirse de ello, porque no se sentía ni mínimamente preparado para lidiar con ello, o al menos no de la forma en que le gustaría.

Porque mientras Taehyung hablaba con una chica bonita que le hacía sonreír igual de bonito, él estaba ahí escondido detrás de la pequeña ventana de la cocina que le permitía ver solo una pequeña parte de las mesas, cortando con desgano una zanahoria en rodajas mientras se deshacía en suspiros y unos cuantos pucheros, contando los segundos para que terminara el día y finalmente pudiera huir a su casa.

Oh, mierda.

Que alguien llegue y lo lleve lejos de ahí, por favor.

Toda su energía se estaba drenando a una velocidad impresionante solo por intentar controlar sus pensamientos y por mantener sus ojos en cualquier lugar de la cocina que no fuera cerca de esos dos. Y como si la situación no fuera lo suficientemente abrumadora como para hacerle sentir el pecho pesado a esa magnitud, también estaba presente el hecho de que él mismo había sido quien los llevó a ambos a esa posición en primer lugar.

Porque sí, él lo había provocado.

Todo había sido por culpa de esa tonta idea que se le ocurrió para promocionar el lugar en redes sociales, y tal vez Jungkook debió suponer desde antes que una persona con tantos seguidores probablemente luciría así de bien o que sería así de carismática, pero en su defensa, jamás imaginó que las cosas podrían tomar ese camino.

Porque aunque se sentía injusto, no lo era.

Ojalá su corazón lo entendiera.

Porque, es decir... ¿Cuánto le había costado a él ver una sonrisa en el rostro de Taehyung? ¿Por qué a ella le había tomado tan poco ?

From Your Point Of View | TKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora